tag:blogger.com,1999:blog-68446448114487831992024-03-13T22:00:13.540-07:00I FAKED ROGER RABBITManeras inefectivas para distraer a un conejo: un blog de crítica poética Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.comBlogger30125tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-68760311463444566342013-07-23T18:02:00.000-07:002013-07-23T18:23:11.024-07:00DIOS, PULMÓN DE VACA<div style="text-align: justify;">
Fruela Fernández, <i>Folk</i></div>
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Pre-textos, 2013, Valencia, 56 páginas</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBv2z0WWIuQIC1mzQ4tusL9Cw0X2MnywS7aZm8GvqHJ1tY5XqnkbBYSVCPdwSrB4uPlaRRJtCi3LT8_1gRb92xqDlfQyhbAkw2TJMBHkDz7PIa3WFwUIiIBsjSWhNJZ4JfQhUylVArYIs/s1600/mgmt-fated-to-pretend%5B1%5D.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBv2z0WWIuQIC1mzQ4tusL9Cw0X2MnywS7aZm8GvqHJ1tY5XqnkbBYSVCPdwSrB4uPlaRRJtCi3LT8_1gRb92xqDlfQyhbAkw2TJMBHkDz7PIa3WFwUIiIBsjSWhNJZ4JfQhUylVArYIs/s1600/mgmt-fated-to-pretend%5B1%5D.jpg" /></a>Si por algo se caracteriza la primera línea del panorama poético actual es por haber dejado atrás la dinámica de las escuderías poéticas y, en consecuencia, por haber alcanzado una mayor diversidad en las propuestas. Eso no quita, pero, que no se pueda seguir respirando cierto aire nuestro: y es que en la última década se ha dado cierta continuidad al descrédito y a la actitud de sospecha, como bien señala <i><a href="http://luisbague.blogspot.com.es/2013/05/malos-tiempos-para-la-epica.html" target="_blank">Malos tiempos para la épica</a></i>, el volumen de ensayos sobre poesía que Luis Bagué Quílez y Alberto Santamaría han coordinado en Visor. Frente a esta actitud, hija quizá de la posmodernidad, han aparecido recientemente algunos poemarios (los casos de <a href="http://ifakedrogerrabbit.blogspot.com.es/2013/03/grageras-inn_24.html" target="_blank">Gragera</a> y <a href="http://ifakedrogerrabbit.blogspot.com.es/2012/04/por-donde-merodeare.html" target="_blank">Muñiz</a>, ambos comentados en este blog) que apuestan por el abandono de la desconfianza. En términos poéticos esto no es, necesariamente, ni mejor ni peor, pero sí es un cambio ligeramente perceptible. Advertía <a href="http://fruela.blogspot.com.es/2013/05/la-extrana-via-de-la-interrupcion.html" target="_blank">Juan Cárdenas</a> que el último libro de Fruela Fernández (Langreo, Asturias, 1982) constituye una instancia nueva de apertura del lenguaje. Ciertamente el asturiano, lejos de perseguir el botín de la autenticidad, nos ofrece por lo menos una palabra sosegada, sin angustias, y que pretende. <i>We are fated to pretend</i>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=PlYMZHn-6jA" target="_blank">cantan los MGMT</a>. <i>Folk</i> está un poco en esta tesitura, en el ímpetu de saltar junto al fuego en la playa, de escuchar el verso, decirlo. Quizá Fruela no esté incluso del todo incómodo frente a esa ancestralidad bizarra de antorcha y bañador del grupo de Connecticut. En una primera lectura podría parecer que <i>Folk</i> está del lado de la fragmentariedad, de la estética del retazo, pero no, es el mismo hilo en todas las puntadas. No se asume: se pretende. Con tranquilidad parecida respiraba, por ejemplo, el último libro de <a href="http://ifakedrogerrabbit.blogspot.com.es/2012/02/la-aventura-del-lenguaje.html" target="_blank">Marcos Canteli</a>, <i>Es brizna</i>, tras unos libros donde su escritura reparaba, atenta. </div>
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Pero primero lo primero. El título, <i>Folk</i>. Piensa uno en el riesgo de titular así, de jerarquizar tanto. Pero sigue leyendo y nada desmiente la osadía. Y se le ocurren a uno muchas cosas, muchas preguntas. ¿Por qué Fruela dijo <i>folk</i> exactamente? La impronta anglófona, aunque semiprivatizada por <a href="http://www.youtube.com/watch?v=FfsZUoAek28" target="_blank">los descendientes de</a> Woody Guthrie o Pete Seeger, en realidad propone una aproximación al lenguaje de la comunidad que nos conduce más allá del hispánico rescate periódico de lo tradicional (alguien decía que el pasado inmediato, artísticamente hablando, es la forma más remota de pasado) y alcanza, centrándolo, el problema de la enunciación lingüística. ¿Cómo decir? </div>
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Varias cosas ha hecho Fruela aquí. Primero, ha seguido a sus colegas de generación en lo tocante a la</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtpHh1c9zL9av_605U3SbCVFNOaB3KmWMrzONQxb2q4Pmidwuu7bkWoyqtCtMqRtsPvljHcMC4MvB0gBzcMImWmHNbXyrcCeUYdkhLH0ImJCf1geopgFg9gs2mTShYPIj47Fx99N06Jwg/s1600/978-84-15576-34-1-Folk_2300.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtpHh1c9zL9av_605U3SbCVFNOaB3KmWMrzONQxb2q4Pmidwuu7bkWoyqtCtMqRtsPvljHcMC4MvB0gBzcMImWmHNbXyrcCeUYdkhLH0ImJCf1geopgFg9gs2mTShYPIj47Fx99N06Jwg/s320/978-84-15576-34-1-Folk_2300.jpg" width="196" /></a></div>
interrogación del lenguaje. Segundo, ha apostado por una palabra segura de sí misma, regresante. Tercero, ha elegido la vía de la tradición (conservadora en su manera de regresar, idéntica en su promesa de un punto de referencia hispánico) para darle una vuelta de tuerca: hacerla dialogar con los temas (la filosofía del lenguaje, la Democracia española y sus cuitas) y los modos (la esquirla, la cruza, el rastro) de la poesía última.<br />
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<i>Folk</i> apunta a ese gesto cíclico de tomar aire que tiene la poesía española (esa amistad reiterada entre arte menor y poema culto) pero uno piensa en una nueva dimensión cuando se trastoca el concepto de folclore, nombrándolo en inglés y adaptándolo para una labor mayor en el contexto internacional de la duda epistemológica. <i>Folk</i> aquí es Doña Urraca y el octosílabo, pero la propuesta de Fruela es más amplia : podríamos pensar en <a href="http://www.youtube.com/watch?v=5AFbwnQiq_0" target="_blank">Bill Callahan</a>, en el Manolo Caracol de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=X-GyMSlZwiM" target="_blank">Los Planetas</a>, en <a href="http://www.youtube.com/watch?v=_dWUJR9NTLE" target="_blank">Gogol Bordello</a>, en la Orchestra de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=dpO93jR4kL4" target="_blank">Kusturica</a> o la <a href="http://www.youtube.com/watch?v=fjbr7LS4zIE" target="_blank">Electric Masada</a>, todos ellos formalizaciones distintas de un mismo sentimiento radical. </div>
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Si uno observa la medida del verso, su disposición en la página, se dará cuenta de que el libro tiene unos referentes muy claros. Podríamos hablar de arte menor descentrado: versos de cuatro, de cinco sílabas, algún octosílabo, brotes sueltos que no llegan a formar la estrofa estipulada. El verso es de raíz tradicional, pero está dictado del todo por el oído. Decía antes que el suyo es un verso regresante, no regresivo. Porque la recuperación de patrones elementales convida a su vez a la nueva usanza: de repente el verso se alarga para conversar y rompe la inercia, o se hace a un lado, se deshilacha (ya en el primer poema), por exigencias del sonido o la visión. Son asiduos los ritmos bimembres, tónica y átona y tónica y átona, que pueden hacernos pensar en el phrasal verb inglés, en una poesía rítmica y exploradora en plan Cummings. </div>
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Como decía, Fruela aborda también el problema de la indeterminación del lenguaje (un problema que empieza a hacer buena mella en la poesía española desde los 60 y la crisis entre realidad social y lenguaje). Pero su planteamiento nos permite que hablemos de una indeterminación positiva (la <i>fidelidad en la incertidumbre </i>de Gragera), casi solventada. La primera estrofa del libro, muy significativa, nos ubica: “Aquí donde dicen / <i>marzo</i> al cuervo / y <i>septiembre</i> al centeno”. ¿Aquí, donde? El lugar es la Asturias rural de Fernández y sus problemas, pero también es el texto, el aquí más inmediato. Ambos lugares indicados intercambian sus papeles en el libro. Porque el papel se convierte en el espacio donde contemplar la Cuenca minera, y la Cuenca minera propone, al tiempo, soluciones para un problema que tiene base literaria. La estrofa comienza planteando una nueva correspondencia: ya no entre realidad y enunciación (el mes de marzo y su signo ‘marzo’), sino entre la época del año y la presencia del cuervo. A una realidad le corresponde otra realidad. Esa es la solvencia del modelo popular: usar una palabra indeterminada, seleccionada al azar, ominosa, pero acertada y viva. Correspondamos a la experiencia con experiencia, en movimiento constante, sin que el lenguaje signifique nunca detención, signo estéril: “La costa se resiste a ser paisaje.” O, yéndonos al final del libro, a propósito del lugar asturiano: “Cría sentido.” El sentido ya no es una función, una operatividad, es un nacimiento, un cuerpo orgánico que hay que cuidar: “Dios, cuida / […] los nombres del abuelo.” Reclamaba Fruela en su blog, mediante un texto de Handke si no recuerdo mal, la antigua imprecisión de la épica, la expresión inminente pero nunca definitiva como garantía literaria. No deja de ser curioso que gran parte de los nombres del poemario que están en asturiano correspondan a pájaros: táctiles y volátiles, locales pero fácilmente extranjeros: la “pega” (urraca), el “raitán” (petirrojo), el “tordu” (mirlo) o la “chova” (corneja). </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja4_HCpb0wa0psSR7kzqhktaj2c5MWBIwtbzPOZa05kGECkeonL1w52gSAknY6zyXJ9ROG5JIDHupWlRvjzUm2W6gBS6RbP0JdRBYmtOuuCH76_ItB6c7C5aRTI6MwNft9HygYdGuvBjE/s1600/Mineros-a-la-entreda-de-la-bocamina-1956.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="206" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja4_HCpb0wa0psSR7kzqhktaj2c5MWBIwtbzPOZa05kGECkeonL1w52gSAknY6zyXJ9ROG5JIDHupWlRvjzUm2W6gBS6RbP0JdRBYmtOuuCH76_ItB6c7C5aRTI6MwNft9HygYdGuvBjE/s320/Mineros-a-la-entreda-de-la-bocamina-1956.jpg" width="320" /></a></div>
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En esa misma línea de confrontar tradiciones se sitúa el discurso sobre la Cuenca minera asturiana: entre una industria antigua y su ruina en los sesenta, de nuevo la fuerza de la máquina (la estrofa) opuesta a su despiece (el verso entre la maleza, como un argayo desprendido, mientras orbaya). La belleza de los versos de <i>Folk</i> (“la lluvia hace los planes más sencillos”) esconde estampas no demasiado felices. Los cuerpos enfermos de quienes trabajaron en la minería, o sus fantasmas, pueblan el libro. “La tos / vuelve al amianto”, “la chapa en el cuello de los operados” o el "golondrino duro". A veces, mediante un humor negro y una mala leche fundados en el desencanto: “es fruta en una bolsa de Hunosa es termidor del tejido” o como en el magnífico poema ‘La rodilla del Rey’, donde las bondades de la vitamina D sobre el calcio óseo de la rodilla del monarca hacen más dolorosa la visión de los viejos trabajadores del pueblo, meándose en las manos para aliviar el dolor en la piel. Aquí Fruela, desdibujado, emparenta su discurso con la crítica socioeconómica de Vilas o García Casado. Porque, como dice el autor en un <a href="http://www.pre-textos.com/prensa/?p=1271#more-1271" target="_blank">texto reciente</a>, “en el folclore hay un gran poder de resistencia y de transformación política”. </div>
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Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-25627113591958437682013-04-26T14:40:00.001-07:002013-04-29T05:25:05.472-07:00PERFORMING PERFOPOETRY<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="EN-US">Varios Autores, <i>Perfopoesía. </i></span><i>Sobre la poesía escénica y sus redes</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El Cangrejo pistolero, 2012, Sevilla, 120 pág.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La publicación el pasado 2012 del volumen <i>Perfopoesía.
Sobre la poesía escénica y sus redes</i> significó la incursión de <a href="http://cangrejopistoleroediciones.blogspot.com.es/" target="_blank">Cangrejo Pistolero</a>, la editorial encabezada por Nuria Mezquita y Antonio García Villarán,
en el campo del ensayo; tras más de media década de vida y un catálogo que ora
atiende a los autores locales (los poemarios de Laura Rosal o de Javier Gato,
por ejemplo) ora lo hace con los clásicos (el caso de Lovecraft o la próxima
traducción de <i>Una temporada en el
infierno</i>). Si tenemos en cuenta la conexión de ambos editores con el
panorama <i>perfopoético</i> (organizando
las sevillanas Noches del Cangrejo o dirigiendo el Festival de Perfopoesía de
la misma ciudad andaluza), entonces es bastante coherente que hayan decidido
dar el pistoletazo de salida a la colección abordando ese mismo asunto, como
una evolución lógica de sus actividades (del hecho al dicho).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sin duda, este es un libro interesante. Nadie puede
negar que la <i>perfopoesía</i> es un
fenómeno existente; ya sea como soplo de aire fresco en el rostro de la poesía
(como reclaman los nueve autores del libro) o como edificio adjunto a la
versificación. El propio García Villarán, en el ensayo introductorio, se
encarga de demostrar que el fenómeno tiene una historia mínima, una escena y
una nómina más o menos reconocible de <i>perfopoetas</i>.
Pero también encontramos una aceptación parecida en libros relativos al
circuito poético tradicional: Rodríguez-Gaona, un poeta que en su momento
estuvo vinculado a la Residencia de Estudiantes de Madrid, en su libro <i>Mejorando lo presente. Poesía española
última: posmodernidad, humanismo y redes</i> incluye en sus presupuestos
generales de la lengua poética una partida para enunciar los “poetas
performativos”, que comparten el mismo rango que los “neosociales” o los
“neoesenciales”. También recientemente Raúl Díaz Rosales, en un artículo a propósito de la poesía española joven en <i>Quaderni Ibero Americani</i>, hablaba de
oxigenación del panorama poético, no solo en cuanto a temas se refiere, sino en
cierta concepción multidisciplinar del poema. Esto acerca el ascua un poco más
si cabe a la sardina <i>perfopoética</i>. Pero
con ello quiero decir, básicamente, una cosa: que la reflexión sobre el tema no
es desdeñable, sino necesaria. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/m7QspfFDdmU?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Considerando el libro, obviamente hay un esfuerzo
común implícito por alentar lo perfopoético, ciertos mínimos en los que los autores
coinciden, pero afortunadamente el abordaje es diverso (comparativo en Eduardo
Chivite, arqueológico en Javier Gato o sociológico en Nacho Montoto, etcétera)
y se producen las divergencias necesarias para no hablar de publicación
programática (aunque no podamos hablar de debate en lo mayúsculo). Si uno
quiere saber cuáles son las ideas de este sector del panorama poético,
indudablemente, esta publicación es una buena pista.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sin embargo, personalmente, hay algunas ideas
generales que atraviesan el libro con las que no estoy de acuerdo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Tomemos, para comenzar, la definición que en el
ensayo introductorio ofrece Antonio García Villarán del término perfopoesía:
“escenificación del poema escrito, […] llevarla [a la poesía] fuera del papel o
la pantalla usando los medios que se estimen más oportunos para ello”. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La definición, sencilla y acertada, me parece que es
también compartida por el resto de los autores. Sin embargo, unas pocas páginas
después, Villarán explica que cuando el poeta lleva los poemas al escenario “les
da vida”. Más adelante, Gracia Iglesias Lodares habla en su ensayo del “olor a
papel amarillento, a polvo y naftalina que evoca la tradición poética más
conservadora”, o Javier Berger invoca la “buhardilla”, el “cigarrillo” y las “coderas”
para referirse al acto poético clásico y continúa con la idea de una poesía “naftalínica”
y “vetusta”. Por último, en el artículo que termina el volumen, Nuria Mezquita habla de “libertad para el poeta y aire
fresco para el espectador”. Según vemos, la imagen que se nos presenta de la
poesía “negro sobre blanco”, recitada tal cual, sin aditivos, es algo
peyorativa: menos vívida, menos fresca, menos libre y algo rancia. Es aquí
donde empiezan mis desavenencias y donde, según mi opinión, podría tener lugar
un interesante debate.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Efectivamente, el clásico recital de poesía en el
que el autor se limita a leer su texto puede resultar soporífero. Pero, ¿a qué
se debe esto? ¿Es este un problema de la poesía? Yo creo que no. Como muy bien
indica Gracia Iglesias, que ante todo se considera “escritora en un sentido
clásico”, recitar un poema, sin más ni menos, “destruye el concepto [del poema
en sí mismo], porque no ofrece el tiempo
de lectura y asimilación que la poesía necesita, y al mismo tiempo roba al
público la capacidad de proyectarse en el texto e intervenir en la creación del
significado”. El problema de recitar poesía sin andamios no es un problema de
obsolescencia, sino de género puro y duro: si entendemos la poesía (y por lo
menos así la entiendo yo) como un acto de creación lingüística cuyo foco de
atención reposa exactamente sobre el propio lenguaje (hacia él y desde él),
entonces la lectura del poema simplemente lo impide. La percepción del poema
por parte del lector (y su construcción en ese acto de percibirlo), como hemos
leído, no es posible: al lector no solo le falta el tiempo de la percepción, donde
los elementos cobran su función poética (por sí mismos y en su interrelación),
sino que directamente carece de la dimensión visual del signo. Podemos, por
ejemplo, en una lectura, escuchar un par de versos cuya estructura tenga la
forma cruzada del quiasmo, pero sin su lectura no veremos jamás la dimensión
gráfica de la figura: el goce estético y su significación quedan recortados, el
poema se desmantela como unidad.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Quizá la poesía, en sí misma, sencillamente no está
hecha para su representación sin riesgo de perder su identidad poética. Frente
a este problema tenemos una solución: la perfopoesía. Pero estamos, por lo
tanto, ante un fenómeno distinto, específico, que nace con la condición
escénica. Si de alguna forma debe reivindicarse la perfopoesía es destacando
sus propias características, su particular manera de operar estéticamente (en
esta línea es muy interesante el texto de Óscar Martín Centeno, ‘Poética
multimedia’), pero no midiéndola a la poesía escrita, ni achacando al verso en
papel una supuesta vejez. Emplazar el verso escrito en el terreno escénico
implica una previa desventaja si luego tratamos de suponerle ciertos valores,
como quien saca un pez del agua y lo acusa por desfallecer. La poesía que es
realmente vetusta, neftalínica y amarillenta lo es tanto en el proscenio como
en el papel. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mi segunda desavenencia tiene que ver con el
concepto de <i>performance</i>, y está
vinculado a lo anterior. Ciertamente tiene todo el sentido denominar
performativo al acto artístico de llevar a escena la poesía impresa, pero a
veces el libro deja adivinar la idea de que la poesía por sí sola carece de
acción performativa. Y esto, en mi opinión nuevamente, no es así. La
performatividad no es una propiedad privativa del cuerpo o el sonido: el
lenguaje tiene sus formas de actuación, perfectamente performativas.
Tímidamente lo avanzó Austin en su libro <i>How
to do things with words</i> y más tarde consolidó esta idea Searle en <i>Speech Acts</i>. Hoy en día me parece
imposible pensar en el funcionamiento de las figuras retóricas, en el acto intelectual
y empático de la lectura o en el efecto semántico de una imagen poética si no
es desde el punto de vista de la acción lingüística. La acentuación, la rima,
la disposición sintáctica, entre muchos otros elementos, <i>actúan</i> en el poema escrito y <i>provocan</i>
la descarga estética. Hay una performatividad en el lenguaje, y lo que hace la
perfopoesía es introducir una dimensión distinta de lo performativo, más visible,
más sonora si se quiere, pero ni mayor ni menor en términos de acción pura. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En tercer lugar y para terminar, en varias
ocasiones se habla del origen de la poesía y se apela a los aedas o a los
juglares (el texto de Javier Gato es un rastreo ejemplar), a una dimensión
activa, musical, dramática, que está en el principio de la lírica. Pero no creo
que debamos confundir origen cronológico con esencia. Como explica Roberto Calasso
en <i>La ruina de Kasch</i>, la tradición no
sirve para reivindicar el origen, sino para ocultar su ausencia. Para bien o para mal, lo que hoy en día llamamos
poesía se consolidó en un modelo impreso. Eso no significa que este modelo vaya
a perdurar para siempre, ni que sea más legítimo. Pero la aparición (o
reaparición) de nuevas prácticas poéticas no tiene porque eclipsar una
definición de género que parecía más o
menos estable, que ocupaba un lugar. No creo que sea necesaria ninguna carrera tácita
por la pureza de sangre. Tal y como están las cosas, hablemos de perfopoesía,
sin más, como un pilar artístico nuevo. Y bienvenida sea. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/FQhTF1kWE6U?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>
Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-33514330644430681632013-03-24T13:35:00.001-07:002013-03-24T13:35:58.895-07:00GRAGERA'S INN<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>El tiempo menos solo</i>, Abraham Gragera</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: start;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Pre-textos, 2012, 50 págs.</span></div>
<div>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqJLHHy5etGUudyqfYN-Ws4uiEI7rTnBvm5sL6CZ5_QGIALlpj8Fi1PS1T3d73lJ1De2V_fCiJ17Z_MIvL_bG6KpOM8xfEmlETQA1VbVgtVjSFFa9F6ps33Z8a-U1x1ALfdkmK9a-6vZs/s1600/978-84-15576-30-3-El_tiempo_menos_solo_1000.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqJLHHy5etGUudyqfYN-Ws4uiEI7rTnBvm5sL6CZ5_QGIALlpj8Fi1PS1T3d73lJ1De2V_fCiJ17Z_MIvL_bG6KpOM8xfEmlETQA1VbVgtVjSFFa9F6ps33Z8a-U1x1ALfdkmK9a-6vZs/s400/978-84-15576-30-3-El_tiempo_menos_solo_1000.jpg" width="244" /></a><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Podemos convenir que los doce
años que van desde 1998 hasta 2010 (tomando como punto</span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> de partida </span><i style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Las afueras</i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> de García Casado y como
remache el</span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">ensayo de Rodríguez-Gaona, </span><i style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Mejorando lo presente</i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">) han constituido,
por así decirlo, la década de la posmodernidad en la poesía española. Durante
ese período, en algunos de los poemarios más importantes (escritos por autores
nacidos a finales de los 60 y a lo largo de los 70), detectamos en primer lugar
una serie de características poéticas que emanan más o menos directamente de
las nuevas condiciones epistemológicas en las que se plantea esa cosa llamada “posmodernidad”;
</span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">además de la superación de los
conflictos </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> </span><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">entre una poesía de la
experiencia y una poesía de corte esencialista (véase el célebre prólogo en </span><i style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La lógica de Orfeo</i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> o recientemente la
introducción de Juan Carlos Reche en </span><i style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><a href="http://libreriaelextranjero.com/para-los-anos-diez-7-poetas-espanoles-de-juan-carlos-reche/" target="_blank">Para los años diez</a></i><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">). La aparición de este nuevo panorama poético español sumado
a la llegada de traducciones de poesía extranjera de procedencia muy variada
podría explicar, por ejemplo, que los nuevos poetas nacidos en los 80 hayan
partido, de alguna forma, de una especie de quilómetro cero de la influencia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Volviendo a la nómina de poetas
de los 60 y 70; mientras que la mayoría de ellos dan un giro hacia la posmodernidad
y subrayan en los propios versos la inflexión de los tiempos, asumiéndolos
estéticamente como quiebro, otros conviven con esa “novedad” mediante una
asunción menos crítica. Es aquí, en una especie de “posmodernidad tranquila”,
donde podríamos situar a gente como </span><a href="http://ifakedrogerrabbit.blogspot.com.es/search?updated-max=2012-06-04T07:57:00-07:00&max-results=7" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;" target="_blank">Luis Muñiz</a><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> (Caborana, 1964) o Abraham
Gragera (Madrid, 1973), poetas que han hecho de la duda un arma indudable, que
pisa sobre seguro: sin alarma, sin carnaval, sin estoicismo.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://i4.ytimg.com/vi/W8J2GrSA-8s/mqdefault.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" src="http://i4.ytimg.com/vi/W8J2GrSA-8s/mqdefault.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El último libro de Gragera, <i>El tiempo menos solo</i>, es la consolidación con matices de una línea
que se empieza a esbozar en <i>Adiós a la
época de los grandes caracteres</i> (Pre-textos, 2005) y que ya estaba en
germen en <i>Desviaciones y demoras</i> o en
las diversas antologías que lo recogieron a principios de siglo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>Adiós</i>… ya dejaba más o menos claras sus intenciones desde el
principio con un poema, ‘Estrella fugaz’, donde la observación poética se
combinaba con la observancia de lo inaprensible: “Aún es pronto, demasiado
pronto para el ojo / pero tarde, muy
tarde ya para el pensamiento”, o declaradamente, como máxima tonal, en ‘Casi
demasiado serio’: “las cosas que se cogen sólo para soltarlas… me gustan,
porque no van a ningún sitio, pero no llegan nunca tarde”. La dubitación serena
entrañaba una percepción mejor en verdad, y compartía espacio con la atención
exquisita por el ritmo, la eufonía, o la amistad con la tradición estrófica.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">En <i>El tiempo menos solo</i> encontramos un escenario similar, tal vez más
meditativo. La contemplación del entorno (las <i>cosas</i>, cabe decir, como señala Rodríguez-Gaona) es, ahora, en buena
parte del poemario, reflexión sobre las condiciones de esa acción. Al contrario
de lo que podría parecer, Gragera retoma antiguas preocupaciones que parecían
implícitamente asumidas: ¿cómo decir las cosas?, ¿qué hacen las cosas aquí? La
preocupación inicial por la palabra (en ‘Los años mudos’, ‘Nuestros nombres’ o
en alguna alusión al Juan Ramón Jiménez de <i>Eternidades</i>),
anotada sin respuestas transitivas, nos devuelve a la inmanencia: “que nosotros
también fuimos dichos, que / nada de lo dicho pertenece a quienes administran
las palabras”, al mismo terreno de la duda desacomplejada: “y descubrir hasta
qué punto somos accesibles a la plenitud
/ de unas flores sin nominar, abecedarias”. La voluntad de “sernos fieles en la
incertidumbre” sigue combinándose con un verso que se escucha y computa, además
de alguna solemne gravedad muy equilibrada: Gragera sabe que la pendiente de la
elegía es fácil, y se inclina con distancia (avisados estamos desde su primer
libro: “Ya verás como siga así este tiempo. Van a proliferar las / elegías” y
vueltos a avisar ahora: el caso de ‘Remoto figurado’). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Quizá sea triste no ser más que
la compañía del tiempo. O no, quién sabe. Pero este libro también, en cualquier
caso, hace esa soledad más tenue. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-16069271871202867342013-02-01T07:15:00.000-08:002013-02-01T07:23:43.835-08:00BALADAS PARA DESPUÉS: UNA RESEÑA ANTIGUA<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 21px;"><i>Baladas del dulce Jim</i>, Ana María Moix, Bartleby, Madrid, 2010, 84 págs.</span></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0DD8Rhrd8PVAhPosho_V4Hz_p1fYL38Bp3y0eMPhasEHGmyf473gMphDEKfue_UhLNqqnocaPO-bK9hwAhwuXIMKSaWuZeh08y__afb5zvlfmhPY25ggZKzWe-nIRv9x2msrPHKljh8k/s1600/Lista1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="145" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0DD8Rhrd8PVAhPosho_V4Hz_p1fYL38Bp3y0eMPhasEHGmyf473gMphDEKfue_UhLNqqnocaPO-bK9hwAhwuXIMKSaWuZeh08y__afb5zvlfmhPY25ggZKzWe-nIRv9x2msrPHKljh8k/s400/Lista1.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: medium;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 14px;"><br /></span></span></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">¿Cómo? ¿Qué leches podrían tener que ver Medel o Pardo con esos
poetas grandullones? La respuesta la tiene Bartleby Editores y los libros de
poesía de la colección Lecturas21. Con la publicación en 2006 de <em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Puedo
escribir los versos más tristes esta noche</span></em>, de Félix Grande,
Bartleby iniciaba una labor de saneamiento poético. Se trataba de recuperar
–así lo confiesa el responsable de la colección, Manuel Rico– algunas de las
obras más importantes de la poesía española, desde la Guerra Civil
principalmente, bien porque habían caído en el olvido, bien porque solamente se
encontraban en recopilaciones (que desmerecen la autonomía del poemario) o de
forma fraccional y antologada. Cuatro años después, amén de la obra del señor
Grande, el lector dispone en edición exenta de obras tan importantes como<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Tratado de urbanismo</span></em><span class="apple-converted-space"><i> </i></span>o<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Blues castellano</span></em>. Pero además de esa labor de
conservación, Lecturas21 rompe una lanza por la proyección.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1knirFZTptcx_1VWtTxifXWAampp5QQq4vEG_NZKv73hHYijONMvqrXPhe-fpT3DCs42XhsKRVixRcmm5tQ7XMpbOKrmzyBLqRs5F7oaFRQDO3Vor1K_JeHBJUV2RXL7W0aO7aNZDDrg/s1600/POESIA_Moix_BAJA_RESOLUCION.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1knirFZTptcx_1VWtTxifXWAampp5QQq4vEG_NZKv73hHYijONMvqrXPhe-fpT3DCs42XhsKRVixRcmm5tQ7XMpbOKrmzyBLqRs5F7oaFRQDO3Vor1K_JeHBJUV2RXL7W0aO7aNZDDrg/s320/POESIA_Moix_BAJA_RESOLUCION.jpg" style="cursor: move;" width="212" /></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El gesto de la recuperación supone la asunción de cierta tradición
poética y, a su vez, la recomposición de cierto</span><span class="Apple-style-span" style="line-height: normal;"></span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14px;"> canon tácito, devolviendo a un
lugar central la obra de poetas que se habían ido quedando misteriosamente al
margen (pienso en resurrectos comos Diego Jesús Jiménez, pero también en otros
como Miguel D’Ors o Manuel Padorno que todavía permanecen en el limbo injusto
del<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">greatest hits</span></em>). Editar
esas obras junto a un texto epilogal (“la lectura”) a cargo de poetas jóvenes
nacidos entre los sesenta y los ochenta –que a menudo tienen la misma edad que
las obras que comentan– supone una contribución interesante y novedosa al
panorama poético. Novedosa porque, como explican en Bartleby, tales lecturas
pretenden mostrar qué lugar ocupa la obra editada en la educación sentimental
del joven autor («con los componentes emocionales, sentimentales, anímicos (no
sólo de técnica poética), propios del joven de este siglo que lee un poemario
de un autor consagrado probablemente publicado por vez primera décadas antes de
que él naciera» –Manuel Rico<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">dixit</span></em>).
Así, la lectura del libro se convierte en una pieza reversible: podemos leerla
por su anverso poemático o por su reverso histórico. Esa novedosa lectura de
revés es también, decía, interesante por eso que tiene de informativa: traza
afinidades, agonías, relecturas o advierte de reverberaciones entre poetas. Y
ese ejercicio, que puede parecer ligero o sentimental, es lo más cercano a una
poética individual o a una reestructuración de las figuras del siglo XX en los
cánones del XXI. Un ejercicio más cercano a lo que ya Gimferrer decía en su
propia poética para<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Nueve
Novísimos</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>(«prescindir
de la elaboración, insufrible para mí, de una POETIKA (perdón Cortázar) al uso,
tras los delirantes excesos de J.R.J. (véase “Estética y Ética Estética”) y de
la mediocridad general de las poéticas insertadas en las antologías circulantes
últimas y no tan últimas»). A veces lo que un poeta desea es decir, simple y
llanamente, lo que le gusta. Y a veces «lo que me gusta es tocar la trompeta en
una calle oscura; por eso escribí las<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Baladas del dulce Jim</span></em>». Palabras éstas de <strong><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-weight: normal; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Ana María Moix</span></strong>, en la misma
antología<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">novísima</span></em>. </span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14px;">Y es que la primera obra de Moix,
publicada en 1969, es el ejemplo más reciente de esas Lecturas21, rescatada
este mismo octubre y leída por<span class="apple-converted-space"> </span><strong><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-weight: normal; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Pilar Adón</span></strong><span class="apple-converted-space"> </span>(Madrid, 1971). Con ella se recupera
una voz prácticamente escondida (es significativo que el ejemplar de su poesía
completa que alberga la red de bibliotecas de Barcelona se hallara todavía hoy
intonsa: tuve que echar mano de cúter), reconocida más bien por su labor como
novelista a lo largo de todo el XX (su producción poética tiene unas fechas muy
estrictas: 1969-1972).</span></div>
<div style="background: #F4F4EC; line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="background: #F4F4EC; line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguRGpPDfpIFPZl3859icvbLM9YBRp3P-5wEfNxJNkrq8GcMSHzsC_1S4gycp__BhAtgfc8XTIcg1IUJ6rjHLbLlOTncNKPyDG1DOy9cxCbz5g5zOo1LPX4s7I5vVQRugdiHOpDQuvwEVI/s1600/29312245.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguRGpPDfpIFPZl3859icvbLM9YBRp3P-5wEfNxJNkrq8GcMSHzsC_1S4gycp__BhAtgfc8XTIcg1IUJ6rjHLbLlOTncNKPyDG1DOy9cxCbz5g5zOo1LPX4s7I5vVQRugdiHOpDQuvwEVI/s320/29312245.jpg" width="240" /></a><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: small; font-style: normal; line-height: normal;"></span>Baladas del dulce Jim</span></em><span class="apple-converted-space"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span></span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">supone la acreditación poética
para una poetisa que, sólo un año después, iba a sacar a la luz un libro
descomunal como es<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">No time for
flowers</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>(1970), con
un fulgor y una fuerza parecidos al de Blanca Andreu y su<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Niña de provincias</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>(1980).
Siguiendo un estilo muy pero que muy similar al de su compañero de fatigas
castelletescas, Leopoldo María Panero, en su primerizo<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Así se fundó Carnaby Street</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>(1970), en las<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Baladas</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>de
Moix, poemario cuyo asunto me parece inenarrable (si bien Pilar Adón habla de
adolescencia y madurez, de libertinaje formal), convergen motivos y referentes
sacados directamente de la gran pantalla con biografemas de la propia Moix
disfrazados de historieta neorromántica («Todo en la vida es como una canción»,
dirá en<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Nueve
Novísimos</span></em>). A nivel formal la autora realiza los primeros
estiramientos para esa poesía al<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">sprint</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>que es<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">No Time for flowers</span></em>, con quien parece
inexplicablemente conectada (persiste el tema del crimen, la ambientación
mítica e incluso el eco de su anterior libro: en ambos libros se interpela a
«Federico»). En cuanto a las<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Baladas</span></em>,
la<span class="apple-converted-space"> </span><em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">naiveté</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>de la rima facilona se da la mano con
la seguridad terminal con que escribe «Todo esto sucederá siempre» o con el uso
desenvuelto de la elipsis cinematográfica (ahí la proximidad con el Panero
cinéfilo). Las nuevas formas de narrar del montaje cinematográfico, sin peajes
explicativos ni espaciotemporales, devendrá a-narración en el texto poético,
perdidos los recursos visuales de los que se vale el cine para desplazarse con
facilidad en el tiempo y establecer relaciones lógicas en la historia que se
cuenta. Un ejercicio que en<em><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">No time for flowers</span></em><span class="apple-converted-space"> </span>será
frenético.<o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En cualquier caso, ahora ya lo saben,<span class="apple-converted-space"> </span><strong><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-weight: normal; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-weight: bold; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">solución al ejercicio
1: Ana María Moix, Pilar Adón</span></strong><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">.</b><o:p></o:p></span></div>
<div style="line-height: 15.75pt; margin-bottom: 11.25pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 11.25pt; tab-stops: 106.35pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Poesía
del veinte, en el veintiuno.<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">*Reseña publicada originalmente en <a href="http://www.revistadeletras.net/baladas-del-dulce-jim-de-ana-maria-moix/" target="_blank">Revista de Letras, en noviembre de 2010</a>:</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="line-height: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: medium;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 14px; line-height: 21px;"><br /></span></span></span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 10.5pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span></div>
Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-23045245562953617702013-01-18T08:59:00.001-08:002013-01-18T08:59:29.067-08:00AGUA QUE NO HAS DE BEBER<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El niño que bebió agua de brújula</i>,
Julio Mas Alcaraz</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
Calambur, Madrid, 2011, 219 págs.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5Qb64xX_feflDvvt_AoF10_aRmcZe6ObIHRLPt78bVE4Z7oMv55pFMrrEmXXB-L4fqqfAUNnVHX_-nrP0umnBZfpFK_wr15uAFfNAbEEvssjM7dGch_sUrLo0sRury9sWH2uWKNNtwiE/s1600/El+ni%C3%B1o+que.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5Qb64xX_feflDvvt_AoF10_aRmcZe6ObIHRLPt78bVE4Z7oMv55pFMrrEmXXB-L4fqqfAUNnVHX_-nrP0umnBZfpFK_wr15uAFfNAbEEvssjM7dGch_sUrLo0sRury9sWH2uWKNNtwiE/s400/El+ni%C3%B1o+que.jpg" width="251" /></a>Desde su aparición a finales de 2011 en la colección
de poesía de Calambur, el segundo poemario de <a href="http://juliomasalcaraz.blogspot.com.es/" target="_blank">Julio Mas Alcaraz </a>(Madrid, 1970) <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">—</span>el
primero fue <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cría del ser humano</i><span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">— se ha
convertido, quizá, en el libro mejor saludado por la crítica durante 2012. La
demora para escribir estas líneas ha sido, por lo menos, positiva para tomar
nota de una recepción particular. Para empezar, causan sorpresa los nombres que
Mas convoca en los agradecimientos: Gamoneda, Doce, Mestre, Ada Salas o Ana
Gorría. Esto, claro está, no es poéticamente relevante; pero que un autor joven
y hasta ahora poco conocido como poeta obtenga el explícito beneplácito de un
grande como Gamoneda (véase el frontispicio con que abre el libro el
asturiano)<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>es, como poco, para rascarse
la curiosidad. A estos nombres cabe añadir el consenso de las reseñas en blogs
y suplementos, e incluso del colect</span>ivo online de contracrítica <a href="http://criticadepoesia.blogspot.com.es/2012/03/premios-ausias-march-los-mejores.html" target="_blank">Adison de Witt</a>, que lo eligió mejor libro de 2011. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Otra de las cosas que sorprende de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El niño que bebió agua de brújula</i> es su
extensión: doscientas páginas. Sorprende porque no suele ser habitual, hoy por
lo menos, encontrar en la poesía joven un libro que supere las noventa. Pero
sobre todo sorprende porque, precisamente, este es un libro del que se ha
destacado, más bien, su vocación intensiva: un libro construido hacia dentro
(parafraseo) que establece una relación particular con las cosas, a la inversa
de la relación in extensio que se produce normalmente con el lenguaje. La
escritura de Mas Alcaraz, entonces, abriría una grieta, un mundo
infrareferencial, por donde se colaría el lector arrastrado por la palabra del
poeta madrileño, espectador de un tiempo distinto. Pero en mi opinión esto no
es así. O, si acaso, no de este modo exactamente. Alcaraz, como toda su
generación (de Pardo a Canteli), escribe a sabiendas de que la relación entre
mundo y lenguaje es inestable. No quiero decir con esto que nuestro autor
pertenezca a ese tipo de poesía que aborda la problemática del lenguaje (en
este sentido, me parece que Mas Alcaraz hace alusión pero en seguida suelta ese
“lastre” para proponer un recorrido más, digamos, placentero, menos teórico).
Ubicación y pérdida,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>memoria y amnesia,
fragmento y continuidad, me parecen materiales de un mismo mundo poético
asumido con tranquilidad, sin aspaviento. Decir <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">—</span>decir poéticamente<span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">—</span>
conlleva peligros, implica un acto de lenguaje intensivo, inscribir lo que se
dice en otro sitio, en otro mundo. No hay nada ni antes ni después de la
metáfora, porque un verso siempre es paralelo a nuestra experiencia. El viaje
hacia dentro, me parece a mí cuanto menos, es un presupuesto del acto poético. ¿A
qué se refiere Mas Alcaraz, entonces, cuando pone la atención sobre esa agua de
brújula administrada como un aprendizaje forzoso que el poema niega? Esa agua
que no se ha de beber, ubicativa, garante del orden, que direcciona el mundo de
forma unívoca, no se enfrenta tanto a una idea cosmogónica de la escritura (el
poeta como creador de un mundo con sus propias reglas, con imanes dispares),
porque esto, decía, se le presupone a día de hoy al poeta en su ejercicio,
independientemente de si el asunto sale a flote tematizado; más bien propone una
investigación telúrica. Diría que el niño de Mas Alcaraz no pretende una
desubicación por vía poética, un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">au-delà</i>,
sino la recuperación de una simpatía profunda con el mundo, con la realidad. El
mundo, el dolor del mundo concretamente, brújula en mano, es incomprensible. No
se trata de abandonarlo y abonar otro terreno de edificación, sino de hincar la
rodilla en el suelo, pegar el oído y auscultar, oír cómo la realidad respira.
La propuesta de Mas Alcaraz puede que tenga más que ver con la comprensión que
con la creación autárquica. Y para ello nos depara un viaje. Un viaje que exige
abandonar la brújula para beber de otro agua, un viaje del que partimos
arrodillados. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG8whqzIYqisBy_iFXLnjqatHpKF-FuLJVJQsKRc9CgG7GcS7UaoM20QUCjwJP_gzajyYp0niUz8CJsyQLgRBObfWPriVTSc56QIQQlDVp1xlHCDaf1EzmWkSQUGLHVopCcqYzTsedqbE/s1600/Julio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG8whqzIYqisBy_iFXLnjqatHpKF-FuLJVJQsKRc9CgG7GcS7UaoM20QUCjwJP_gzajyYp0niUz8CJsyQLgRBObfWPriVTSc56QIQQlDVp1xlHCDaf1EzmWkSQUGLHVopCcqYzTsedqbE/s320/Julio.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="line-height: normal;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Las formas de este viaje son las de la intensión
poética. En ese sentido, Mas Alcaraz prefiere que comprendamos el mundo
intuyéndolo, y nos expulsa poco a poco de la comprensión, para tomarle cada vez
más el pulso. Aquí está, según creo, una de las cosas que hacen más interesante
este poemario: recorrer una distancia extensiva, desde la intensión propia del
hecho poético. En este sentido, este es un libro realmente duro, doloroso,
exigente, que nos obliga a avanzar de un modo que parece proscribir la idea
misma de desplazamiento. Pero esa es su gracia, desplazarse así. Pero
desplazarse, doscientas páginas, con la seguridad de que no perdemos cierta
creencia moderna en el sentido, porque nos dirigimos a alguna parte, sin duda.
Esta idea de desarrollo que tiene el libro rompe, a mi gusto, cierta idea
poética contemporánea que piensa la creación en el vacío, como un fogonazo en
la imaginación (el poema como artefacto estético breve que ya está en Poe y sus
principios compositivos), y que se presta a una escritura breve pero esforzada.
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El niño que bebió agua de brújula</i> camina
entre dos aguas, la incursión y la andadura, y lo atraviesa el cansancio:
leemos el libro en una mal postura, sin saber bien bien qué conducta adoptar
como lectores, si perseguir el sentido emergente, saltando de roca en roca, o
dejarnos hundir de un modo definitivo. Un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">modo
pendular</i>, como han llamado a esto algunos en la última década.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Una de las cosas que resultan más extrañas en la
recepción de este libro es que nadie ha apostado por la descripción argumental.
¿Qué sucede exactamente en los versos de Alcaraz? ¿Nos cuenta algo concreto?
Por lo que yo sé, la crítica ha maniobrado de forma concéntrica. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Como bien ha apuntado Raúl Quinto en <a href="http://raulquinto.blogspot.com.es/2012/05/ejercicios-de-mistica-cubista.html" target="_blank">su crítica </a>en la
revista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quimera</i> del mes de mayo, en
Mas Alcaraz hay algo <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">—</span>hay bastante<span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">—</span> de la mística. Esto no es
descabellado si a la tradición mística castellana le sumamos la norteamericana
(según Jeannette Clariond en su prólogo a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
escuela de Wallace Stevens</i>, la poesía estadounidense habría recibido una
honda influencia de la española) y tenemos en cuenta que nuestro autor es
traductor del inglés y conoce bien la poesía de ultramar. Mística entonces,
digo; este poemario puede leerse como una vía mística, un ejercicio espiritual
para comprender mejor el mundo. Los distintos tiempos (Tiempo 4, primero, y
luego el Tiempo 1, Tiempo 2… hasta el Tiempo 8) no son tanto una
reconfiguración poética del mundo, una percepción fragmentaria y no lineal
donde el sujeto es la medida,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sino una
escalera (en la tradición del neoplatonismo o de la cábala), las distintas
etapas de una vía interior a las que el autor denomina “tiempos”. Veamos ahora,
para terminar, si podemos intentar una interpretación algo más clara <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">—y
desdeñable, por ser un mero acercamiento prosaico—</span> del asunto del libro.
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El niño que bebió
agua de brújula</i>, me atrevería a decir, parte de un hecho muy concreto: la
muerte de un ser amado. Inicialmente me pareció que podíamos pensar en la
muerte de la madre, pero tengo mis dudas: en cualquier caso una persona amada
perteneciente a la intimidad del yo poético.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aunque los poemas funcionen como acumulación de escenas o paisajes
mínimos que se abren para cerrarse sobre sí mismos al cabo, la escritura contiene
una claridad significativa. Estas escenas tienen una complejidad añadida
(confesada a su vez por Alcaraz): hay una variación de puntos de vista que
moldea el poema y, como pago, lo intrinca. El ‘Tiempo 4’ que inaugura el libro
pone un cuerpo enfermo sobre la escena de forma explícita. El cuerpo de la
enfermedad es el punto de partida decisivo, porque es la mínima marca de la
ausencia, o al revés, la última señal de la presencia. Ahí y solo ahí <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">—el resto
es capitalizado por la escritura— </span>tiene el viaje su principio. Este
tiempo de muerte presentida es, quizá, posterior en los acontecimientos, pero
la memoria lo sitúa en primer lugar. Me parece que es más bien una cuestión de
memoria (la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">distensión del alma</i> de la
que hablaba San Agustín) antes que la reordenación típica del creador
posmoderno. Si el primero era el tiempo de la emoción central, que solicita la
voz, el ‘Tiempo 1’ ya tiene la marca de la escritura. Los paisajes de Alcaraz darán
cuenta, con cierto aire simbolista, de la encarnación de la pérdida, el enfermo
en la ciudad: esto es, el cuerpo doliente y lamentado, como literalidad. La relación
del yo con el dolor es de tipo elegíaco, el sujeto anda suelto y siente. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjchabC4j0C6hkx0M-gONoCwdcbxIas8AICcGwQ8jgiOAdpThfiQJcMuhiHdI2puUuMMl8TOSaKQBnZURGvEqaxqw2yWFmivEkCME1SIgg4Dbx2bbY3Izd_zoJmlCoSC4CL23sD7Xl6jBQ/s1600/Malkuth.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjchabC4j0C6hkx0M-gONoCwdcbxIas8AICcGwQ8jgiOAdpThfiQJcMuhiHdI2puUuMMl8TOSaKQBnZURGvEqaxqw2yWFmivEkCME1SIgg4Dbx2bbY3Izd_zoJmlCoSC4CL23sD7Xl6jBQ/s400/Malkuth.png" width="213" /></a>El ‘Tiempo 2’ comienza el desarrollo ascendente, el
yo se mueve entre el recuerdo o la pesadilla y el intento<span class="Apple-style-span" style="line-height: normal;"></span> de comprender el
dolor por vía ataráxica: aislar la emoción, observarla y de este modo lograr que
se apacigüe: “El dolor más intenso / y puro. /Que sólo quede él. // Hasta que
el viento frío. / Hasta que el vértigo”, poema IX. El ‘Tiempo 3’ aumenta la
paleta de colores del libro y nos acerca a la zona del delirio, el sueño, la
plegaria, con un fondo solemne y oscuro, que a veces recuerda los dejes del
expresionismo. Esta contorsión tiene que ver con la primera enajenación del
sujeto, que ya no recorre el mundo de los vivos. El ‘Tiempo 5’ comienza con una
estrofa mínima, una sentencia moral que tiende un puente entre la endecha y la
comprensión de la muerte: poema I, “Tiempo de irse y dejar / la casa de los
espejos tapados”. Si comenzábamos en la ciudad, ahora el autor está fuera, al
descubierto, con incursiones recurrentes en el sublime pictórico para expresar
este estadio mayor del alma; la etapa termina con el imaginario tribal, mítico,
de los cultos dionisíacos que enlazan vida y muerte en un ciclo necesario. El
yo poético va adquiriendo, cada vez más, una voz autorizada, poética, para
explicar el mundo. En el ‘Tiempo 6’ seguimos esa misma senda: la visión de la
realidad como fuerzas telúricas enfrentadas. Una violencia que, sin embargo, es
verdadera y, por lo tanto <span style="mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin;">—siguiendo una visión platónica—</span>, resulta<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de gran belleza. Tanto el ‘Tiempo 7’ como el
‘Tiempo 8’ consolidan el recorrido, allegándonos a los orígenes. La parte
séptima se sirve para ello de unas formas desérticas que nos recuerdan a la
tradición de Valente, Jabès o los poetas tinerfeños, con Sánchez Robayna a la
cabeza. La última parte, en cambio, recupera el talante simbólico con alusiones
mitológicas que nos demuestran que hemos llevado a cabo un viaje con el
espíritu: “consciente y lúcido<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>parado
el respirar // lejanos Maya y Malkuth // ahora es paz la muerte”, poema XVII.
Recordemos que Maya es como llama el hinduismo a la realidad perceptible (el
mundo sensitivo de Platón); mientras que Malkuth es una de las diez sephiroth
del Árbol de la vida, en la tradición cabalística, que corresponde al reino de
lo material, punto inferior y fundamental a la vez de ese recorrido místico.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Sigue quedando por decir, y lo dicho es poco. Pero
eso ha de quedar para otro lugar, para otro momento. Lo que es seguro es que
Alcaraz ha escrito un libro digno de recordar.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-75115075749913894062012-11-12T10:25:00.000-08:002012-11-12T10:27:00.913-08:00FICUS CARICA<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><i>Como higuera en un campo de golf</i>, Antonio Cisneros, Kriller 71, Barcelona, 2012 </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hay debate, en la hora descriptiva, sobre si la higuera es un
arbusto o un árbol de pequeña dimensión. “Su corazón es una higuera”, dice
prontamente el poeta limeño Antonio Cisneros en un verso de 1962. El pasado 6
de octubre a Cisneros se le encogieron el cuerpo y el alma hasta alcanzar el
tamaño de un pequeño árbol, o de un arbusto, pero no hubo duda sobre sus
frutos: había producido una de las mejores obras poéticas de la literatura
peruana. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG7OT54H5vBjoJGHFLYTc-HZmX_koyucUQU9i7c2FB81cNL3NDCnk8GIOLvVDv6IEUwTq3JQiLvIKqf37D54i5XaM0_QeG7Q4ANacnnxEEqYAceHohVCVJeWGqZDxSuwM5GIawTgUKhYs/s1600/tapa3_1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG7OT54H5vBjoJGHFLYTc-HZmX_koyucUQU9i7c2FB81cNL3NDCnk8GIOLvVDv6IEUwTq3JQiLvIKqf37D54i5XaM0_QeG7Q4ANacnnxEEqYAceHohVCVJeWGqZDxSuwM5GIawTgUKhYs/s320/tapa3_1.jpg" width="222" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El fruto de la higuera, también conocida como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ficus carica</i>, es el higo. La higuera es
típica del Mediterráneo, pero también de la costa del Perú. El fruto de la
higuera se consume fresco, pero a diferencia de otros brotes botánicos, el higo
conserva su poder nutritivo una vez seco, al cabo del tiempo. Algo parecido
sucede con Cisneros y su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Como
higuera en un campo de golf</i>, que nos trae la nueva <a href="http://kriller71ediciones.com/poetas-en-kriller71/antonio-cisneros/" target="_blank">editorial barcelonesa Kriller71</a> para inaugurar deliciosamente su catálogo. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Como higuera</i> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">en un campo de
golf</i> se publicó en Perú en 1972, el mismo año que la agencia española del
ISBN empieza a registrar las publicaciones. Si consultamos este archivo y
tecleamos el título de marras, tan solo aparece la edición de 2012. ¿Pero cómo?
Sí, resulta que han hecho falta 40 años para podernos llevar ese fruto a la
boca. Cuarenta años de sequía y cayó la higuera, pero el higo sigue intacto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Antonio Cisneros perteneció a la llamada “Generación del 60”
de la literatura peruana, junto a nombres como Javier Heraud, Rodolfo
Hinostroza o Luis Hernández, reunidos por lo común en torno a la
limeña Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En una década de euforia
reivindicativa y furor político a escala mundial, la literatura peruana (y
concretamente la poesía) daría un giro hacia la modernidad gracias, entre otras
cosas, a la relectura de la última tradición inglesa (Eliot, Pound, Lowell…) y
la introducción del registro conversacional. Un movimiento muy parecido al que
realizaría, por el mismo entonces, la poesía española de finales de los 60, ya
sea a cargo de los poetas del 50 que recorrieron el camino de la ironía de
línea clara (Ángel González o Gil de Biedma) o los jóvenes sesentayochistas que
habían leído furiosamente a Eliot y hondeaban la bandera de la novedad.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cisneros, como Deleuze, no soportaba a los animales
domésticos: “Un chancho hincha sus pulmones bajo un gran limonero / mete su
trompa entre la Realidad / se come una bola de Caca / eructa / puajj / un
premio.” Así dice el primer poema del libro, ‘Arte poética’, una clara declaración
de intenciones. El poeta se dedica a hurgar en la realidad, que es execrable, y
emite sus conclusiones, entre el humor y la amargura, que quizá sean las cifras
del sarcasmo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Como higuera en un
campo de golf</span></i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> tiene
un contexto bastante concreto. Dos años después de licenciarse, Cisneros
abandona su país, en 1967, para dar clases en distintas universidades. Cuando lleve
a cabo su escritura, estará viviendo en Niza y ya habrá pasado su etapa inglesa,
presidida por la absorción de cierta poesía británica y el desengaño político
de raigambre ideológica. Cisneros, residente en la Costa Azul, se siente, al
filo de la década, como una higuera en medio de un campo de golf. Quedan atrás
sus primeros libros, donde la tierra juega un papel importante, queda atrás,
bien lejos, el país, la familia. Cisneros soporta la lejanía y la imagen de su
resistencia es ese ficus humilde de su primera producción poética, cien por
cien peruana. Ese campo de golf es Europa, el país del deporte, sumisión<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sofisticada de lo salvaje. Lo corroboran (y
ahí están, en mi opinión, dos grandes perlas de este libro) poemas como
‘Denuncia de los elefantes’ (donde Tarzán es una figura del colonialismo) y,
sobre todo, el sobresaliente ‘La caza de la liebre (1887)’, donde la ironía
afila al máximo la inteligencia. Muchas cosas es este poemario. En palabras de Aníbal<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cristobo, su editor, por ejemplo, es una
crítica al etnocentrismo europeo. Pero también es una marea de turistas que
irremediablemente visitarán el Duomo, es un par de postales que van directas
hacia Lima, o es la enseñanza nostálgica de “los usos del amor –la cópula y el
cansancio–“…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Sea como sea, ahora que el higo está en el suelo, la mano
habrá de tomarlo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">*Publicado originalmente en el número de noviembre de 2012 de la revista Quimera </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<object class="BLOGGER-youtube-video" classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" data-thumbnail-src="http://0.gvt0.com/vi/BjpBuDmS_jw/0.jpg" height="266" width="320"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/BjpBuDmS_jw&fs=1&source=uds" /><param name="bgcolor" value="#FFFFFF" /><param name="allowFullScreen" value="true" /><embed width="320" height="266" src="http://www.youtube.com/v/BjpBuDmS_jw&fs=1&source=uds" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true"></embed></object></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-59813953775128859762012-11-11T13:45:00.001-08:002012-11-11T14:01:49.276-08:00CARAS B DEL NUEVO REALISMO<!--[if gte mso 9]><xml>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-bidi-font-family: Calibri;"><i>Compro oro</i>, Harkaitz Cano, Huacanamo, Barcelona, 2011, 79 páginas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-bidi-font-family: Calibri;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-bidi-font-family: Calibri;">Con cinco años ya de labor poética (dejamos aquí al margen narrativa y
ensayo), la editorial barcelonesa Huacanamo parece que poco a poco va
precisando el eje mayor de su intervención literaria. Una base que ha ido
asentándose en lo que hacia finales de los años noventa empezó a llamarse (y
podemos mantenerlo con generosa manga ancha) “nuevo realismo”, expansión o reverso
de aquella poesía urbana a la medida del ciudadano que pregonara, sobre todo,
<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/La_otra_sentimentalidad" target="_blank">Luis García Montero</a> y que tiene su momento climático entre finales de los 80 y
la primera mitad de los 90. Si este hablaba de una “musa vestida con vaqueros”,
el nuevo realismo focaliza su atención en rotos y<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>costurones. Una línea cuyos hitos principales
se pueden enunciar en varios acontecimientos: la publicación de <a href="http://www.amediavoz.com/garciaCasado.htm" target="_blank"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las afueras</i></a> (1997) de Pablo García
Casado, la antología <a href="http://www.hwebra.com/hwebra_0/html/Margen/MARGEN.htm" target="_blank"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Feroces</i></a> (1998)
coordinada por Isla Correyero, el <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Homenaje_Bukowski_Alcobendas_2001.JPG" target="_blank">Homenaje a Charles Bukowski en Alcobendas</a> (2001) o la consolidación de los nombres
de Roger Wolfe y Karmelo Iribarren con sendas antologías: <a href="http://www.google.es/imgres?um=1&hl=es&client=firefox-a&hs=xoL&sa=N&rls=org.mozilla:es-ES:official&biw=1024&bih=430&tbm=isch&tbnid=mFVyTM0DZQJDGM:&imgrefurl=http://puentesdepapel56.blogspot.com/2012/11/karmelo-c-iribarren-dias-laborables.html&docid=OSw95VdL9tGkUM&imgurl=https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsVKIhtusDAjoD_FiGMqu8AGPBIrVREZ7pbdRaBHeuxQB16KbcUHf5RAVoCr9oUGJKCPUOla3IPIhwY3fimFNzDyFdSeXOhJOb3Wv9J3VnVgt7iIOAX2MxPJ3ebL67ltHgpkBCv8DtgdY/s1600/La%252Bciudad.jpg&w=175&h=240&ei=_BmgUKeULKXb0QXjtoHoAg&zoom=1&iact=hc&vpx=685&vpy=94&dur=984&hovh=192&hovw=140&tx=95&ty=140&sig=105721308606226243388&page=3&tbnh=148&tbnw=108&start=31&ndsp=22&ved=1t:429,r:23,s:20,i:202" target="_blank"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">La ciudad</i></a> (2002) y <a href="http://www.google.es/imgres?um=1&hl=es&client=firefox-a&hs=xoL&sa=N&rls=org.mozilla:es-ES:official&biw=1024&bih=430&tbm=isch&tbnid=Ue3FoSYunnItEM:&imgrefurl=http://unatemporadaenelinfierno.net/2007/04/23/idus-de-abril/&docid=ricWAb9EiKmOyM&imgurl=http://farm1.static.flickr.com/224/469843617_9847c61bcf.jpg&w=354&h=500&ei=_BmgUKeULKXb0QXjtoHoAg&zoom=1&iact=hc&vpx=92&vpy=31&dur=914&hovh=267&hovw=189&tx=119&ty=158&sig=105721308606226243388&page=1&tbnh=130&tbnw=92&start=0&ndsp=12&ved=1t:429,r:0,s:0,i:69" target="_blank"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Días sin pan</i></a> (2007), respectivamente. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-bidi-font-family: Calibri;">Es sobre estos dos últimos nombres donde Huacanamo ha depositado sus
primeras señas de identidad. En especial, el caso de Roger Wolfe: en 2008 daban
a la imprenta <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Noches de blanco papel</i>,
la poesía completa del autor nacido en Kent, y se creaba una colección personal
para el autor. En cuanto a Iribarren, la tutela es compartida todavía con
Renacimiento, pues no en vano los sevillanos fueron casi los primeros en acoger
su poesía, desde 1995. Pero lo que consolida esta línea no es ninguno de estos
dos nombres capitales, sino la aparición de un tercer nombre, una generación
por debajo, que revalida este curso poético profundizando en él: hablamos del
guipuzkoano Harkaitz Cano (Lasarte-Oria, 1975) y su poemario <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Compro Oro</i>, primera colección de poemas
escritos en castellano. Junto al libro de Cano, el mismo octubre pasado,
aparecían los poemarios de Pablo Casares (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quiénes
fuimos</i>) y de Michel Gaztambide (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Moscas
en los incunables</i>), con senderos parecidos y denominación de origen vasca. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-bidi-font-family: Calibri;">De Harkaitz Cano, al margen del euskera, manejábamos un par de libros
de poesía en castellano: la antología descatalogadísima de 2004, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Interpretación de los temblores</i>, y la
traducción en 2008 de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alguien anda en la
escalera de incendios</i> a cargo de El Gaviero. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Compro oro</i>, por lo tanto, es su primer tête-à-tête con el
castellano y la oportunidad de disponer de Cano en las librerías. Si en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Alguien anda</i>…, escrito a caballo entre
Donosti y Nueva York, la escalera de incendios neoyorkina ocupaba un lugar
vital (en la tradición metalizada, con luces y sombras, de Lorca, Crane o Juan
Ramón Jimenez) como figura doble de acceso o huida en una ciudad “nutritiva y
hedionda”; esta vez, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Compro oro</i>, está
presidida por otra simbología arquitectónica: la ventanas. Desde las tres citas
iniciales que abren el libro hasta el título de algunos poemas (‘Reconciliación
con ventanas’), la ventana aparece como otro elemento de transición (pero de
mayor complejidad): lugar de visibilidad o indiscreción, opacidad o clausura,
reunión gráfica entre los espacios de la intimidad y la ciudadanía. De alguna
manera sintetizando los caminos de García Montero e Iribarren, el hombre vive
en esa línea limítrofe: “La ventana es la medida de nuestros sueños” (‘La
ventana discreta’). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGtngG1dwOYmorq0yg8BpPjwmCVvdCACW_4gkMBxCml7lExGt4EQyVpV-mSQqq8z0YgolxR8J-I-LfVZPMni3HPOLMDCeyhcV08b3MxuRVknAbSeRjc5kB94Fjs2uh3UJHqUwNAu87Luw/s1600/compro-oro-oro-aguilera_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGtngG1dwOYmorq0yg8BpPjwmCVvdCACW_4gkMBxCml7lExGt4EQyVpV-mSQqq8z0YgolxR8J-I-LfVZPMni3HPOLMDCeyhcV08b3MxuRVknAbSeRjc5kB94Fjs2uh3UJHqUwNAu87Luw/s400/compro-oro-oro-aguilera_1.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-bidi-font-family: Calibri;">Cano recoge las mejores enseñanzas<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>de Iribarren (el magnífico y breve ‘La cama del centro’, dedicado al
propio Karmelo y con el mismo modo silogístico y devastador del donostiarra) <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y de Wolfe (la burla culturalista o
metaliteraria, el juego amargo: véase<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>‘Lección de poesía (Kill Bill)’ o ‘Dejad en paz a Edward Hopper’),
llevándolas a un terreno un poco más lúdico y expandido, menos sobrio y más
lenguaraz. Las estrategias para retratar el cansancio las obtiene Cano mediante
los efectos de la yuxtaposición, con buenos resultados en ‘Pornomatón’,
‘Introducción al mundo carnal’ o ‘Antropología de la limpieza’. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-bidi-font-family: Calibri;">En la sección de los peros, decir quizá que el conjunto no termina de
cuajar del todo por sus formas heteróclitas (suponiendo que la homogeneidad
fuera un valor estimable) y que las partes más humorísticas a veces resultan
simplemente “graciosas”. Pero, según tengo entendido, se trata más bien de una
recopilación de poemas antes que de un poemario uniforme (algunos de los poemas
del libro, de hecho, aparecían como fragmentos de una poética en <a href="http://lasafinidadeselectivas.blogspot.com.es/2007/02/harkaitz-cano.html" target="_blank">el blog</a>
<span style="color: black;">lasafinidadeselectivas.blogspot.com</span>). En cualquier caso, junto a nombres como
Manuel Vilas y su jaleo lírico o la deconstrucción de la moral en José Luis
Piquero, Harkaitz Cano significa un metro cuadrado más en el nuevo espacio,
ejem, realista.</span><br />
<br />
<span style="mso-bidi-font-family: Calibri;">*Publicado originalmente en el número de noviembre de 2011 de la revista Quimera </span></div>
Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-75852057806321286642012-06-30T13:20:00.000-07:002012-06-30T13:20:04.756-07:00NO ES ESTE LUGAR, SINO SU ESFUERZO<div style="text-align: justify;">
Canta Carissa's Wierd en The Piano Song: <em>Heaven's a distance, not a place. </em>Con una dosis de prisa mitológica hemos perdido la noción del cielo. Ante todo el cielo como lugar, esa ha sido la presuposición presurosa. Si es cierto que el cielo está ahí, predispuesto, así su recorrido, así su alejamiento. El cielo simplemente como su propio recorrido. El distanciamiento como condición. ¿Así la escritura? Así la escritura. El poema el esfuerzo para el poema. El poema el recorrido hacia el poema. Sustituya el lector si le apetece lugar por vida por experiencia. El poema la distancia, no el lugar. Su urgencia de lugar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<em>Between the tree and it's shade</em>, siguen cantando. Ahí. Entre el árbol y su sombra. La cosa y su enunciación. Entre el idioma y el corazón, que diría Berta García Faet. Idioma y corazón, un pacto mitológico. Esto sin duda es triste (recorrer, recorrer siempre), o es lo bonito precisamente (Berta, de nuevo), pero también es la risa negra que produce el labriego hablando con pompa. La risa de decir lugar, como habitándolo. Y no.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/xydfZH41wTo?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-69603958972041518582012-06-16T11:55:00.000-07:002012-06-18T05:25:45.565-07:00AUTOPISTAS COMARCALES, AEROPUERTOS DE PROVINCIA<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">E-mails para
Roland Emmerich</span></i><span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">, Sergi de Diego Mas, Honolulu Books, Barcelona, 2012, 71 págs. </span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCKuytN-ONUIZtheUWegyn1UrmfCrbTLn6IYcbbmPWobePhhvXNgOCyt7EBQkQOW-l5Wusi5pCL57OURibw95BqO0TiXaw9miHffEflDgX0GTY7XEwxV6jDF6YWdmNj-m8DbrMfZnWMpk/s1600/BLOG1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCKuytN-ONUIZtheUWegyn1UrmfCrbTLn6IYcbbmPWobePhhvXNgOCyt7EBQkQOW-l5Wusi5pCL57OURibw95BqO0TiXaw9miHffEflDgX0GTY7XEwxV6jDF6YWdmNj-m8DbrMfZnWMpk/s320/BLOG1.jpg" width="220" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Que yo sepa, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">E-mails
para Roland Emmerich</i> de <a href="http://interferenciasonica.blogspot.com.es/" target="_blank">Sergi de Diego Mas</a> (Barcelona, 1975) es uno de los primeros libros de poesía que tiene por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tema</i> la posmodernidad. Es extraño, hoy
que la posmodernidad parece haberse colado ya en todas las fiestas y bebido de
todas las copas de la contemporaneidad, que tengamos un libro de estas
características en las manos. Más allá de las cuestiones que Agustín Fernández
Mallo señalara en su ensayo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Postpoesía</i>,
donde denunciaba que la poesía española estaba desfasada con respecto a su
paradigma epistemológico y representacional; lo cierto es que en las últimas
dos décadas, aproximadamente desde la aparición a finales de los 90 de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las afueras</i> de Pablo García Casado, la
poesía española ha ido siguiendo muy de cerca los distintos caminos abiertos
por la posmodernidad, pero no como manifestación temática de sus presupuestos,
sino como metabolización. Cuestiones como la crisis del sujeto, el lenguaje
como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">bullshit</i> (tal y como lo
definiera Harry Frankfurt), el fin de lo político, etcétera, no han sido
enunciadas en la poesía reciente, sino digeridas previamente y traducidas a su
manifestación específicamente lingüística. Pero la posmodernidad, sus variados
coletazos, no ha sido enunciada todavía.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">E-mails para
Roland Emmerich (</i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mari Klinski</i> el
librito <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tout terrain </i>de Ainhoa
Rebolledo desde la cosa narrativa, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">so-called</i>),
la <a href="http://honolulubooks.tumblr.com/" target="_blank">nueva editorial barcelonesa</a> capitaneada por Ana Llurba desprecinta su
andadura y añade un granito de arena interesante al asunto de poesía y
posmodernidad. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span><span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">El libro se abre con una cita de Ballard que nos sitúa
en unas coordenadas muy concretas: la abolición del tiempo histórico (“creo en
la muerte del futuro”) y la deslocalización del espacio con el apogeo del
no-lugar (“las camareras de las autopistas” y “aeropuertos de fuera de
temporada”). A partir de aquí, el libro da vueltas en torno a la idea baudrillardiana
de simulacro a partir de una fingida comunicación cibernética con el cineasta
Roland Emmerich, autor de obras como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Indepence
Day</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Godzilla</i> o El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">día de mañana</i>. No solamente se trata de
traer a colación la idea de catástrofe (“Escribiré un e-mail a Roland /
Emmerich porque él sabe de estas cosas.”), de fin de los tiempos, sino de conectarla con un lenguaje simulativo
como es el cinematográfico. Una bonita paradoja: el cine como lenguaje capaz de
representar la abolición del sentido y a su vez el cine como construcción
basada en la contingencia, semillero de la misma catástrofe del sentido. La
desconfianza frente al mundo contemporáneo anida en la mirada y en nuestra
elaboración tecnológica para dar cuenta de la realidad, como deja claro De
Diego Mas desde el primer poema, ‘Plástico’, donde “todo empieza mirando una
postal”, “el abrumador silencio que sigue”, “la frivolidad desértica del
invierno”, y esa ecuación sentenciosa con que el autor remata el poema: “El
texto de la postal y yo, somos uno y somos todos”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgc-x7_Q6VbIiyEyzspAchH3ZCXtQECeFgQ4QeQ4F9wuUHXbJW_jToxmLg7j54ZLXANIwohbY7HOEkGZ_L1NglsYzwV5mUwkaIEsThz6YEJCkeDkqGem3ZmAEO1PT0IcWVCj4ZfLqirt74/s1600/BLOG2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgc-x7_Q6VbIiyEyzspAchH3ZCXtQECeFgQ4QeQ4F9wuUHXbJW_jToxmLg7j54ZLXANIwohbY7HOEkGZ_L1NglsYzwV5mUwkaIEsThz6YEJCkeDkqGem3ZmAEO1PT0IcWVCj4ZfLqirt74/s640/BLOG2.jpg" width="640" /></a><span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Sin embargo, más allá de las reflexiones sobre nuestra
condición pasadas por el cedazo de lo poético (un buen cedazo, sí, con oído
para romper bien el verso cuando es necesario, y un uso lacónico y consecuente
de la oración que informa antes que representa y además puntea cada poema con
gravedad), más allá de eso, este no es un poemario estrictamente posmoderno
(aunque se podrían hacer algunas analogías entre comunicación literaria y
comunicación internauta como procesos fundados en la ruptura), porque se ha
llevado el asunto a un terreno a flor de
piel antes que a las vísceras de la escritura. Una escritura posmoderna
cuestiona las propias condiciones del poema, lo resquebraja y lo cuestiona
desde dentro; y <a href="http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=2Osna6e0GnI" target="_blank"><i>E-mails para Roland Emmerich</i></a> demuestra cierta confianza en el
lenguaje a nivel compositivo, más allá de ciertas agresiones tipográficas
(“LLUVIA LLUVIA LLUVIA SPAM”), libertinaje semántico rescatado entre la basura
tecnomediática (“codeine, nopriorprescrition + / up to 80% off, your #1 source
for buying / vicodin online at a fraction of u.s. prices”) y un andamiaje
paratextual para mimetizar la interfaz
de los correos electrónicos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Sergi de Diego Mas escribe sobre las autovías desde
carreteras comarcales, posmodernidad y modernidad dándose la mano. ¿Será esta
una nueva pista?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-38969057709931319022012-06-04T07:57:00.002-07:002012-06-04T07:58:47.954-07:00LA SOMBRA DE UN MELOCOTÓN<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
Alberto
Santamaría, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Interior metafísico con
galletas</i>, </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
El Gaviero
Ediciones, Almería, 2012, 59 págs.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9mSg_MfNjiHux_0s6jWGucGhOC_3cQnrCaBGU3eRXPu_M76n0YI1x3LeYXEoaFXP_4NMxkuLW5Zzgspma2NI_2u1w1rlqAu0zOXQb53G40OjNPSZEvg3nUZTnS0uHaJ77XxV9LRHJLT0/s1600/Portada-Interior-Metaf%C3%ADsico.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9mSg_MfNjiHux_0s6jWGucGhOC_3cQnrCaBGU3eRXPu_M76n0YI1x3LeYXEoaFXP_4NMxkuLW5Zzgspma2NI_2u1w1rlqAu0zOXQb53G40OjNPSZEvg3nUZTnS0uHaJ77XxV9LRHJLT0/s320/Portada-Interior-Metaf%C3%ADsico.jpg" width="229" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Dice Wallace Stevens, poeta olímpico en la teogonía de Alberto Santamaría (Torrelavega, 1978), que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">es
la creencia, y no el dios, lo que cuenta</i>.
Para la metafísica aristotélica —cuando todavía era necesario subir al
ático para contemplar el mundo— lo
importante era, ante todo, averiguar lo
divino, aquella ciencia de las primeras causas. Hace mucho que no es dios lo
que cuenta ya, pero sí la creencia, la percepción emocionante del mundo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No son las preguntas —ni siquiera sus palabras— / sino esta melódica
sensación de vacío / que metódicamente nos invade</i>, afirma Santamaría. O
como dice la cita de Boscán al principio del poemario: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¡Oh, revolver del cielo, que dispuso acá en el mundo un hombre tan
confuso! </i>Ya no sabemos qué es peor, si la curiosidad malsana por un qué
supremo y por todo lo alto o la constatación, todavía más absurda y angustiosa,
de que toda pregunta es inútil. Podremos borrar al dios, podemos borrar la
pregunta y sus señas, pero queda <i style="mso-bidi-font-style: normal;">acá</i>
la creencia dentro del hombre, queda <i style="mso-bidi-font-style: normal;">acá </i>algo<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> que nos hipnotiza más allá de la materia</i>. Queda la predisposición humana como una
matemática rara, con tendencia a infinito. Es lo humano, el mundo, explica
Santamaría con una imagen maravillosa, quien nos pide arrancarle al día su
secreto: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Una lámpara de araña en lo alto
/ nos impide dejar de mirar hacia el techo</i>. ¿Pero qué secreto? Este libro
se pregunta, entre muchas cosas, por qué los objetos se desbordan. Santamaría
no escribe sobre la metafísica, ni siquiera sobre lo que ahora, y como acabamos
de explicar, entendemos por metafísica, sino sobre lo que el escozor metafísico
provoca en el hombre. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglBzaTP5LMcvYRgVIsaTAGZRUjVAlOZz2bM1uVGlV14SkrGHVZrNr8ybUN8tqnM15qxWRYPXvOdC91n8r3L_YQsKhys1G_MxTVg9F8AxVcy2KS3pAKWjcsPjoqF7yMyWxy3mTbmDhGQmg/s1600/Giorgio-de-Chirico-Metaphysical-Interior-with-Biscuits-med.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglBzaTP5LMcvYRgVIsaTAGZRUjVAlOZz2bM1uVGlV14SkrGHVZrNr8ybUN8tqnM15qxWRYPXvOdC91n8r3L_YQsKhys1G_MxTVg9F8AxVcy2KS3pAKWjcsPjoqF7yMyWxy3mTbmDhGQmg/s320/Giorgio-de-Chirico-Metaphysical-Interior-with-Biscuits-med.jpg" width="251" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Giorgio de Chirico, <i>Interior metafísico con galletas</i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
Santamaría, evidentemente,
ha heredado de Stevens la propuesta fronteriza: de qué manera se dan la mano
realidad y ficción, qué son estas cosas; por lo menos en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hombre que salió de la tarta (2004)</i> y en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Notas de verano sobre ficciones de invierno</i> (2005), una vía
reflexiva que guarda relación con sus consideraciones críticas que se pueden
leer <a href="http://albertosantamaria.blogspot.com.es/" target="_blank">en su blog</a> (hace muy poco, embistiendo contra el regreso de la crítica conservadora
bajo las formas del reseñismo epatante y libertino de la blogosfera). Pero
Santamaría es también un poeta vinculado a las bellas artes: no solamente
porque maneje referencias (las vértebras pop de su poemario <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hombre que salió de la tarta </i>o<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>la alusión a De Chirico y la pintura
metafísica), conceptos (hay una clara idea de sublime en este libro, un tema
sobre el que el autor ha escrito) y porque además es profesor de estética y
arte contemporáneo en la Universidad de Salamanca, sino sobre todo por la
calidad plástica de sus versos. De la estética del paisaje sublime, por
ejemplo, Santamaría ha tomado la figuración para plantear el problema del
metafísico, expresado en forma de desajuste de escala en el primer poema (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La habitación es demasiado grande para los
dos</i>) o en el tercero (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La playa tiene
esta forma perpendicular a los hechos</i>), la intimidad humana como un lío entre
disposición y predisposición.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Interior metafísico con galletas</i> tiene unas dimensiones más breves que sus anteriores poemarios, su
tema está más acotado y quizá por ello tiene un tono más meditativo también
sobre el cual se engarzan las imágenes de escuela surrealista (esa forma
inusual de juntar palabras donde han militado Neruda, Gamoneda o Luisa Castro,
por decir algunos). No encontramos la vertiente novísima que recorría <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Notas</i>… y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El hombre</i>… (esa estética de culturalismo indie que ha practicado
gente como Elena Medel en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mi primer
bikini</i>: Joey Ramone, Family…), pero permanece el interés por los cuerpos:
la fruta, un motivo habitual en su poesía, nos recuerda cuál es el campo de
batalla: el de lo sensible, los perfiles, los volúmenes, el juego de la luz: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nada de lámparas ni de genios. En mis ojos /
cientos de miles de sensores actúan / para saber / que esto es un cuenco y su fruta / roja y
amarga. Así de simple. Nada más. / Un melocotón reserva pura su piel / para mi
instinto</i>.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
*Reseña publicada originalmente en el número de junio de 2012 de la revista Quimera. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-79445308661134238942012-04-10T00:45:00.000-07:002012-04-10T00:50:57.392-07:00POR DONDE MERODEARÉ<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">Luis Muñiz</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">, Libro segundo</span></i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">,
Ediciones Trea, Gijón, 2011, 85 págs.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7o-Bh1_qPZ7L0phvZKefuy7AK47YVAbAbyAO_zfsHQ7TPgCFZ0mKbWxCnDjMyIXwvhIf0bIdNIsnl0wX5cRDiZNxHnPZQyGcDjuoPjwbrPWd4fn4QEBFDLs6P2EMBC0LkNoOwhkK1e3c/s1600/Mu%C3%B1iz.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7o-Bh1_qPZ7L0phvZKefuy7AK47YVAbAbyAO_zfsHQ7TPgCFZ0mKbWxCnDjMyIXwvhIf0bIdNIsnl0wX5cRDiZNxHnPZQyGcDjuoPjwbrPWd4fn4QEBFDLs6P2EMBC0LkNoOwhkK1e3c/s1600/Mu%C3%B1iz.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">¿De dónde sale <a href="http://www.7de7.net/noticia.php?idNoticia=38e96003cfc36897c3bb365151977117" target="_blank">Luis Muñiz</a>, alguien que de repente saca un
primer libro alucinante con un dominio del ritmo asombroso y un uso del
lenguaje más que envidiable? Al grano: Luis Muñiz (Caborana, Asturias, 1964)
ejerce el periodismo en el diario <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
Nueva España</i>, donde entre otras cosas se ocupa de reseñar libros de poesía,
su primer libro fue elegido por el diario <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Público</i>
como mejor poemario de 2008 y fue candidato en 2009 al Premio Nacional de
Poesía y además de un modo u otro se le podría relacionar con voces que van de
Canteli a Valente o Miguel Casado. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">Se ha dicho que la poesía de Muñiz es meditativa, pero yo
precisaría más y diría que o bien se trata de una meditación constantemente
reiniciada o bien se trata de una meditación sobre la inestabilidad. Al verso
de Muñiz, generalmente versículo -si bien <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro
segundo</i> introduce variaciones en este sentido- es difícil encontrarle un
pariente en España, antes hay que pensar en una tradición yanqui que lo
acercaría a gente como Ashbery o Robert Hass, a un Eliot remoto quizá, y al
fraseo típico del jazz o el rock progresivo (véase el cameo de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=R9duoeeKFVU" target="_blank">Robert Wyatt</a> o
las confesiones que el propio autor ha hecho <a href="http://www.lavozdeasturias.es/culturas/escribo-gustaria-sentirme-saxofonista_0_593340803.html" target="_blank">a propósito del saxo</a>). Decía que no
es exactamente una meditación porque, si
bien su palabra es interrogativa al tacto, tanto el sujeto de la meditación como su objeto son
cambiantes, de modo que es imposible arribar a ninguna conclusión definitiva,
mientras que toda meditación tiene por finalidad una extracción de pensamiento.
En Muñiz la singularidad está en la negociación con la realidad, una palabra
sin pánico escénico cuyo hallazgo poético es un encuentro que inmediatamente
queda atrás, porque hay que seguir conversando. Según esta idea, el versículo
es adecuadísimo, no solamente por la solidaridad con lo musical, porque
introduce una cadencia regular donde toda disertación queda integrada, sino
porque además corresponde a esa poética del diálogo incesante: el versículo
escapa de la fijación del verso
tradicional computable, es el verso de
la indagación por excelencia, en su capacidad para reproducir la incontinencia
de la duda.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">Decía Valente en ‘Cinco fragmentos para Antoni Tàpies’ (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Material memoria</i>, 1977) que la tarea del
poeta es crear un vacío que permita la recepción de lo poético, y por ello la
conducta consustancial al poeta es el silencio. Muñiz pincha la lección silente
como si fuera un castillo inflable: “De rellenos y moldes, piensas, es de lo
que va todo esto; de espacios vacíos y predeterminados que hay que rellenar de
indeterminación, pues no de otra cosa rebosa la vida” (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un fragor</i>…). Efectivamente la cosa va de vacíos, pero ahora ni
continente ni contenido tienen demasiado sentido y la conducta del poeta ha perdido
toda condición religiosa (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro segundo</i>
ofrece un ejemplo fenomenal en su primer poema, donde se apela a cierta
trascendencia antes del “salir de casa” que será su palabra) para devenir un
dar cuenta, una recepción de lo continuo, un habla magnífica y deslenguada. Con
Muñiz el poeta ya no escucha, en ese sentido tan heideggeriano del permanecer
atento, sino que habla, habla sin parar, porque nada más le ha sido permitido. El
territorio ahora es el del exceso, el de la emanación o la verborrea, pero dado
que el propio terreno es movedizo, el monto poético va repartiéndose, sin
resultar nunca excesivo, siempre la réplica justa al momento. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro segundo</i>
se ha profundizado en estas ideas. Seguimos disfrutando de esa voz cadenciosa,
grave, donde la rapsodia filosófica se disfraza de género periodístico, pero
ahora Muñiz es cada vez más osado, su voz es capaz de dialogar prácticamente
con cualquier cosa. Por ello, podemos decir que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libro segundo</i> se amplía hacia fuera y hacia dentro. Hacia fuera en
la medida en que se tratan asuntos tan dispares como la crisis económica –casi
una crónica– o se versiona con maneras post-rock un clásico de la iconografía
pictórica como la Adoración de los Reyes Magos; y se amplía hacia dentro cuando
el proceso creativo deviene cada vez más objeto de la interrogación en hitos como
‘Londres’ o ’Merodeos (4)’, verdaderos ejemplos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">meta</i>poesía en movimiento.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">*Reseña publicada originalmente en el número de abril de 2012 de la revista Quimera </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-77196656954000414852012-04-02T10:26:00.001-07:002012-04-02T10:26:23.003-07:00LILA DIT ÇA<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Chimo, <i>La voz de Lila</i>, Libros del silencio, Barcelona, 2010, 176 págs. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIoPxSJkLYO4bCZFF7qh5iKd8PRcSw4uontLJE9uGHBtvL5sG4kqaFISQ6pQYQtlq2BZRR9K_VrSsWiKrY_I1r6EaPvk4OZbMSFfKldH1dLzvezGlFusD6taehT22ts5qqprWzodDLpvg/s1600/Lila1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIoPxSJkLYO4bCZFF7qh5iKd8PRcSw4uontLJE9uGHBtvL5sG4kqaFISQ6pQYQtlq2BZRR9K_VrSsWiKrY_I1r6EaPvk4OZbMSFfKldH1dLzvezGlFusD6taehT22ts5qqprWzodDLpvg/s320/Lila1.jpg" width="211" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;">Visito el <a href="http://mercelopez.blogspot.com.es/" target="_blank">blog artístico de Mercè López</a>, autora de la portada de la nueva edición de <i>Lila
dit ça</i> a cargo de Libros del Silencio, y me viene a la cabeza la languidez
feliciana de Jordi Labanda, el tenebrismo de Rai Escalé y la atmósfera perversa
y <i>naïf</i> de la galería Iguapop. Si la primera edición en castellano −que
publicara Ediciones B pisándole los talones al original francés de 1996−
barajaba <a href="http://www.google.es/imgres?um=1&hl=es&client=firefox-a&sa=N&rls=org.mozilla:es-ES:official&biw=1280&bih=878&tbm=isch&tbnid=x0KPjtbqriYxAM:&imgrefurl=http://thekankel.blogspot.com/2010/06/reeditan-la-voz-de-lila.html&docid=qD5LB7sN0XqITM&imgurl=https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkJg-HP6280IPVBhuF3ZF0I7qsqE6pBaGK7lP0YelEu1_FkuH0g5L59fo4l4OYDDFvTMIRzkLMSqxigtfUPnI9jhqSBH8fxYIljyLXpxEfXpJs6DheMXoMKnglQsT70GbKu8RRI7_WrU8r/s1600/lila.jpg&w=450&h=716&ei=dOB5T-uzOaGg0QWJgPW_DQ&zoom=1&iact=hc&vpx=861&vpy=121&dur=695&hovh=283&hovw=178&tx=77&ty=191&sig=101239792300478985233&page=1&tbnh=167&tbnw=105&start=0&ndsp=26&ved=1t:429,r:5,s:0" target="_blank">en su portada</a> el erotismo y la idea de escritura más o menos amateur,
mediante un par de elementos bastante manidos (una espalda ingresiana en el
centro de una hoja cuadriculada arrancada de una libreta), esta reedición
repone la antigua traducción de Ignacio Vidal-Folch con una propuesta estética
a la altura de la novela, que no es poca. La escritura confesional propia del
libro queda sugerida por unos garabatos de puño y letra en un segundo plano,
mientras que adquiere todo el protagonismo una escena ─el paseo en bici de Lila
y el protagonista─ sacada del propio corazón del libro y que desarrolla
astutamente las ideas de perversión e inocencia. La rueda de la bicicleta, de
color apastelado, esparce unas discretas motas de barro sobre la franja blanca
que recoge el título del libro y el nombre de su autor: <span style="mso-bidi-font-weight: bold;">Chimo</span>. Y vayamos a Chimo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Los datos son estos:
un escritor-francés-joven-hijo-de-inmigrantes-árabes-en-el-trullo, un abogado
que intermedia, un editor que edita, y dos libretas Clairefontaine con la
escritura de <i>Lila dit ça</i> en el interior. El editor dice las palabras
mágicas, el abogado intermedia, el libro se vende (mucho) y Chimo escribe al
poco su segunda novela, <i>J’ai peur</i>. El resto es <a href="http://www.lexpress.fr/informations/mais-qui-est-donc-chimo_613793.html" target="_blank">un debate</a>, básicamente
francófono e irresuelto, sobre la identidad de Chimo y una película del 2004
con buenas señas en Filmaffinity. Ahora hablemos un poco del libro, que viene a
cuento.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En sus ciento
cincuenta páginas de extensión, Chimo nos cuenta sus peripecias por la <i>banlieu</i>
parisina y sus provocativos encuentros con una deliciosa criaturita llamada
Lila. Un canto al mueble y al inmueble como horizonte imposible, una lección
sobre la carne como frontera, y en definitiva una llamada de atención sobre un
abatimiento social muy pero que muy real.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Dice la contraportada
de<b><i> </i></b><i><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">La voz de Lila</span></i>
que dice Francisco Umbral que la obra de Chimo puede tutear sin miedo al
realismo sucio norteamericano y español. Si bien no me parece del todo acertada
su comparación, creo que uno de los puntos interesantes del libro se mueve por
ese terreno, el de la adscripción a cierto movimiento o a cierto género. ¿Cómo
leemos <i>La voz de Lila</i> y qué propuesta de lectura ofrece ésta? Un segundo
punto que intuyo destacable es la pelea entre pornografía y erotismo, entre
sentido y sinsentido, y que para mí resume el libro en toda su fuerza teórica y
en toda su tristeza.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTG6yyoG-xMY8yroWRsYU1WY79_bmeJJKn1A_h6pjkopGITtgBgBc_GohDvM97LUqXxj5ejFSUPVMDrBEcdQcMF2n4CVvpt8N6D1NDrRmuusvRLN5EYuSjFP4nT-qkOAkAlewFTk-LjTM/s1600/Lila2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTG6yyoG-xMY8yroWRsYU1WY79_bmeJJKn1A_h6pjkopGITtgBgBc_GohDvM97LUqXxj5ejFSUPVMDrBEcdQcMF2n4CVvpt8N6D1NDrRmuusvRLN5EYuSjFP4nT-qkOAkAlewFTk-LjTM/s320/Lila2.jpg" width="209" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La edición francesa
tiene experiencia en eso de los tipos raros (Houellebecq) y las obras con
seudónimo (prolífico Romain Gary), y además acarrea treinta años de debate
sobre la <i>autoficción</i>, así que me parece normal que se inmiscuya aquí la
endemoniada etiquetita de género. Hay dos bandos diferenciados en el debate
sobre Chimo: el bando que dice que Chimo es Chimo y la historia de Lila su
propia historia; y un segundo bando que dice que hay otro escritor y que, en
todo caso, Chimo es su profeta. Y esas parecen ser las dos posiciones: la
novela autobiográfica o la novela ficcional pura y dura. Pero creo que la
cosa reside más bien entre una y otra propuesta. No se trata de creer o no
creer, se trata de cómo leer. Es evidente que la recepción del libro se produce
en mitad de una polémica sobre la idea de autoría que pertoca a su vez la
identidad del narrador y del personaje: ¿son los tres el mismo y por ello cabe
hablar de autobiografía? En resumen, toda lectura del libro obliga a
posicionarse ante el debate o a reconocer que por lo menos tal debate existe.
Sin embargo, el autor asume su realidad extraliteraria con la misma
tranquilidad con que uno se echaría azúcar en el café. El resultado es este:
una propuesta de lectura unidireccional (autobiográfica) <i>versus</i> una
lectura enmarañada en la duda. Ese contraste entre seguridad y contingencia es
una tensión típica de la autoficción. Pero lo interesante de esta contribución
a lo autoficcional está en esa zona cercana al texto que Genette designó como <i>paratexto</i>.
De la misma manera que Albin Michel pasea a Amélie Nohthomb por librerías y
salas de conferencia de medio mundo con el cuento de haber contado la verdad,
toda la verdad y nada más que la verdad en sus libros, Plon y Libros del
Silencio aportan su granito de arena a una estrategia literaria muy
interesante, puesto que pone de relieve la importancia de lo social en las
teorías de la recepción y en la poética de los géneros literarios.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Pongamos tres
ejemplos: (1) el argumento del joven, el editor y el abogado; (2) la <i>Advertencia
del editor francés</i> que precede a la obra; (3) y el uso de las notas a pie
de página. El primer ejemplo es el menos sibilino: situar una historia en
ciertos lugares de autoridad significativa (lo dice la contraportada, lo cuenta
la reseña de aquél suplemento, lo aseguran en el prólogo) para legitimar el
argumento. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;">El segundo ejemplo, la advertencia del editor, es otro ejemplo del
primer tipo pero de mayor potestad (guau, lo asegura el editor). Pero la manera
en que se lleva a cabo es más inteligente, y además introduce los modos del
tercer ejemplo. Se trata de aquél <i>efect du réel</i> analizado por el primer
Roland Barthes a finales de los sesenta. Existen dos funciones retóricas de lo
descriptivo: aquellas que informan de aspectos nucleares para la narración y
las que se ocupan de los detalles insignificantes, pero cuya significación es
máxima. El detalle más insignificante produce, en conjunto, un poderosísimo
efecto de realidad, es decir, resulta un efecto de retórica narrativa de primer
orden. Cuando Olivier Orban nos explica que Plon recibió un manuscrito con «la
expresión “Lila dit ça” escrita en mayúsculas en el margen superior de la
página 7», no se trata tanto de informar al lector de los hechos que dieron
lugar a la edición (lo cual no suele suceder), sino más bien de connotar la
verosimilitud de su propuesta autobiográfica. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;">En tercer lugar, las notas a pie
de página siguen el mismo camino, apuntalar el pacto de lectura que arroja el
texto mediante alusiones directas al manuscrito. Toda este movimiento me
recuerda a aquella exhortación de Herbert Marcuse para erotizar las zonas más
castigadas por nuestro inconsciente censor. Las estrategias literarias que van
más allá de las zonas propiamente literales (o sea, el texto estricto) permiten
−que no aseguran− una extensión de las zonas genitales o literarias a otros
puntos aparentemente menos susceptibles a una elaboración artística pero
potencialmente erógenos o creativos. A eso creo que se refiere la frase de <i>Le
Nouvel Observateur</i> cuando dice que «si hay engaño, éste nos deja una novela
inusual, divertida, tierna, viva».</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-family: Calibri; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Por último, comentar
la tensión entre erotismo y pornografía como un posible amarre de lectura.
Decía que esta historia trata la carne como lugar limítrofe (en este caso la de
Lila en su año decimosexto). Y ese lugar es el de la progresión
socioeconómica. Creo que hay dos usos del cuerpo en esta novela. Por un lado
está la versión cultural (la que aboga por el sentido) del propio Chimo. Es la
típica del escritor: poetizar una realidad que aparentemente se muestra sin un
orden significativo. Ante la nada ofrecer una elaboración, una mediación
cultural frente a lo real. Sus visiones de Lila son de este tipo, pasadas por
el cedazo de lo poético. Chimo viste y desviste a Lila, y su trato con ella
siempre es mediado por sus deseos (siempre inconclusos), por una imagen
preciosa y anhelada, intervenido por la escritura. A esto llamo yo el trato
erótico al cuerpo de Lila, que inyecta sentido a aquello que carece de ello.
Lila, por su parte, combate su atonía vital con la rebeldía de la insinuación
pornográfica, trasladando lo carnal al límite de su sentido: la obscenidad. Si
Chimo admira el cuerpo de Lila, Lila desea simplemente verse follando ante un
espejo. Uno aleja el cuerpo para contemplarlo, la otra lo acerca para exceder
el sentido. Ese exceso de pollas y cámaras de vídeo filmando la cópula parecen
querer sublimar algo, rebasar una cota que en realidad no existe. Como la
hipertrofia obscena en la descripción de la ropa en <i>American Psycho</i> de
Easton Ellis, Lila rellena su vacío con el exceso. Pero ese exceso no conduce
al sentido, al contrario, lo imposibilita por asfixia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt;">Quizá los destinos de
Chimo y Lila convergen porque ambos luchan contra lo mismo, la nada social en
la que andan inmersos, y por ello las dos estrategias terminan con un mismo
fracaso: la pérdida de la amada en un caso y el sacrificio de la pureza que
exige todo exceso carnal, por otro. Y por ello esta es una historia triste, muy
triste.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/SMyzbfEKrHg?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-90242644240069831212012-03-28T12:26:00.002-07:002012-03-28T12:33:13.642-07:00DOWNLOAD EUDORA O CÓMO ESCRIBIR MARAVILLOSAMENTE<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Eudora Welty, <i>La hija del optimista</i>, Impedimenta, Madrid, 2009, 232 páginas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Eudora Welty, <i>Cuentos completos</i>, Debolsillo, Barcelona, 2011, 992 páginas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRQRfz-rnpEAn0cQWNoBm6-2n-mJAgH-ZfJtPcA6h7HKAbv-KgF8fsSmr_pIR2iIsiDwqDWnFtcG-I8134rray9ZTFhjQDtX9og89KndEM5BhG8BWr-qyd9koBlLZZCRn2m4y_s3FqN6U/s1600/WeltyDebolsillo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRQRfz-rnpEAn0cQWNoBm6-2n-mJAgH-ZfJtPcA6h7HKAbv-KgF8fsSmr_pIR2iIsiDwqDWnFtcG-I8134rray9ZTFhjQDtX9og89KndEM5BhG8BWr-qyd9koBlLZZCRn2m4y_s3FqN6U/s320/WeltyDebolsillo.jpg" width="210" /></a></div>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">La
literatura nos ha acostumbrado en muchas ocasiones a los héroes de corazón
dorado o casaca impoluta. Qué imperecedero es el Samuel Pickwick de Dickens,
rechoncho y con levita, o el Hans Castorp de Thomas Mann, en su chaise-longue y
envuelto en una manta. Sin embargo, la república de las letras también ha
sabido promocionar personajes traídos de contrabando. En ese abrevadero, el de
lo exagerado y lo violento del cerrado sur norteamericano, ha bebido el
subgénero conocido como gótico sureño. Tras la publicación este mismo año [2009] de
los <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Cuentos completos</span></i>
de Truman Capote en formato de bolsillo, es el turno de Eudora Welty (1909 ─
2001) para abonar ese terreno desde la escritura literaria y <a href="http://www.youtube.com/watch?v=fBDLzyxIB14" target="_blank">fotográfica</a>. En primer lugar nos llega la traducción de la
novela (introducida por el recientemente fallecido Félix Romeo) con la que la autora ganó el Pulitzer en 1973: <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">The optimist’s daughter</span></i>,
y le ha seguido la edición de sus <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Cuentos
completos</span></i>, que todavía estaba por hacer. La compilación de relatos
reúne los dos libros publicados por Anagrama: <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Una cortina de follaje</span></i> (1941) y <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Las manzanas doradas</span></i>
(1949); y traduce <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">La red
grande y otros relatos</span></i> (1943), <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">La
novia del “Innisfallen” y otros relatos </span></i>(1955) más dos cuentos
inéditos de 1963. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBdR69fkhA0kyjgH7TzP-uuovj_-BYz9HERJ1SJF1vj8pAMHaSOi8nW3zbT_CHfpPf5biL2u0AjHysKXzkjzdGsozT0zCXyBzPcgJuCeOgjHD3W9SvGxJND16xg6O8ZIxVOiB9iwr23VM/s1600/la-hija-del-optimista-9788493711054.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBdR69fkhA0kyjgH7TzP-uuovj_-BYz9HERJ1SJF1vj8pAMHaSOi8nW3zbT_CHfpPf5biL2u0AjHysKXzkjzdGsozT0zCXyBzPcgJuCeOgjHD3W9SvGxJND16xg6O8ZIxVOiB9iwr23VM/s320/la-hija-del-optimista-9788493711054.jpg" width="210" /></a></div>
<i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">La
hija del optimista</span></i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">,
publicada en 1972, recorre dos caminos distintos. En cierto modo está
emparentada con la novela americana tradicional que viene del <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Huckleberry Finn</span></i>. Laurel
MecKelva abandona Virginia, al noreste de los Estados Unidos, para regresar a
Mount Salus, el pueblo sureño en el que creció, urgida por la enfermedad de su
padre. Ese viaje de regreso también conduce al conocimiento, lugar común donde
se da la mano con el viaje por el río Mississipi que escribiera Mark Twain. Ese
motivo americano y la recreación de todo un imaginario local (la viuda, los
paletos, el ciudadano respetable, los negros, etcétera) cercano a Faulkner o
McCullers, se combina con una tradición literaria y filosófica de origen
europeo: las dinámicas del tiempo. El funeral del padre de Laurel, con todo el
mundo reunido en la casa familiar, inaugura esta última línea. Una ausencia (la
muerte) motiva una búsqueda, pero no la de quien se acaba de marchar, sino la
de la propia protagonista. Welty lo explica en su relato de 1949, “Los
errantes”: <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Siempre que hay
muertos en una casa, pensó Virgie, salen a relucir todas las historias, que
dejan de pertenecer a las personas para convertirse en algo de dominio público.
No la historia del muerto, sino la de los vivos.</span></i> Laurel, a partir
del funeral, redescubrirá un pasado que sobrevive en la memoria de las
cosas. Esa recuperación de la identidad a través de la casa familiar y sus
objetos reconcilia con los muertos, pues <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">lo
mínimo que podemos hacer por ellos es sobrevivir</span></i>. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">La
desaparición, curiosamente, es un acicate para restituir nuestra propia
pérdida. Pero ese hueco también da lugar al mito. Si se quiere, a la palabra.
Cuando el juez muere, se desatan las lenguas de la comunidad y el vacío dejado
por el hombre queda suplido por su historia. Otro ejemplo de ello es la
conversación mantenida por cuatro viudas en el jardín de los McKelva mientras
Laurel riega ensimismada los parterres. La voz de su madre, muerta y evocada
con la visión de cada planta, se alterna con el coro de mujeres que comentan lo
sucedido. Estas voces no tendrían un gran interés si no fuera porque se trata
del mayor logro de la novela. El realismo de la charla, muy conseguido,
trasciende y asistimos a un verdadero discurso femenino como paradigma de la reinvención,
al perspectivismo narrativo (aquello de contar la historia según cómo se mire).
Esa voz es la voz del chisme y la opinión ligera, pero también de la creación
constante. Ese hablar libremente queda contrapuesto a la voz masculina, mucho
más pragmática. De este modo, Welty, como decía en la cita, da cabida a la voz
de dominio público. Mientras la voz privada es cerrada porque tiene muy pocas
lecturas, la pública es inagotable. Los espacios íntimos, abiertos por los
porches, se disuelven en el hablar comunitario, que no es ni cierto ni falso,
sino la voz de la ficción. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Si
esta característica es principal en <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">La
hija del optimista</span></i>, los cuentos muestran otras propiedades de la
obra weltyana: por ejemplo, la construcción de atmósferas y escenas
poderosamente poéticas. Welty demuestra también su maestría con el diálogo y la
escena (la charla en la peluquería en “El hombre petrificado”) o con la
construcción de personajes (el paleto, en “La red grande” o el asesino
neurótico en “Flores para Marjorie”). </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif";"><br />
Pero el libro que sobresale por encima de todos los demás es <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Las manzanas doradas</span></i>. Su
vocación de novela la desmorona una estructura demasiado fragmentaria, pero sin
duda esos fragmentos acaban por construir un mundo. Cuando uno acaba el último
cuento, tiene la sensación de haber abandonado algo importante, un lugar que no
sabe situar pero que queda al sur y deja una marca fortísima. Desarrollándose
en un espacio más bien pequeño para su labor, pues apenas pasa de las
trescientas páginas, la obra recorre los tiempos a través de varias
generaciones que habitan el pueblo de Morgana y el condado de MacLain. Como en <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Cien años de soledad</span></i>, la
percepción del tiempo parece ancestral. Y el correlato sureño de la obra,
ilustrado en la bella portada de Lumen, no alcanza para que atisbemos un mundo
real. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Ejemplos
de esta brillantez son la historia de la señorita Eckhart y la casa vacía
en “El recital de junio”, que resulta magnífica, o pasajes francamente poéticos
como la aventura alucinante de “Música de España”, el único relato del libro
que tiene una ubicación real: San Francisco.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Tal
vez a la edición de Lumen le haya faltado solamente, dado el esfuerzo global de
la recopilación, una introducción a la altura que pudiera atravesar la obra
cuentística de Welty y comentar su enorme, inconmensurable valor estilístico. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-76058848922202947912012-03-23T18:21:00.001-07:002012-03-24T09:56:16.391-07:00PÁJARO EN CONDICIONES<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ginés Aniorte, <i>Las condiciones del pájaro</i>, Renacimiento, Sevilla, 2012, 99 págs. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Dice Mircea Eliade a propósito de
la permanencia de lo sagrado en el arte que
el eclipse de la religiosidad que se produjo en Occidente a finales del siglo
<span style="font-variant: small-caps;">XIX</span> no fue tanto una desaparición como
una reestructuración, el paso de un arte evidentemente sacro a una religiosidad
en el alcantarillado: “el hombre moderno ha olvidado la religión, pero lo sagrado sobrevive en su
inconsciente”. En el mismo sentido, El Centre Pompidou de París albergaba en
2008 una exposición que pretendía visibilizar ese camuflaje, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Traces du sacré</i>, desde la aparición de
una religiosidad laica hasta la espiritualidad en el siglo <span style="font-variant: small-caps;">XX. </span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0IDbff_g7myMu_7qdJbfroNQSgjKREzyS0kzEGLPVJNsEtFih43e0dByR1umYg2u8StFQoe2s8HzGp5Bc-33bRRe9hi-MR9cZo-gW1MVe-y6CW-BeRLqjN0R6WzXZUSRcUoN11RfaCrA/s1600/Las+condiciones+del+pajaro.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0IDbff_g7myMu_7qdJbfroNQSgjKREzyS0kzEGLPVJNsEtFih43e0dByR1umYg2u8StFQoe2s8HzGp5Bc-33bRRe9hi-MR9cZo-gW1MVe-y6CW-BeRLqjN0R6WzXZUSRcUoN11RfaCrA/s320/Las+condiciones+del+pajaro.jpg" width="226" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> Las condiciones del pájaro</i> de Ginés Aniorte (Murcia, 1960) encontramos
un ejemplo un tanto distinto, pero que me parece igualmente interesante para observar las modificaciones ocurridas
en el terreno de la formalización de lo religioso en el arte contemporáneo. Eliade
habla en su texto de supervivencia de lo sagrado bajo unas nuevas formas que no
son explícitamente sacras. Sin embargo, la deriva artística del siglo XX, al
liberarse de las codificaciones, del simbolismo explícito de lo religioso, ganó
el espacio necesario para pensar verdaderamente la naturaleza religiosa de la
obra de arte. De Brancusi a Tàpies, podemos decir que el profano siglo XX ha
sido considerablemente religioso. Frente a esta senda general, Aniorte significa un regreso a la codificación, a la poesía <i>de</i> lo religioso: parte de un texto atribuido a San
Juan de la Cruz (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dichos de luz y amor</i>,
120) en el que se indican cuáles son las cinco condiciones que debe reunir el
alma contemplativa mediante el simbolismo espiritual del pájaro. Aniorte versiona las exigencias de San Juan,
las profana por contradicción y las usa
para estructurar el libro en cinco partes: 'La primera, que se viene conmigo'
(donde San Juan de la Cruz decía “que [el pájaro] se va a lo más alto”), 'La
segunda, que goza mi presencia' (en vez de “que no sufre compañía”), 'La tercera,
que pone el pico al fuego' (en lugar de “que pone el pico al aire”), 'La cuarta,
que al fin se torna oscuro' (cambiando “que no tiene determinado color”) y 'La
quinta, que su canto es herida' (donde el místico español dice “que canta
suavemente”). Esta paráfrasis corrupta podría parecer un asunto menor, pero
resulta que no. La gracia es el tipo de relación que se establece con un
material tradicional religioso: donde San Juan de la Cruz establece un símbolo,
Aniorte realiza un desplazamiento hacia lo alegórico, aquí el pájaro ya no
funciona como una representación codificada por un significado resabido, sino
que es un material de construcción para una proyección personal, dotada de un
nuevo sentido. Este procedimiento, faltaría más, es tan viejo como la retórica,
pero es destacable porque permite desencajar un referente usual e infundirle
nueva vida, logrando la tensión ideal entre la referencia simbólica y la recreación
personal (alegórica) de ese mismo referente.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En este caso, Aniorte reescribe
el pájaro como un símbolo de la escritura, una mediación que mantiene las
constantes de una antigua espiritualidad (el contacto con zonas expandidas en
un más allá, tales son las ficcionales) a la vez que conoce su fuente
originaria (el autor, con sus límites). Todo el libro es una reflexión sobre
las posibilidades de la escritura como lugar de prosperidad fingida. Recuérdese
aquel joven Neruda que decía de la amada: “te forjé como un arma”, para ir al
Aniorte que de una idea forja el pájaro, como cuenta en el preludio, un pájaro
que se expresa en trazos azulados y que vendrá a sanar “un hueco en el pecho”.
Un hueco del que, por otro parte, no sabemos nada. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero si Aniorte, por un lado,
parecía optar por la valentía de la profanación, la relectura de lo
tradicional, no podemos decir lo mismo del libro verso a verso. Lo que hace
pensar en un plan interesante tiene un desarrollo mucho más comedido, donde el
autor no se la juega demasiado. Hay muchas comparaciones done una cosa “semeja”
a la otra, hay “altas cumbres” para expresar lo inalcanzable, y fulgores que
embelesan. No hay problema en realidad, free admission para el comedimiento, y
además estamos ante un autor con veinte años de recorrido que sabe cómo
disponer un verso, cuándo interrogar, etcétera; pero he echado de menos verso a
verso lo que me parecía una apuesta de conjunto original. No me ha conmovido,
vaya. Y eso es, como mínimo mínimo, real decreto para mí. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-81424852540319969432012-03-21T10:24:00.000-07:002012-03-21T10:39:53.177-07:00¿PARA QUÉ ÁLVARO POMBO? UNA REHABILITACIÓN POÉTICA<span style="font-size: small;"><br /></span><br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKJiEwRMg4lP0rIZnTYT22CqGYVbNHxdbZhLVRb4XSfvj9zbZ8Tsimq_qhPURDjmZZZ1rxPZR6X01q0dCznEAKY76HaKGMZmzDlkHlhzSB3gUbBHRNxyGory46aOVXyYKpDcMVDrZJkWE/s1600/Pombo1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="248" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKJiEwRMg4lP0rIZnTYT22CqGYVbNHxdbZhLVRb4XSfvj9zbZ8Tsimq_qhPURDjmZZZ1rxPZR6X01q0dCznEAKY76HaKGMZmzDlkHlhzSB3gUbBHRNxyGory46aOVXyYKpDcMVDrZJkWE/s320/Pombo1.jpg" width="320" /></a></span></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">«¿Ves tú una ciudad detrás?» </span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">En 1977 un hombre de 38 años llega a España gracias a la
complicidad de dos escritores, Rosa Regàs y Juan Benet. Ha vivido casi
doce años en Londres trabajando como telefonista en una sucursal bancaria. Se
llama Álvaro Pombo y es un poeta santanderino. Después todo se complica:
publica un primer libro de relatos ese mismo año, gana el Premio Herralde de
narrativa en 1983, el Premio Nacional de la Crítica en 1990, el Nacional
de Narrativa en 1996 e ingresa en la Real Academia Española de la lengua en
2002. Todo se complica, decía, porque 25 años después de su regreso a España el
poeta ha sido olvidado y en su lugar reconocemos solamente a un novelista. ¿Qué
ha sucedido? ¿Por qué? ¿Es esto justo? En 2004, sin embargo, la editorial Lumen
—entonces ya propiedad de Random House Mondadori— publica <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Protocolos
(1973-2003)</span></i>, una recopilación salvífica que reagrupa su obra
poética, con un interesante material paratextual: prólogos, epílogos, notas, y
un par de textos largos sobre su poesía. Pombo había escrito, hasta ese
momento, <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Protocolos</span></i>
(Biblioteca nueva, 1973), <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Variaciones </span></i>(Lumen, 1977, I Premio de Poesía El
Bardo), <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Hacia
una constitución poética del año en curso</span></i> (La Gaya Ciencia, 1980) y
<i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Protocolos
para la rehabilitación del firmamento</span></i> (Lumen, 1992). Seis años
después, en 2009, se publicará el último poemario de Pombo hasta la fecha, <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Los
enunciados protocolarios</span></i>, en la colección de poesía Vandalia, de la
Fundación José Manuel Lara, colección dirigida por un poeta sevillano, Jacobo
Cortines.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">Sin embargo, la poesía de Pombo, salvado el escollo de la
descatalogación gracias al volumen de Lumen en 2004, sigue corriendo el peligro
de quedar varada en una playa ignota. Aprovecho esta oportunidad para carenarla
de firme.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEtbzlGhhEgnXU2Zd_FLC_7ysVseFwfjPE7M4r689be2mfBM0XoHbZqFJV7kMtBDawNAFgP83LQoieTQzLCqAPRmAehLiXOLzucz7t81u_z2i1dSlEzTr1mdbVOgK_yEVlg4huaZEX6AA/s1600/Pombo2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEtbzlGhhEgnXU2Zd_FLC_7ysVseFwfjPE7M4r689be2mfBM0XoHbZqFJV7kMtBDawNAFgP83LQoieTQzLCqAPRmAehLiXOLzucz7t81u_z2i1dSlEzTr1mdbVOgK_yEVlg4huaZEX6AA/s320/Pombo2.jpg" width="320" /></a></span></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">«Ahí están las islas la bajamar los balandros las playas de entonces»</span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">Las circunstancias de publicación de los poemarios de Pombo
adolecen del mismo mal que preside toda la narrativa pombiana: la falta de
substancia. Dice José-Carlos Mainer en un artículo que la substancia,
tomada en su acepción filosófica medieval, apela a aquello que en las cosas
permanece, que está por debajo y es su base: <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">sub stantia</span></i>. Si Álvaro Pombo es hoy en día una figura
conocida y, a su vez, un inmenso poeta desconocido, esto se debe a que su poesía
publicada carece de substancia, de una base suficiente
(extraliteraria) para su permanencia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZN5yxiFx90PuYS_PKOs6Z5j48nMXe6vO7pHMdqHG3mh7x8eHIQeppXZxp2VP2B9ngwTPLBn7PLiJ0pyGMQZvHiSXQrHJ5Uh1MzZ3FxCByXa2BAoUV2nkrANNRQDHYsZyDgWJH-HMhtsA/s1600/Pombo3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZN5yxiFx90PuYS_PKOs6Z5j48nMXe6vO7pHMdqHG3mh7x8eHIQeppXZxp2VP2B9ngwTPLBn7PLiJ0pyGMQZvHiSXQrHJ5Uh1MzZ3FxCByXa2BAoUV2nkrANNRQDHYsZyDgWJH-HMhtsA/s320/Pombo3.jpg" width="225" /></a></span></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><span style="font-size: x-small;">«He vuelto a ver a este incisivo Leonardo Loredan»</span> </span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><br /></span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">El primer libro de Álvaro Pombo, <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Protocolos</span></i>, se publica
en 1973, cuando el poeta ni siquiera vive en España (no hay modo de
relacionarse con la institución literaria) y además ve la luz en una editorial
longeva pero con un peso poético nulo por entonces. El segundo libro, de 1977,
es un caso curioso. El libro se publica en la colección El Bardo, editorial en
manos de Lumen, tras ganar el primer premio que convoca la colección para
poetas desconocidos. José Batlló, editor de El Bardo en los 60 y jurado de
aquel premio (junto a Barral, Esther Tusquets, José Agustín Goytisolo, Juan
Antonio Masoliver y Juan Ramón Masoliver), explica que el premio
concedido a Pombo se le otorgó «casi sin querer». En plena decisión del
ganador, el jurado se dividió entre dos candidatos. Como no había manera de
desempatar, optaron por premiar al tercero: Pombo. Mientras tanto, los destinos
de la poesía de los setenta y los ochenta se decidían en editoriales nuevas
como Visor o Hiperión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">Su tercer libro, en 1980, se publica en La Gaya Ciencia, una
editorial cuyo catálogo estaba dedicado principalmente a los libros de difusión
y a los clásicos de literatura infantil adaptada, y que dirigía Rosa Regàs.
Doce años después, en 1992, Lumen publica el cuarto libro de Pombo, <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Protocolos
para la rehabilitación del firmamento</span></i>; algo más bien achacable a la
buena relación entre Pombo y Esther Tusquets. Han de pasar todavía doce años
más para el siguiente movimiento: la recopilación llevada a cabo en Lumen es
afortunada pero no por ello menos miraculosa. En 2004 apenas hace dos
años que Pombo ha entrado en la RAE, es un prestigioso novelista (no olvidemos
que en un par de años ganará el Planeta) y se cumplen 30 años desde su primer
libro de poesía. Consumidos esos intereses, Pombo dejará de publicar en Lumen
para hacerlo en una pequeña editorial de Sevilla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><img border="0" height="252" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJYRV7ojDMO7mTyfID048HmdDePqoD8bzV2smSE-sZ3i8zQM0h9J1o7DoHCqyQw0rpXAsjaRSeNEw5AY-xlXR-5sGBb7rLaXKB-Qmnaiy0MPyGiJqErGJa8q6pEF9CjErBIdHmnsk_CCc/s320/Pombo4.jpg" width="320" /></span></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">«Nos empequeñecieron los árboles que nunca vimos juntos» </span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">La recepción crítica de su obra ha seguido un camino parecido,
marcado por la discreción o por el olvido. Durante una década entera (entre
1973 y 1984) no se registran artículos sobre su poesía. Es en los 80 cuando
Juan Antonio Masoliver Ródenas, que conoció al autor en Londres, comienza su
andadura y se convierte en crítico privilegiado de la obra pombiana. Este
camino todavía dura y ha dado sus frutos en uno de los libros imprescindibles
para entender al Pombo poeta. <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Voces contemporáneas</span></i> (Acantilado, 2004) recopila dos
década de artículos sobre el escritor, aunque ni es un volumen dedicado exclusivamente
a Pombo, ni las páginas que se le dedican están enfocadas principalmente a su
poesía. Si bien —lo digo de memoria— solamente hay un artículo que se
ocupa estrictamente de la poesía, hay que subrayar que Masoliver Ródenas es el
primero en explicar la emergente obra narrativa de Pombo desde los presupuestos
de su poesía. En cualquier caso, este libro no se publica hasta 2004, de modo
que, durante treinta años de obra poética, el seguimiento del poeta es casi
inexistente. A esta aparición, discreta, se le suman tres más durante el nuevo
siglo. </span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">La primera tiene lugar tres años antes de <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Voces contemporáneas</span></i>,
en 2001, y se trata de <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Los cielos rasos de Álvaro Pombo</span></i>, un dossier
monográfico coordinado por Domingo Ródenas para el número 209 de la revista Quimera.
</span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">En él destaca una entrevista con el propio Ródenas (donde Pombo se enfrenta por
primera vez a una crítica de su poesía) y un interesante artículo de Ernesto
Calabuig (<i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">La
poética de Álvaro Pombo: una enumeración y rehabilitación del mundo</span></i>)
que introduce la lectura rilkeana de la obra del poeta, entre otras cosas. Una
segunda aparición es la publicación de <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Protocolos (1973-2003)</span></i>: a parte de los poemarios,
incluye el texto de Calabuig y un texto clave de Wesley J. Weaver III (<i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Not ideas
about the thing but the thing itself: una introducción a la poesía de Álvaro
Pombo)</span></i>. </span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">A este corpus reunido hay que sumar media docena de
artículos en prensa durante ese mismo año. La tercera aparición tiene lugar
entre el 1 y el 3 de noviembre en Neuchâtel, donde se celebra el <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Coloquio
Internacional Álvaro Pombo</span></i>, cuyas ponencias publicará en 2007 la
editorial <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Arco
Libros</span></i>, con un solo texto sobre su poesía a cargo de Carlota Casas
Baró (<i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Protocolos
de Álvaro Pombo</span></i>). A día de hoy, y por lo menos en Catalunya, este
libro está (casi) descatalogado y su presencia en las bibliotecas es ninguna
(con la salvedad de las estanterías del Ateneu y la Universitat de Lleida).</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLqwIhX2bAeD82b8U9eKzpWgIlYurN7jGLyDGrIvkQPgXwG2Q26Wd6qtimyI-D2RY4ceWyaJhGqRaNkOZWQL3jB_JEZPxCvO2SDx1ADE69Ra4agMk2ScEHAIGhWgb6JMZfCOIJ8Nfyc00/s1600/Pombo5.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="196" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLqwIhX2bAeD82b8U9eKzpWgIlYurN7jGLyDGrIvkQPgXwG2Q26Wd6qtimyI-D2RY4ceWyaJhGqRaNkOZWQL3jB_JEZPxCvO2SDx1ADE69Ra4agMk2ScEHAIGhWgb6JMZfCOIJ8Nfyc00/s400/Pombo5.jpg" width="400" /></a></span></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Pintura de Juan Navarro Baldeweg (Santander, 1939)</span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">Una tercera vía que explica la pésima recepción poética de la obra
de Pombo es el trato que se le ha dado durante la construcción de la tradición
literaria. El volumen noveno de la serie de referencia <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Historia y
crítica de la literatura española</span></i> coordinada por Francisco Rico,
titulado <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Los
nuevos nombres. 1975-1990</span></i>, a cargo de Darío Villanueva, y el
apéndice de Jordi Gracia, que se extiende hasta el año 2000, no mencionan de
manera consistente al Pombo poeta, solo se refieren a él como narrador. Además,
la estructura de esta colección (tripartita en Novela-Poesía-Teatro) es
asfixiante, no permite el trasvase entre discursos (que sí practica Masoliver
Ródenas en su libro) y parece obedecer más bien —por lo menos en cuanto a
Pombo— a una fenomenología evidenciable de la literatura. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><span style="font-size: small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmmdbp4CD0r1NlShbyJgYOhFb1eHXfFB4wZKcTPwviBjSM7vLT-eMVDacC9a_k2xU0nAOGHTQ-zbZvS4J3t5bKJtFUrJyhwbA6WTXuxBqQaozb4BGrpfoYopQDwWNx8aH73Ib0Q8gmMQI/s1600/Pombo6.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmmdbp4CD0r1NlShbyJgYOhFb1eHXfFB4wZKcTPwviBjSM7vLT-eMVDacC9a_k2xU0nAOGHTQ-zbZvS4J3t5bKJtFUrJyhwbA6WTXuxBqQaozb4BGrpfoYopQDwWNx8aH73Ib0Q8gmMQI/s320/Pombo6.jpg" width="320" /></a></span></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Escultura de Ramón Muriedas (Villacarriedo, 1938)</span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">Recientemente, en este 2011, ha visto la luz la obra<i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";"> Derrota y
restitución de la modernidad. 1939-2010</span></i>, coescrita por Domingo
Ródenas y Jordi Gracia, donde se dedican casi diez páginas a la obra de Pombo
y, si bien, se privilegia su peso narrativo, la faceta novelística está
compaginada con la poética.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">Todo este panorama explica la poca repercusión de una de las
mejores voces de la poesía española del siglo XX y del siglo XXI; pues el mejor
libro de Álvaro Pombo, <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Los enunciados protocolarios</span></i>, está escrito en 2009.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">Para terminar esta primera parte, he aquí un ejemplo de lo
que no sabemos, pero podríamos saber en caso de existir una recepción adecuada:
la poesía de Pombo como experiencia plástica. Una vía formal que, si tenemos en
cuenta la morfología de su teoría poética —hay dos grandes formas en el
pensamiento poético de Pombo: la unidad reunida y la pluralidad disgregada, la
imagen y la palabra—, podría servirnos para entender muchísimo mejor su poesía.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">En uno de los textos de <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Voces contemporáneas</span></i>, Masoliver Ródenas habla de
poesía cézanniana para referirse a cierto tratamiento poético en uno de los
poemarios de Pombo: el uso de la luz, el color y las formas introducen una
perspectiva nueva en el análisis de su poesía, dominado por la explicación de
raíz filosófica. Si juntamos este apunte con algunos referentes de su primer
libro, descubrimos a un Pombo que recorre con placer galerías y museos
londinenses. A este dato hay que añadir la existencia de un texto de
Pombo, publicado en 1995 en la revista de arte <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Guadalimar</span></i>, sobre la
escultura del artista cántabro Ramón Muriedas. En ella podemos ver a un Pombo
muy interesado por la reflexión sobre lo matérico, un interés que perfectamente
podría redirigirse hacia su obra, con grandes resultados. El último elemento
significativo en esta dirección plástica es la edición original de <i><span style="font-family: "Calibri","sans-serif";">Hacia una
constitución poética del año en curso</span></i>, de 1980. Allí descubrimos
(no así en la recuperación de 2004) que el libro estaba ilustrado, y mucho, por
el arquitecto, escultor y pintor santanderino Juan Navarro Baldeweg. Pero, sin
una recepción adecuada, todas estas pistas están condenadas al olvido.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: small;">*Publicado originalmente en mamajuanadigital.com.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-3073454218558340332012-03-12T13:12:00.000-07:002012-03-21T09:54:02.544-07:00YACEN PUEBLOS SUBMARINOS EN LA NOCHE<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Antonio Cisneros, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diarios de naufragio</i>, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2011, 214
págs.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzjyh2hmS-qYD7CrTUdNnW6n5KrghRpiCEpoMLGHDAjlZWZCMK0c6L23eSFuGJ64yAYuQbaU0Sk9FoIPiPHyAhyj69ZNr2S5KR-cMKUVhEF-J5qu9mai4JhdFiA9PVlj8jWF1_S9a0iSo/s1600/Cisneros0.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzjyh2hmS-qYD7CrTUdNnW6n5KrghRpiCEpoMLGHDAjlZWZCMK0c6L23eSFuGJ64yAYuQbaU0Sk9FoIPiPHyAhyj69ZNr2S5KR-cMKUVhEF-J5qu9mai4JhdFiA9PVlj8jWF1_S9a0iSo/s320/Cisneros0.jpg" width="207" /></a>Poco podemos decir al respecto de la
publicación de esta antología de Antonio Cisneros, muestrario de medio siglo de
poesía, si no es dar aviso acerca de quien desde hace tiempo es una de las
figuras ineludibles de la tradición poética peruana, primero, e hispanoamericana,
después. Por supuesto sería posible y tal vez deseable releer la obra de quien
ya consolidó sus hechos, más si tenemos en cuenta que se trata de un autor que
–en palabras del jurado que le otorgaba el Premio Iberoamericano de Poesía
Pablo Neruda en 2010– ejerce una “notable influencia sobre las generaciones
jóvenes del continente”, pero esta no es una tarea que concierna a quien apenas
conoce la obra de Cisneros. Lo que sí podemos decir aquí, aprovechando la
llegada (hará unos cuantos meses) a las librerías españolas de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diarios de naufragio</i>, es qué puede
significar Cisneros para el lector español y qué papel puede jugar esta
antología en la difusión del poeta peruano.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chilena LOM Ediciones ya había
publicado en 2007 <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Como un carbón prendido
entre la niebla</i>, una antología bastante parecida: esta vez el libro
incorpora el (interesante) discurso que pronunciara Cisneros al recibir
recientemente el Pablo Neruda y un fragmento <i style="mso-bidi-font-style: normal;">de Diario de un diabético hospitalizado </i>(2010), un texto que podría
ser interesante (tres reflexiones en torno a la muerte y la enfermedad) si no
fuera por su inclusión parcial. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuTM6fFzslaM5nDmB-sH2_sPb52sYcfZGUt6nS6FuW6jpBkwI6wNblUKMvpJkCa-cjxGDD47cLpuGiCyMBL_BpfTuRetl-e0Ot5EZCS8pv9KOAkcrBl9YjSP9b9OE-1fSsjGdeyBeztyA/s1600/C2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuTM6fFzslaM5nDmB-sH2_sPb52sYcfZGUt6nS6FuW6jpBkwI6wNblUKMvpJkCa-cjxGDD47cLpuGiCyMBL_BpfTuRetl-e0Ot5EZCS8pv9KOAkcrBl9YjSP9b9OE-1fSsjGdeyBeztyA/s320/C2.jpg" width="219" /></a></div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyFVlV0Y8sz470kMwxLLChew7kQNsEwD48ckw_6LqNA6dcgfP2UyiH7DTy7wz9_PcLg8EOMkSu6RFZkhOfL9oEA0SsiRSwuABR_SHE06fGgyzZtXIt5TDqFsswv-nEJKZldgrtWspLp1Y/s1600/C1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a><br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjcoZV_ItgT48xvPT5p4Lx4rx5bIxn5F7nvwJavZlBVaFWGlmdTMEUQtjr-qmBkxgBUrB0Rkn8K54yqqWcEDE3BgdaGbhkyGsSK2MVYbHGOBYiGaFnvuSXyjaeFgZs-A1cxB1E7aKEocc/s1600/C3.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"></a>Pero la diferencia más importante
tiene que ver con un tema de distribución, la selección actual lleva la
impronta de la coedición a ocho manos: Chile, México, Uruguay y España, de ahí
que tengamos el libro haciendo la mili en nuestro país. Las últimas dos décadas
han significado para Cisneros la tranquilidad de la carretera sin curvas:
reunir palabras, recopilar versos, seleccionar poemas, etcétera. Su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Poesía reunida</i>, a cargo de Julio Ortega
en 1996, y tres volúmenes más editados en Perú en 2001 bajo un título que deja
las cosas claras, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Poesía</i>. Pero, a
todo eso, ¿qué hay de lo nuestro? ¿Qué ha podido leer el lector español del
señor Cisneros? A priori, más bien poca cosa.
A finales de los 80, Hiperión publicó una antología (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Poesía, una Historia de Locos</i>) centrada
en sus primeros 25 años, los más celebrados y celebrables, hoy descatalogada.<br />
<br />
Si probamos suerte con sus libros imprescindibles, agua. Me refiero a aquellos poemarios en los que se crea eso que Manuel Silva
Acevedo ha llamado “un peso completo”, una voz capaz de integrar a la vez una
gran cantidad de registros, y que llegara al cenit de su realización entre 1968
y 1972 con la publicación de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Canto
ceremonial contra un oso hormiguero</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Agua
que no has de beber</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Como higuera en
un campo de golf</i>. Esto es así en la medida en que su voz añade un último recurso: ante
lo que era un punto de partida que bebía de la tradición nerudiana que hace
dialogar al hombre del presente con el hombre histórico, una gran capacidad
para la oralidad desde su primer libro y para la imagen poderosa; a eso, se le
sumó una nueva coloquialidad, mucho más informal, experimental, que echaría mano de la ironía y de materiales
culturalistas, en una evolución muy típica de finales de los 60. De estos ejemplos, sin embargo, no parece
haber rastro. Todo lo que hallamos, en esta último década, es un par de títulos
a cargo de Pre-Textos: en 2003 el importante <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comentarios reales</i> (1964), que ganó el Nacional de Poesía en el
Perú (por cierto, un premio hoy desaparecido y que el propio Cisneros
recientemente reclamaba en una entrevista), y un gran ejemplo de esa poesía que
recoge el testigo del Neruda épico, y solo un par de años después de su
aparición en 2005, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un crucero a las Islas
Galápagos</i>. Por su parte, Visor sacaría en 1992 su libro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las inmensas preguntas celestes</i>.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjcoZV_ItgT48xvPT5p4Lx4rx5bIxn5F7nvwJavZlBVaFWGlmdTMEUQtjr-qmBkxgBUrB0Rkn8K54yqqWcEDE3BgdaGbhkyGsSK2MVYbHGOBYiGaFnvuSXyjaeFgZs-A1cxB1E7aKEocc/s1600/C3.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjcoZV_ItgT48xvPT5p4Lx4rx5bIxn5F7nvwJavZlBVaFWGlmdTMEUQtjr-qmBkxgBUrB0Rkn8K54yqqWcEDE3BgdaGbhkyGsSK2MVYbHGOBYiGaFnvuSXyjaeFgZs-A1cxB1E7aKEocc/s320/C3.jpg" width="200" /></a>Simplificando mucho y mucho podemos
considerar tripartita la poesía de Cisneros: una primera época de acumulación
de registros (1961-1964) en tres libros (la atmósfera de intimidad con mar de
fondo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Destierro</i>, la refiguración
religiosa de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">David</i> y la épica de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comentarios reales</i>), el segundo tramo
que decíamos antes (1968-1972) y que fijará más o menos su voz, y una última
etapa que retiene el nervio del periodo anterior y lo reúne con una nueva
disposición frente a lo religioso o moral (1978-2005), como queda claramente
referido en los títulos: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El libro de Dios
y de los Húngaros</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica del Niño
Jesús de Chilca</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Monólogo de la Casta
Susana y Otros Poemas</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las inmensas
preguntas celestes</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un crucero a las
Islas Galápagos (Nuevos cantos marianos)</i>.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Editores de poesía española, atención:
alerta Cisneros.<br />
<br /></div>
<h4 style="text-align: justify;">
</h4>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-60405881345766762202012-03-10T10:30:00.001-08:002012-03-10T10:56:48.389-08:00ED GEIN, POESÍA CON HEMISTIQUIOSRiot Über Alles,<i> Mussolina</i>, Aristas Martínez, Badajoz, 2011, 113 págs.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTpF2vhOrHEjt1wz8v1_P_j6_LtjqFeh0a4w3Yyx-NRr7h16iWzus7AS6i6GC97XV0vFStr3LZAEQWV70xl5Lrf8xjAoptIMzsa0gcpe3cvWlwGqpbi-e9QPALdLa9tsV3VKmDgSwmLk0/s1600/Mussolina1.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTpF2vhOrHEjt1wz8v1_P_j6_LtjqFeh0a4w3Yyx-NRr7h16iWzus7AS6i6GC97XV0vFStr3LZAEQWV70xl5Lrf8xjAoptIMzsa0gcpe3cvWlwGqpbi-e9QPALdLa9tsV3VKmDgSwmLk0/s320/Mussolina1.jpeg" width="210" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">“Y ahora, un poco de malditismo impostado”. Con estas palabras, Riot Über Alles (seudónimo de Óscar Valero: Barcelona,
1979) precedía la lectura de uno de sus poemas durante la presentación de su
cuarto poemario. Esa frase, pura broma tal vez, es en realidad clave para una
valoración poética de Riot. Hay dos o tres cosas urgentes por decir con
respecto a un autor que comparte los versos con la ilustración y el diseño como
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">resident evil</i> de la <a href="http://eatmeat.cat/artistas" target="_blank">galería Eat Meat</a>,
en el barrio barcelonés de Gràcia. Primero y muy rápidamente: me parece que
Óscar Valero es un poeta por reivindicar, injustamente desatendido, de repente
un valor al alza si tenemos en cuenta el tipo de avenencia que su poesía establece
con nuestro <i style="mso-bidi-font-style: normal;">time crisis</i>. Riot, junto
a Rai Escalé, Eva Alonso y otros más, formaría parte de ese conjunto de
artistas visuales ligados a Eat Meat que tiene entre sus valores estéticos una
reinterpretación del cuerpo como lugar de corrupción creativa, enfermedad
palimpséstica, una familia de matones que le haría bullying al bueno de Apolo y
que compartiría sótano con la casa de los 1000 cadáveres de Rob Zombie o paleta
de acuarelas con Marilyn Manson (busquen en google los <a href="http://www.marilynmansonimages.com/mansonpaintings.htm" target="_blank">waterpaintings de Brian Warner</a> y vean). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">Segundo. En apenas media década Riot ha
creado unas señas de identidad propias: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ese</i>
humor de palabra alzada mediante la cursiva, con una noción muy particular
(irónica) del ritmo que combina la supuesta grandilocuencia del tecnicismo o la
abstracción con sintagmas muy cortos, una estructura bipartita (poesía y prosa
a pachas) y, sobre todo, reivindicando y reescribiendo una temática de muy
difícil manejo: la parte oscura del ser humano, su parte “maldita”, haciendo
que la palabra ande (¿todavía era posible?) por territorio ominoso, vendados los ojos, la motosierra de leatherface
repasando la maleza. Explica Germán Labrador Méndez en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Letras arrebatadas: poesía y química en la transición española </i>que
la marginalidad poética, el desencanto, el dark side que manifiestan algunos
poetas entre 1970 y 1986 sería una forma de réplica sociopolítica. Y yo me
pregunto: ¿es posible todavía expresar el horror que es vivir? ¿Qué tendrá que
ver eso con nuestro momento histórico? Pues sí, amigos, se trata de un problema
de recepción, de momento estético.</span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrmWUQNy3JJikj1CwpeXkmbeRCgmSHyDkEOTeQnZKCECTMIBO5F9zlqLSBOxjda9wvtU9zO9GZPIZXXDtDaFWe6S-W-5mrQmGJ6ZvH1AZ3bq5VaER3uwAFxOHu9PDu6acqR_5jznWNHBQ/s1600/Mussolina+3.png" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrmWUQNy3JJikj1CwpeXkmbeRCgmSHyDkEOTeQnZKCECTMIBO5F9zlqLSBOxjda9wvtU9zO9GZPIZXXDtDaFWe6S-W-5mrQmGJ6ZvH1AZ3bq5VaER3uwAFxOHu9PDu6acqR_5jznWNHBQ/s320/Mussolina+3.png" width="256" /></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;"> ¿Cabe el dolor tras décadas de bienestar
económico, de Fondos de Cohesión y subvenciones al sector de los frutos secos? Pues
sí, nos dirá Riot (citando <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hoy</i> a
Schopenhauer tan pichi, o escribiendo que “A veces, el monumental gesto de
vivir / me recuerda a un bocadillo de sopa”). Su aseveración resulta creíble <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hoy</i>, cuando lo que se lleva es el gesto
desafectado de Los Punsetes o la burla del tortuoso a lo Triángulo de Amor
Bizarro (“si insistes si insistes mejor te cortas / las venas después yo lo
limpio”). Riot resiste ahí con un par de volantazos, adelantando por la cuneta.
Lo que antes era <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pesadilla en Elm Street</i>,
él lo vuelve episodio de segundo grado, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=5yGJGTjV2WE" target="_blank"><i>Casa árbol del terror</i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>de Los Simpson</a>. Donde otros cargaban
las tintas, porque era el momento, Riot apuesta por el aspaviento, el personaje
histriónico, el delirio o el esteticismo (un Alexandre Aja de la poesía de terror), optando por la sobreinterpretación
antes que por el desgarrón sincero. Riot se ha instalado en la granja de Ed
Gein y versiona motivos como el de la carroña de Baudelaire (véase ‘00:14
Preludio’ en el fantástico <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hierro lamido</i>),
resituándola en un contexto postindustrial dominado por el metal y el consumo
de carne envasada. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt;">Pero <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mussolina</i> no es un paso más en su trayectoria: introduce cambios.
La facción poética del libro está trabajada de un modo distinto, más límpido
quizá, menos grave (son admirables poemas como ‘Aquí es donde lo dejé’,
‘Obsequios’ o ‘Intra’), y la sección en prosa ha substituido el relato por el
uso de cierto collage narrativo y (muy
cercano a la pintura Eat Meat y sus juegos con el lenguaje publicitario) y
desarrollando un humor cada vez más absurdo, que lo emparenta vagamente con
colegas como Manuel Vilas y Mercedes Cebrián y, sobre todo, nos hace pensar en
los horóscopos que escribiera Vázquez Montalbán en su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Manifiesto subnormal</i>.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-xa__ghKphFKG7_DjO51ivL9kcpbYCkZX1GS7EIPnxAPCuw5z2t14e3X7IbA47kzPvOpu7QHxb3QCadu0423E63fdC05gkxtWmufoiI3eTgUb3o8GLCECwp_0CqnI-meCf5kQHuxkLl4/s1600/Mussolina+2.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-xa__ghKphFKG7_DjO51ivL9kcpbYCkZX1GS7EIPnxAPCuw5z2t14e3X7IbA47kzPvOpu7QHxb3QCadu0423E63fdC05gkxtWmufoiI3eTgUb3o8GLCECwp_0CqnI-meCf5kQHuxkLl4/s320/Mussolina+2.jpeg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<br />
<br />Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-58407848875389411792012-03-08T07:30:00.003-08:002012-03-08T07:42:00.683-08:00GARTH VADER, EL ALMA EN CONFLICTO<div style="text-align: right;">
<em>The preach man looks for god, but god is at the dancing floor.</em></div>
<div style="text-align: right;">
Bigott</div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
<br /></div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: right;">
<em>Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día,</em></div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: right;">
<em>ni de noche la columna de fuego.</em> </div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: right;">
Éxodo, 13: 22</div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
<br /></div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
<br /></div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEY3AKW5dkpq_bnLGeg7JO5SHhv2z_9CXrVSAv3COETxf-RqIV-TfaVTwleKuk1NoBGa0E2PdqPO4Ic7Qm-j5yRCEAoHTJuiKF0eVkneHZ9t6YRzqDJVkfWqVWNbN8UpKfgPsZmo04HzA/s1600/Ennis1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; cssfloat: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEY3AKW5dkpq_bnLGeg7JO5SHhv2z_9CXrVSAv3COETxf-RqIV-TfaVTwleKuk1NoBGa0E2PdqPO4Ic7Qm-j5yRCEAoHTJuiKF0eVkneHZ9t6YRzqDJVkfWqVWNbN8UpKfgPsZmo04HzA/s400/Ennis1.jpg" width="275" yda="true" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="pie">
La figuración religiosa de Garth Ennis lo inscribe </div>
<div class="pie">
en la línea que va de Swedenborg a Gustave Doré</div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
Se suele decir que la religión es uno de los elementos constitutivos del imaginario de Garth Ennis (Holywood, Irlanda del Norte, 1970) junto a otros temas como la violencia, la historia bélica o el humor negro. ¿Pero sería posible leer (casi) toda la obra de Ennis en clave religiosa? ¿Podríamos decir que la religión es “su tema”? Podemos. Pero no lo tomen como una verdad de fe. Como me dijo Elisa McCausland la primera vez que nos vimos en Madrid, el entusiasmo soliviantado por Ennis fue más bien una cosa de los 90. Going Back. </div>
<br />
<br />
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
En una breve entrevista que el guionista nos concedió a varios medios en el pasado Saló del Còmic de Barcelona, Ennis confesaba sentir repulsión por lo religioso, además de una gran atracción. De ahí que no debamos entender la presencia del fenómeno religioso como una mera extracción ideológica, sino más bien como un material en bruto. Pensar en la obra de Ennis en tanto que morfología religiosa es, a mi modo de ver, pensar en varias estapas de una evolución retórica más o menos coherente que va desde la escritura de <em>Troubled Souls</em> en 1989 para la revista <em>Crisis</em>, publicación experimental de vida corta (1988-1991) propiedad del sello editorial británico Fleetway; hasta los últimos títulos de 2011 publicados por la norteamericana Avatar; pasando por hits como <em>Predicador</em> o <em>Hellblazer</em>. Vale la pena decir, de paso, que la historia de este recorrido personal —migración desde la publicación periférica en Gran Bretaña (quien dice <em>Crisis</em> dice también <em>2000 AD</em>) a la publicación mainstream en los USA (Marvel y DC)— es la historia general de las principales voces del cómic contemporáneo: Mark Millar, Grant Morrison, Neil Gaiman, etcétera; lo que se ha venido a llamar <em>British Invasion</em>.</div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgc3NQ61PMacmFkMEdfTikcbGlO7tzbfmsqC_vnfoKBXCYwuKIrxd2-Y9vK_R09YfEzugR8-dQqf3YxDJW295LIF2Yu72unDZWCtebmOtX5BC1c7W5AQh3UvF_lJYzZAN2gevVX2E8JY7g/s1600/Ennis2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; height: 282px; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto; width: 187px;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgc3NQ61PMacmFkMEdfTikcbGlO7tzbfmsqC_vnfoKBXCYwuKIrxd2-Y9vK_R09YfEzugR8-dQqf3YxDJW295LIF2Yu72unDZWCtebmOtX5BC1c7W5AQh3UvF_lJYzZAN2gevVX2E8JY7g/s400/Ennis2.jpg" width="260" yda="true" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="pie">
Portada de True Faith, la reedición en DC, que trata </div>
<div class="pie">
los problemas sociopolíticos de la religión</div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
La obra de Garth Ennis podría entenderse como una especie de <em>contra </em>teodicea (discurso racional en torno a la existencia de Dios y sus atributos) que insistiría siempre en una misma idea: la demostración de que Dios no existe, pues no hay principio alguno de justicia en la tierra y sí una tendencia natural hacia la violencia. La obra de Ennis podría haberse quedado en una simple anotación de esa ausencia trascendental, en una crítica sociopolítica de los problemas de religión y una lamentación acerca de cuán abandonado está el ser humano a su suerte. Entonces la obra de Ennis se reduciría a <em>Troubled Souls</em>, <em>True Faith</em>, <em>Punisher</em>, <em>Bloody Mary</em> y obras bélicas como <em>War Story</em> o <em>Battler Britton</em>. Sin embargo, Ennis decide recorrer un camino mucho más retorizante y original: el de la figuración religiosa, la iconología, la hipóstasis o la prosopopeya; puestos al servicio de una mente atea. La diferencia en el uso de estas estrategias miméticas es que la religión las ha empleado para llevar a cabo distintas representaciones (bien por vía apofática o por vía catafática) que terminan por afirmar la existencia divina: Dios como lo representable o Dios como lo irrepresentable, da igual. En Ennis la cosa cambia: es la no-existencia de Dios lo que deviene representable y se representa, una abstracción de todo contenido teológico aseverativo para dar en una cáscara formal con que pasárselo bomba mientras da su propia visión del asunto. Ennis es un ateo confeso, pero su vocación mimética curiosamente lo aproxima a Giotto, Andréi Rubliov, Dante (véase la figuración gore del Purgatorio en <em>Chronicles of Wormwood </em>de 2006-2007) o Swedenborg.</div>
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La historia de esta <em>contra </em>teodicea, decía, se puede dividir en tres motivos formales más o menos distinguibles. La primera es la forma ideológica, que explica las consecuencias sociopolíticas o geopolíticas del hecho religioso, y en ella se propone esa tesis principal profana que antes avanzábamos: el hombre está solo, no hay referentes trascendentales, y todo lo que percibimos son los <em>signos</em> de un discurso religioso sin correspondencia, reductible a subterfugios <em>políticos</em>. La religión no es <em>logos</em>, es <em>habladuría</em>. Detrás del semblante divino se esconde una única ley: nuestra naturaleza salvaje. La teodicea de Ennis es una antropodicea con afeites cruciformes Maybelline. Su primer libro, <em>Troubled Souls</em> (1989), con dibujo y color espectaculares a cargo de John McCrea, es ejemplar: una obra escrita y dibujada entre dos jovencísimos artistas de Irlanda del Norte que refleja la situación miserable de su país a final de siglo. La violencia del terrorismo está engarzada en la religión desde el mismo título: el conflicto norirlandés, conocido como <em>The Trouble</em>, se remite a un nivel existencial: almas en conflicto. El conflicto de secesión entre republicanos católicos (partidarios de una Irlanda unificada e independiente del Reino Unido) y unionistas protestantes (contrarios a la independencia) con ayuda de las fuerzas militares británicas y la Policía del Ulster, como expresión de un malestar anímico. El enfrentamiento paramilitar finisecular (que tanto Ennis como McCrea han vivido) es estrictamente humano. Las <em>troubled souls</em> son, en el fondo, eso mismo y nada más: almas atormentadas por nuestra propia tendencia hacia la violencia, atormentadas por la ausencia de un orden superior que solucione el problema del Mal. Humanidad en guerra sin expectación de los dioses. La <em>Ilíada</em> sin sandalias volanderas. A nivel mimético, que es lo que nos interesa, esta primera forma corresponde al ateísmo clásico: no represento a Dios si resulta que no existe y los signos ideológicos de su presencia (iglesias, cruces, discurso) son cubertería cara en una cena sin su comensal principal. La violencia viene a rellenar el vacío que ha dejado la no-representación de lo trascendente.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhl0mhiUBWjDLXB8G_ZP0VhQqw3LP1y1x7yzclk1QyyiVrNZez2NmIMTIEWGob6H3sfYARa8Ur1biJFB81GEmTbzq1JCJUepkIZ3CluqEdUsAohvuzT7iGNxBxdZ0fwjvfFmwjRr0tPXVM/s1600/Ennis3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="185" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhl0mhiUBWjDLXB8G_ZP0VhQqw3LP1y1x7yzclk1QyyiVrNZez2NmIMTIEWGob6H3sfYARa8Ur1biJFB81GEmTbzq1JCJUepkIZ3CluqEdUsAohvuzT7iGNxBxdZ0fwjvfFmwjRr0tPXVM/s400/Ennis3.jpg" width="400" yda="true" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="pie">
Dios, en una viñeta de Chronicles of Wormwood, representado como un pajillero chiflado</div>
</td></tr>
</tbody></table>
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En <em>Troubled Souls</em> (durante la huida del protagonista al campo) arranca también cierta visión ecológica: el paisaje natural como paz geológica en oposición a la violencia geopolítica (véase la reivindicación ecológica en su obra de 1995, <em>Goddess)</em>. Lo caótico no está en lo telúrico, sino en lo humano, la obra culminante del proyecto divino. Después de escribir una continuación a su primera obra, <em>For a Few Troubles More</em> (primeros guiños a su pasión por el western), Ennis publica <em>True Faith</em> en 1990, en la editorial Fleetway, continuando su línea de historias vivenciales, y con Warren Pleece a los lápices y al color. Ennis mezcla otra vez la religión y el terrorismo en un cóctel que vuelve loco a su protagonista. Esta etapa ideológica alcanza a otras obras como <em>Bloody Mary </em>(1996-1997) o, en buena medida, a todas sus obras bélicas, como veremos luego. Con la llegada de nuestro autor al mercado norteamericano en 1991 con el <em>Hellblazer </em>de DC, descubrimos una nueva formalización de lo religioso: la simbólica.<br />
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr2Mb45ckfxCwOppNV8ziBHuH1H-tpfgUoKLg7RVkqdYQ04O_e1KpEL3bvuBM6QIsly3z-2_AsEzsir027T0m_DzUtKwo-WUlVTrnoBttfe8wA2HORrauXZU6X7fGRTxiAz1Lq8_cLF9w/s1600/Ennis4.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; cssfloat: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr2Mb45ckfxCwOppNV8ziBHuH1H-tpfgUoKLg7RVkqdYQ04O_e1KpEL3bvuBM6QIsly3z-2_AsEzsir027T0m_DzUtKwo-WUlVTrnoBttfe8wA2HORrauXZU6X7fGRTxiAz1Lq8_cLF9w/s400/Ennis4.jpg" width="255" yda="true" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="pie">
En Crossed religión y brutalidad están grabadas a fuego en la cara </div>
<div class="pie">
de zombis postapocalípticos</div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
La forma simbólica podría estar representada por obras como <em>Demon</em> (1993-1995) y, ante todo, por la larga etapa en la serie <em>Hellblazer </em>(1991-95: #41-83). En cualquier caso, ya en <em>Juez Dredd: El día del juicio</em> (1992) Ennis se recreaba con el motivo del Apocalipsis. La aparición de todo un mundo féerico, mitológico, transitivo, típico de la <em>Emerald Isle</em> irlandesa, culmina en <em>Hellblazer</em> con el desarrollo de las jerarquías intermedias de la religión bíblica. El Mal ya no es cosa exclusiva de una humanidad isolada, sino también de las ángeles y demonios, teóricos paladines del Bien y el Mal. Los habitantes del Cielo y el Infierno descienden a la tierra, conviven con sus moradores y emblematizan sus conflictos. El giro hacia la figuración lo estimula el propio argumento de <em>Hellblazer</em>: las idas y venidas de John Constantine, un detective de lo oculto creado por Alan Moore en <em>The Swamp Thing</em>. La primera etapa de Hellblazer, escrita por Jamie Delano, transitaba por el camino de lo paranormal y lo oculto, pero no acudía a materiales religiosos, y se quedaba en lo pulp. Ennis es el responsable de redibujar la sustancia de lo oculto y orientarlo hacia el sustrato bíblico a partir de la jerarquía típica: Dios y Lucifer, por un lado, los ángeles y los demonios, por otro, y finalmente el rango de los hombres, además de introducir las topografías del Cielo y del Infierno. Lo interesante de estas figuras y sus niveles es la desjerarquización a la que los somete Ennis. Si bien recupera toda una tradición simbólica de aroma apocalíptico, rehúye el tratamiento escatológico, predestinado ya, y se entretiene en imaginar los enfrentamientos que podrían suceder (mención especial merece la historia del arcángel Gabriel, <em>el Snob</em>). Con Ennis la jerarquía representada pierde su rigidez: el hombre puede burlar a los demonios, los demonios fornican con los ángeles y se pelean entre sí. Bien y Mal dejan de ser conceptos unívocos, y así sus integrantes. Mediante una estrategia tradicional de representación simbólica, Ennis pinta un fresco distinto al habitual, donde gobierna el caos y la contingencia en lugar del orden y la predestinación. Ennis despliega a las criaturas de la teodicea, pero las revuelve de tal modo que Dios ni pincha ni corta, no tiene autoridad ni puede garantizar orden alguno.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimWlqn8WTJaYoIYarmGMW8ShVdw9gwXAPLYIo9_Lv3kBVMnviqL3i60S8RVT9-fadj4P1YcMmyouYShDI3a1LhjOWBLkCzhmBZp_BQTYbNOm4z3alvmhhkFXVdR2MpB5e7wrVDR2G1UWc/s1600/Ennis5.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="284" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimWlqn8WTJaYoIYarmGMW8ShVdw9gwXAPLYIo9_Lv3kBVMnviqL3i60S8RVT9-fadj4P1YcMmyouYShDI3a1LhjOWBLkCzhmBZp_BQTYbNOm4z3alvmhhkFXVdR2MpB5e7wrVDR2G1UWc/s320/Ennis5.jpg" width="320" yda="true" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="pie">
La soledad del confesionario es un motivo crucial</div>
<div class="pie">
en la obra de Garth Ennis</div>
</td></tr>
</tbody></table>
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<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
Hablábamos antes de una <em>contra</em> teodicea: una negación de la existencia divina y de sus atributos mediante sus propios significantes simbólicos de aseveración. El modo de representación simbólico de lo religioso tiene como objetivo la gestión óptima de nuestra relación con lo trascendente, mediante una mejor comprensión (por analogía simbólica) de los fenómenos: ya sea la paloma para representar al Espíritu Santo o el macho cabrío para figurar al demonio en un aquelarre. La simbología religiosa expresa un estado de cosas al tiempo que lo mantiene. Ennis usa las figuraciones angélicas o la topografía avernal, respetando las convenciones de representación simbólica, pero luego desbarata su función o su significado, de modo que lo simbólico ya no funciona como correspondencia con un estado real de cosas. Cuando el autor otorga equivocidad moral a los ángeles, cuando permite el caos demoníaco, está destruyendo todo un complejo simbólico donde las presencias funcionan ordenadamente conforme a un plan escatológico ineludible. O sea: está negando la escatología cristiana, cargándosela, representando su quiebra. Esta es la segunda y más importante formalización de lo religioso en Garth Ennis. Pero todavía hay algo más. Hasta aquí hemos visto que Ennis ataca la religión bíblica de forma indirecta: Dios tiene un patio, fíjate tú cómo está el patio, luego el patio no puede ser de Dios porque sino no estaría como está. Corolario: Dios no existe. Pero en ningún momento se ponía en solfa a Dios directamente, su representación, en tanto que ser imperfecto. Ahí es donde entra <em>Predicador </em>(1995-2000). Si Dios no controla el cotarro —porque existe el Mal en el mundo y los presupuestos religiosos se han alterado— entonces Dios es imperfecto. La gracia de representar a Dios en su imperfección es que se trata de un oxímoron. Cuando leemos <em>Chronicles of Wormwood</em> y vemos a un viejo con barba, embutido en lino, flotando por los aires y haciéndose pajas, asistimos a la representación de una aporía religiosa, un absurdo, la representación de la <em>contra</em> teodicea de un guionista ateo. Dios es un tipo que crea cosas sin orden ni sentido último, un pajillero. El mundo es una paja mental que se ha hecho Dios. Así solo puede haber caos y sinsentido último. Esta idea, en <em>Predicador</em>, está combada hasta el bucle y deviene de lo más interesante. Resulta que Dios es un tipo egoísta que, una vez que ha creado el mundo, lo abandona a su suerte y se larga dios sabe dónde. Pues bien, la fantástica historia protagonizada por el reverendo Jesse Custer es una búsqueda de Dios, un viaje hasta el conocimiento divino, pero para partirle las piernas. Ennis pone en juego a un Dios cuyos atributos fallidos lo vuelven inconcebible, no-existente, y luego encima inserta a un predicador que, literalmente, va en su busca. Buscar a Dios como búsqueda de algo que no existe. De chiste. La maniobra de Ennis parece cómica y lo es, pero antes que eso es inteligente y retóricamente habilidosa. No solamente por las licencias a la lógica teológica que le permite su ficción (superar la no contradicción), sino por los recursos figurativos que maneja. Es el caso de la búsqueda.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="clear: right; cssfloat: right; float: right; margin-bottom: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7gr37vxmvyRxVOzK2TkN7PsHctprJ-uk1p1Ss7bwTi3ijBYdOSXgaoPxUX71hANzMqb3QRmfUS_L2wsvM8mDu8YAv7MPRJ0yqWGd9tL448dqqn2I6uKb1hLaPK3HJJypTTOJ7xN2xFJ8/s1600/Ennis6.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; cssfloat: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7gr37vxmvyRxVOzK2TkN7PsHctprJ-uk1p1Ss7bwTi3ijBYdOSXgaoPxUX71hANzMqb3QRmfUS_L2wsvM8mDu8YAv7MPRJ0yqWGd9tL448dqqn2I6uKb1hLaPK3HJJypTTOJ7xN2xFJ8/s400/Ennis6.jpg" width="254" yda="true" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="pie">
El Punisher de Ennis reescribre la parte maléfica del personaje,</div>
<div class="pie">
más allá del trauma por el asesinato de su familia</div>
</td></tr>
</tbody></table>
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<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
La vía interior confesional, la vía ascética rigurosa o la silente vía mística funcionan como hipotextos de <em>Predicador</em>, que los parodia para refutarlos. Si hasta ahora Ennis se manejaba simplemente en el desajuste simbólico para parodiar el sentido, en la búsqueda de Custer funciona otro recurso que va más allá (más acá) de la analogía: la literalidad irónica. Custer va a buscar literalmente, a través de miles de viñetas, a Dios. Figuradamente, sabemos que Custer se está enfrentando al sinsentido, a la nada. Se trata de una figuración irónica. El predicador va en busca de Dios, pero Dios está en la pista de baile. Nos queda una tercera y última formalización de lo religioso: la alegórica.</div>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
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<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
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<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
La etapa alegórica coincide con sus guiones para publicaciones de temática superheroica, aproximadamente a partir del año 2000, es decir: <em>The Pro </em>(2002), <em>Spider-Man’s Tangled Web </em>(2001), <em>Hulk Smash</em> (2001), <em>Ghost Rider: The Road to Damnation </em>(2007), <em>Thor: Vikings </em>(2004), <em>The Authority: Kev </em>(2005), <em>The Punisher Max: Born </em>(2007), <em>Midnighter </em>(2007) o <em>The Boys </em>(desde 2006). Certificado su periodo nihilista, podríamos pensar que Garth Ennis cambiará de tercio. Pero no, el cambio es retórico. Ya no se ataca explícitamente al hecho religioso, sino a sus características alegorizadas. En los cómics de Ennis, el superhéroe constituye una alegoría religiosa de Dios y sus atributos. Todo ser suprahumano, todopoderoso, vigilante del orden y la paz mundial, es esencialmente ridículo, porque no tiene razón de ser. Ningún semidiós, ningún grupo superhumano, pueden garantizar la vigilancia del bien, ni siquiera podemos garantizar que esa vigilancia se lleva a cabo honestamente. Si en la forma simbólica el problema era de tipo ontológico (¿existe o no existe Dios?), en la forma alegórica el problema es, sobre todo, ético (¿quién nos dice que un superhombre actuará bien?).</div>
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La nueva línea emprendida por Ennis proviene de la renovación de la ética superheroica que iniciara el <em>Watchmen</em> de Alan Moore (al hilo del ¿<em>Quis custodiet ipsos custodes?</em> de Juvenal) y que continuara Warren Ellis en varias de sus obras. El bien y el mal, el protector y el protegido, siguen siendo conceptos inestables. Ennis aborda esta idea de varias maneras. A veces mediante contrariedad (el “monstruoso” Hulk que solo quiere que lo dejen tranquilo en <em>Hulk Smash</em>), rebatiendo los traumas oficiales del justiciero (en <em>Punisher Max: Born</em>, donde se explica que la maldad de Frank Castle es congénita y para nada la venganza traumática que nos quería vender la Marvel al principio), o reventando el decoro del género: la prostituta de <em>The Pro</em> y su burla de los miembros de la <em>JLA</em>; cuestionando al todopoderoso Thor con una paliza en <em>Thor: Vikingos</em>; convirtiendo directamente a los superhéroes en amenaza en <em>The Boys</em>, al modo de la <em>Civil War </em>de Marvel; o ridiculizando el dibujo y la composición épica de Bryan Hitch en los combates en <em>splash page </em>de <em>The Authority </em>vol.<em> </em>I en su <em>The Authority: Kev</em>.</div>
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<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOZg5LoHxLQxihe_OI4Kkdfk0utSIN1uPOwnsyzLADD9NdnllXhlaai33md3SKG3laIxQFac5f-DJulWedWTLOCfkuuqDAF6L_XLdaF3yDh53JzD6OUfl4nP8PReTaipuHWYPG9nm94gs/s1600/Ennis7.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOZg5LoHxLQxihe_OI4Kkdfk0utSIN1uPOwnsyzLADD9NdnllXhlaai33md3SKG3laIxQFac5f-DJulWedWTLOCfkuuqDAF6L_XLdaF3yDh53JzD6OUfl4nP8PReTaipuHWYPG9nm94gs/s400/Ennis7.jpg" width="237" yda="true" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="pie">
Los personajes de Ennis viven a medio camino </div>
<div class="pie">
del bien y el mal</div>
</td></tr>
</tbody></table>
<div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">
Estas son las tres formas que, por lo menos yo, detecto. Pero podemos añadir dos o tres cosas más que completan este breve acercamiento al fenómeno religioso en Garth Ennis. La inestabilidad categórica que reina en sus obras es una constante cuando adquiere la forma de convivencia entre religión y violencia. Uno de sus motivos más curiosos es el del religioso asesino (no como emisor desacomplejado de la <em>sola fides</em>,<em> </em>sino como cruza delirante, esquizofrénica): ahí entran en juego el peregrino profeta ex caníbal de <em>Just a Pilgrim </em>(2003), el cura asesino en <em>The Punisher #4-5 </em>(2000), la monja sicario en <em>Bloody Mary</em> o el cura acosador en <em>Hellblazer</em>. En cuanto a la comunicación truncada con Dios que pregoniza Ennis, hay un espacio que se va repitiendo en las viñetas: la iglesia como lugar de lo comunicación imposible, como espacio de soledad, de sociedad imposible. Son habituales las imágenes de figuras solitarias en el deambulatorio o en los bancos, frente a la cruz, apelando a un ser que no contesta, porque es el signo de la nada. Frente a este espacio no efectivo, Ennis impone el espacio del pub, donde las figuras sentadas, estimuladas de otro modo por el vino o la cerveza, encorvadas en una posición similar a la del rezo, sí hallan esta vez correspondencia. <em>The pub where I was born</em>, titula Ennis el número 47 de <em>Hellblazer</em>. El pub irlandés es el verdadero lugar de reunión, resonancia comunitaria, donde lo social se expresa violentamente pero también en forma de compañerismo eficaz. El pub es el <em>fanum</em> de la religión atea de Garth Ennis. Hay, pero, un espacio intermedio y que me parece una de las claves de las historias bélicas del autor. Ennis siente predilección por presentar un conflicto bélico de grandes dimensiones (expresión de la violencia y el desorden originales) cuyos protagonistas son pequeños grupos militares (todo <em>War Story</em> (2001), es un ejemplo de esto, además de ser una obra brutal, pero también <em>303</em> (2004), <em>Las aventuras de la Brigada del Rifle </em>(2005) o <em>Battle Britton </em>(2007)). En el seno de una armonía social imposible, de un caos generalizado, Ennis reúne a varios sujetos (del mismo bando o de un bando distinto) y fortalece sus vínculos. Esos ejercicios de humanidad posible son el mayor resquicio de esperanza en la cosmovisión del autor. Así puede verse el trío que forman Cassidy-Custer-Tulip en Pre<em>dicador</em>, los soldados enemigos atrapados en una misma trinchera en Guernica en el episodio de <em>War Story</em> titulado <em>Condors</em> o el grupo de supervivientes que reescribe de alguna manera el éxodo en <em>Crossed </em>(2008). La compañía. El grupo como la mejor forma de recorrer el duro y esperanzado camino que va de la iglesia al pub.</div>
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</div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-51238378586550102142012-02-12T08:31:00.000-08:002012-02-12T08:34:00.077-08:00ESCRIBE, ZORRAEstíbaliz Espinosa, <i>Papel a punto de</i>, El Gaviero Ediciones, Almería, 2011.<br />
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Papel a punto de</i> es el primer libro que
Estíbaliz Espinosa (A Coruña, 1974)
publica en castellano, tras traducirlo ella misma del gallego. Este es un libro
desalentador porque Espinosa nos conduce hasta el borde del aliento poético,
donde este se precipita, y nos detiene ante él para indicarnos que nos demos la
vuelta, que contemplemos el sendero que acaban de abrir nuestros pies: “Así contiene su aliento / nevado, sí, la
página. // <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No</i>. Se dice.
/ <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Palabras no</i>. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">No ahora</i>.” Pero este espacio de
inminencia Espinosa lo ha convertido en territorio, no en página detenida, sino
en página revertida o background o base de datos o cuello uterino.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqOYyYMfcIRg-4ihEBMYJPAgX6grmTEDHRejUVyrt1eiv6fgF1exo_hlGDDbfJEMiFbWa3Ibz2FZQYf8ik98GCJzsIRsTijZO1Yxn_x3KmsUnSkQcvH4kUN2oGUh_QGyfG3ssE8pXVz2I/s1600/Papel-a-punto-de.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqOYyYMfcIRg-4ihEBMYJPAgX6grmTEDHRejUVyrt1eiv6fgF1exo_hlGDDbfJEMiFbWa3Ibz2FZQYf8ik98GCJzsIRsTijZO1Yxn_x3KmsUnSkQcvH4kUN2oGUh_QGyfG3ssE8pXVz2I/s320/Papel-a-punto-de.jpg" width="286" /></a>Tras una
advertencia preliminar accedemos a un lugar de escritura cuneiforme o
flujiforme, tres líneas divisorias de la escritura: ‘Materia oscura’, ‘Materia
gris’ y ‘Fluido rosa’. En la primera, se suceden las grandes quebraderos del autor,
la pregunta por el ser creativo (“Qué pájaro querrá beber de los charcos de la
autocomplacencia”), la intemperie
antropológica del creador (“Fósforo 1’3%
/ Encienden con un soplo este texto”) o la transustanciación de los referentes
reales en semántica extraña (im)perecedera (“Somos fiambres de letras, papel
sucio, tinta a punto de.”). Pero donde la banalidad afilaría su navaja oxidada
de barbero descabellado, ella sabe acudir a una ironía que explota en muchas
direcciones, sacando tajada de los registros más variados; no hay miedo a la
metáfora encavernada ni a los aperos más modernos. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
En ‘Materia gris’ salen al trasluz
de la página los temas del poema, y Espinosa nos hablará de la importancia de
las ciudades en su obra (Nueva York, A Coruña…) y coqueteará con lo cibernético
o la evolución (“Oh, venga, levitemos.
Dejémonos de bromas. Vamos allá.”). </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
La última parte del libro es una
vuelta de tuerca sobre lo femenino como elemento constitutivo, la relación con
las madres ('raza de mujeres') como
base de escritura o ajuste de cuentas (“sobre cuanto nunca mamá nos dijimos”), una
apología de la amazona moderna (esa presencia de Polly Jean Harvey), un diálogo
con todas esas mujeres a punto de, con quien enfrentarse para salir todas
escribientes, mujeres y victoriosas: “Ya
eres una de las nuestras. / Te comprendemos, calla la boca. / Escribe, zorra.”</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
*Reseña publicada originalmente en el número 16 de la revista Nayagua, febrero de 2012.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<br />Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-16397758033608758842012-02-07T06:37:00.000-08:002012-03-13T07:40:46.863-07:00LA AVENTURA DEL LENGUAJEMarcos Canteli, <i>Es brizna</i>, Pre-Textos, Valencia, 2011, 64 págs.<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5SU9ZxPqq2RYlELFsBgJg_4ywoWCIegnsO96JQdSy9b-YUxxv886X-eae1Jqd6QRRhvhfklIrZAVO5UJY9Y_s5Fp7-PK8eQddE7NBHmSV2P-e5KnR_UKbgI9kKK3kVDNqq1uFWW8K0qo/s1600/978-84-15297-42-0%5B1%5D.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5SU9ZxPqq2RYlELFsBgJg_4ywoWCIegnsO96JQdSy9b-YUxxv886X-eae1Jqd6QRRhvhfklIrZAVO5UJY9Y_s5Fp7-PK8eQddE7NBHmSV2P-e5KnR_UKbgI9kKK3kVDNqq1uFWW8K0qo/s320/978-84-15297-42-0%5B1%5D.jpg" width="209" /></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; line-height: 150%;"> </span><br />
<br />
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; line-height: 150%;">La obra poética de
Marcos Canteli (Bimenes, Asturias, 1974)
es la operación del lenguaje aventurado. Hacia el poema o desde el
poema. Si tomáramos el género poético –tal cosa– como lugar de anclaje, la
escritura en Canteli podría verse como un movimiento de llegada (advenimiento
poético) o de partida (la pura aventura del lenguaje). Si la trayectoria del
asturiano pudiera comprenderse como un
itinerario de cabotaje, podríamos cartografiar por ahora dos obras
portuarias: su primer libro, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Reunión</i>
(Icaria, 1999), y el que acaba de publicar, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Es
brizna</i> (Pre-textos, 2011). En medio, una década de sargazos, corrientes
discontinuas y el olor distante de los pinos alerces (“siempre un venir de
otro, alerces la noche / alerces”); una travesía en tres noches: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">enjambre</i> (Bartleby Editores, 2003), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">su sombrío</i> (DVD, 2005, Premio Ciudad de
Burgos) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">catálogo de incesantes</i>
(Bartleby Editores, 2008), a cada cual más radical, alejándose progresivamente
más y más del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">protocolo poético</i>. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; line-height: 150%;"> A Canteli se lo suele enmarcar
en la “indeterminación del lenguaje” (Martín Rodríguez-Gaona) o en la
renovación de la “poesía del silencio” (Rafael Morales Barba) que, en buena
medida, supuso la antología <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La otra joven
poesía española</i> (Ígitur, 2003), en continuidad con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las ínsulas extrañas </i>(Galaxia Gutenberg, 2002), patrocinado por
poetas de estética piedracelista como Valente o Sánchez Robayna. Como decíamos,
en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Reunión</i> el poeta comienza una
ampliación barroquizante de esta línea, pero lo hace partiendo –parafraseo a
Elena Medel– de cierto respeto por las formas canónicas de representación
poética. Todavía en el radio de influencia de su primer libro, el autor hablará
en 2002 del género poema en términos de confianza representacional: “El poema
abre huecos, horada” (…) “cargado” por la “interacción de vida y lenguaje”. A
partir de aquí <i style="mso-bidi-font-style: normal;">enjambre </i>comienza a
plantear una escisión entre realidad y representación (“Cada día forzando la
visión. Para que el mundo aparezca”), una dicotomía fundamental entre el mundo
como flujo, pelaje, huesos, pájaros, y
la detención estéril que significa la percepción discursiva del mismo (“Calla,
mira, piensa. Almacena resinas”). En esa misma dirección trabaja <i style="mso-bidi-font-style: normal;">su sombrío</i>. Consolidada ya su voz, la
división es total (“el ámbar de un decir –en que / crujiera la lengua”). La
palabra transita “lo cerrado” (tirando del Heidegger de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">¿Para qué poetas?</i>), es cicatriz, asombro sombrío en la medida en
que su aparición es fogonazo y es
quiebra: “El poema –dirá– como marca de imposibilidad: la de dar cuenta de sí
mismo, de su condición, naturaleza. Cada poema es una lucha interior, contra su
estar-hecho-de-palabras.” De este modo, si bien suele pensarse que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">catálogo de incesantes</i> es su libro más
complejo, la complejidad esencial en Canteli surge en los dos libros anteriores
como condición ontológica de la escritura. Canteli ya nos ha golpeado con la
crispación de la sintaxis, la composición y el sentido: estamos más allá del
poema y la secuencialidad de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">catálogo</i>
solo significa un nuevo recurso compositivo (más intuitivo, menos retórico:
“Todo sin hilo, todo voluntariamente disperso, guiado únicamente por el
capricho, el gusto personal o la sorpresa”) y que proviene de la proximidad del
poeta con lo artístico; ha leído a Motherwell, a Viola o a Kapoor y siente “sus
problemas más cercanos que los de muchos poetas”. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; line-height: 150%;"> Con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Es brizna</i> regresamos a una poesía aliviada, donde el aprendizaje
ahora asume un tono meditativo más tranquilo, donde la pérdida se puede permitir
valor atributivo, ser brizna. Sí, “lo que no poseemos va a durar”, y Canteli todavía
escribe “en el lugar de la disolución”; pero
le acompaña cierta mirada al frente, aireada, con que desvelar el
paraje; figuras conscientes y gráciles, alrededor de la casa (“rodilla tobillo
/ oración del prado // nexo de flexibilidad / plexo loto”); Canteli cámara al
hombro y sin sonido (“el mundo por lo mudo, con mansos limones rugosos con /
unas manos”), filmando en celuloide muy fino la belleza (“qué metódico murmullo
conmigo contigo los pastos la / mañana”). </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; line-height: 150%;">Este es un libro
bello.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; line-height: 150%;">Reseña publicada originalmente en febrero de 2012 en el número 339 de la revista Quimera: www.revistaquimera.com</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11pt; line-height: 150%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-75007322376367569632012-01-25T09:12:00.000-08:002012-01-25T09:17:16.298-08:00CICATRICES INEVITABLES (I)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEKI2nvZlbsDMMTRvSirk3p-1xwq-PIKKptmAnYamR4amnP5HCQK8EIj3LWlewD2V9KDn9UUAm-xOoQHbYFNLZ_hBb7ZNwLKRuBEntTLeKkEf6GCGFJIyv7wqFPTgU6wl2OIw7qoLMTD4/s1600/M%25C3%25A1rgenes.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEKI2nvZlbsDMMTRvSirk3p-1xwq-PIKKptmAnYamR4amnP5HCQK8EIj3LWlewD2V9KDn9UUAm-xOoQHbYFNLZ_hBb7ZNwLKRuBEntTLeKkEf6GCGFJIyv7wqFPTgU6wl2OIw7qoLMTD4/s1600/M%25C3%25A1rgenes.jpg" /></a></div>
La aparición de <i>Vitral de voz</i>, primer poemario de Carlos Fernández López (Santiago, 1981), es una ocasión magnífica para reflexionar brevemente sobre el estado de la joven poesía española de corte esencialista. Lo interesante de <i>Vitral de voz</i> (y de los libros de otros compañeros de viaje como, por decir uno, Marcos Canteli) es el modo como se enfrentan a la crisis logocentrista de finales del XX, sobre todo a raíz de las tesis expuestas por Derrida en su libro <i>Márgenes de la filosofí</i>a. En su libro, el francés retomaba la crítica platónica al lenguaje y emplazaba la comunicación escrita en un marco definido por la ausencia. De este modo, la escritura (y con ella, el decir poético) sería la marca de una ausencia que pone en solfa conceptos como referencia o intención. Lo que, en mi opinión, gobierna el nuevo rumbo de la poesía esencialista, la que pretende establecer relaciones significativas sólidas mediante los actos de enunciación poética, es su nueva actitud frente al acto expresivo. <br />
<br />
<br />
Conocido el problema de la dicción poética, su relación inexpresable en plenitud, se ha optado por una nueva estrategia. Y es en esta nueva vía donde Antonio Gamoneda, y concretamente su libro de 1975-76 <i>Descripción de la mentira</i>, tiene mucho que decir. Por lo general, la poética del silencio aboga por una palabra limpia, que jamás es excesiva, donde a cada dicción le corresponde un referente en su proporción exacta: en este contexto, el silencio es propiciatorio, lugar para la presencia. Cuando el silencio se rompe, algo aparece, pero nunca en términos de ruido, de relación desproporcionada. Toda expresión constituirá un hallazgo, una revelación que no significaría si no hubiera sido dicha, la palabra es capaz de enunciar plenamente la experiencia. En este contexto, <i>Descripción de la mentira</i> depara dos cosas: por un lado, una versión sospechante de esa liturgia expresiva y, por otro lado, la creación de un imaginario poético que surtirá a los futuros poetas en sus formas de concebir la inefabilidad. <br />
<br />
<br />
<i>Descripción de la mentira</i> se sitúa al filo de la incredulidad, y si bien no constituye una presa, tampoco llega a abolirla. La expresión poética expresada como mentira (relación asimétrica entre enunciado y referente), pero una mentira consabida, una mentira ante la que nos seguimos plegando a falta de algo mejor. Describir la mentira es describir una liturgia inefectiva, o parcialmente útil. Sin embargo, aunque Gamoneda respire muy bien el aire crítico de la época, las imágenes que pone en juego para referirse a esa imposibilidad, los atributos de su descripción, van a constituir curiosamente los materiales edificatorios de algunas voces de la nueva hornada. Lo que en Gamoneda serían útiles de demolición, en Canteli o Fernández López son una segunda oportunidad para una relación armoniosa que planteará la comunicación en otros términos. <i>Vitral de voz</i> (por poner un ejemplo) asevera la vigencia plástica de Gamoneda y de cierta “poética del silencio” a la vez que significa un posicionamiento crítico y resistente por parte de cierta poesía española (aquella escrita por la generación nacida en los 70) que comienza a escribir con los conceptos que la deconstrucción y la filosofía del lenguaje han puesto sobre la mesa. <br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5g3scB1sSxeMZ7nRfHbNOD_ZZsQU7jndtN3usf7tDjOS4DKoE86tUkuJp2KyumlDOhUH3lMuHRR1YrQ5O8LFCizpVvSrTglT88XZd7z-hxo5n4pScYPuP4Dsfp04v4zWpe94nK7oHtbs/s1600/Esta+Luz.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5g3scB1sSxeMZ7nRfHbNOD_ZZsQU7jndtN3usf7tDjOS4DKoE86tUkuJp2KyumlDOhUH3lMuHRR1YrQ5O8LFCizpVvSrTglT88XZd7z-hxo5n4pScYPuP4Dsfp04v4zWpe94nK7oHtbs/s320/Esta+Luz.jpg" width="205" /></a></div>
<br />
<br />
En la tercera parte de su libro <i>Sublevación inmóvil </i>(1953-59) Gamoneda cita a André Malraux: “Ir del signo a la cosa significada es profundizar en el mundo”. Lógicamente, esto sería lo ideal, que el decir poético pudiera ir del signo a la cosa significada. Pero no creo que esto sea posible, pues tal relación no es plena, ya que las partes guardan relación entre ellas, pero nunca llegan a tocarse, y el plano literal, poético, nunca es capaz de presentarnos enteramente su fondo, las aguas poéticas resisten la inmersión. La palabra poética, concebida en términos denotativos (ofrecer la cosa mediante el signo de la cosa), está condenada a la especulación. Condenada a lo que dirá Gamoneda en <i>Descripción de la mentira</i>, ya advertido: “Vienen rostros sin proyectar sombra”, pues no hay tal rostro, sino su representación lingüística, su imagen. <br />
<br />
<br />
En la misma página donde encontramos estos versos, el poeta asturiano escribe:<br />
“No creo en las invocaciones pero las invocaciones creen en mí: / han venido otra vez como líquenes inevitables”. <br />
El decir poético puede entenderse como invocación, pues al enunciar pretendemos hacer venir a nosotros la cosa significada, mediante su encarnación lingüística. Pero la palabra poética es una invocación espectral, pues el resultado no es la aparición del fenómeno evocado, sino de su <i>fantasmata</i>, su imagen. <br />
<br />
<br />
El lenguaje es muy frágil (<i>Es el verbo tan frágil</i>, dirá Sandra Santana), un andamio endeble, nuestra relación con él debería asentarse sobre la desconfianza, sin embargo el lenguaje está en nosotros como una fuerza orgánica, una floración inevitable. Este punto que detecta Gamoneda me parece clave, y de hecho es clave si nos atenemos a lo sucedido en campos como la filosofía del lenguaje, los estudios de retórica o los estudios de semántica ficcional. Lo interesante de <i>Descripción de la mentira</i> no solamente es que advierta esta problemática en paralelo a lo que está diciendo gente como Searle o Derrida, sino que sirve de abrevadero poético para las futuras resoluciones, sobre todo las que se están aventurando a principios de este nuevo siglo. Dentro de cierto tipo de poesía (con manga ancha podemos hablar de esencialismo), la evolución que va de Gamoneda a Marcos Canteli o Carlos Fernández López, podría expresarse como el paso de la poesía como líquen a la poesía como cicatriz. Evitar que la palabra sea una mediación, un desplazamiento, una formación hacia afuera, que se deposita, la huella de una humedad intuida, sino constitución por sí misma y en sí misma. El lenguaje como expresión denotativa (según la famosa expresión de Austin) implica una distancia insalvable y es lo que permite a Derrida (aun desde otro paradigma epistemológico) decir que el lenguaje es rastro, huella, presencia de algo que está ausente. En ese sentido, el sistema retórico se asienta en esta idea de desplazamiento, en generar una plusvalía sobre un grado cero (semántico, gramatical…) del lenguaje, en producir una tensión lingüística, un exceso. La retórica está concebida como exceso, como vegetación magnífica. Sin embargo debemos insistir, pedir más. Plantear el lenguaje metafórico como un plano doble, el de la literalidad y el de lo figural, es una entrega demasiado rápida de nuestras armas. En vez de llevar la literalidad hasta una cuota elevada de sentido, deberíamos concebir la retórica poética como una transformación directa en el plano literal, en su sentido más agresivo: que la imagen poética sea pura y exclusivamente operación, sin rebabas, sin pagar los peajes de un procedimiento que al fin y al cabo no deja de ser una simulación técnica, y alcanzar lo que María Zambrano en <i>Algunos lugares de la poesía</i> llama “eficacia de ser vida en plenitud: acción”. Convertir el lenguaje en acción, que signo y cosa significada sean lo mismo, huella de su propio paso, presencia plena, sería la salida lógica a este enredo. ¿Pero cómo hacerlo, si nuestra única herramienta es el signo, una representación? <br />
<br />
<br />
<br />
Los estudios de pragmática de la ficción pueden darnos alguna pista al respecto: el pacto de ficción basado en la suspensión de la incredulidad. Leer el poema y convenir en que lo que se nos cuenta sucede por arte del propio texto, rendirnos ante su existencia. <br />
Según la semántica ficcional (intensiva, en vez de extensiva), el signo lingüístico no tiene referente externo, él es su propio referente a la vez que su enunciación. Esto es lo más cerca que podemos estar de la petición vitalista de Zambrano: ser siendo. Entender el decir poético como un acto performativo que no se basa en la preexistencia de la cosa y posteriormente en su enunciación, sino que sucede únicamente con el propio decir. Este, me parece, es el camino que están recorriendo los autores que mencionaba más arriba. La relación con Gamoneda es, sobre todo, semántica. Las imágenes que este usa para expresar un problema de lenguaje, para metaforizarlo (y desplazarlo), Canteli y Fernández López las usan de un modo distinto: procurando hacer de cada imagen un material, una experiencia, asunto constitutivo sin salpicaduras, talla sin serrín, olvido de la labor, entereza. ¿Por qué entonces esta conexión con Gamoneda? <br />
En primer lugar, porque si bien Gamoneda pertenece todavía a una tradición anterior, la que maneja el lenguaje en términos más o menos denotativos, tiene la valentía de plantear el problema y focalizarlo con nitidez. Porque, como consecuencia de esto, su lenguaje, además de servirle para enunciar la cuestión, constituye una primera respuesta, un primer ensayo de poesía como incisión, lenguaje que crece hacia dentro. Y, en tercer lugar, porque elabora un conjunto de imágenes que vinculan la dicción poética a lo matérico. De este modo, la palabra gamonediana es alegatoria, pero también pide peso, mete ruido, ingresa en el mundo. Y es esta misma palabra la que van a heredar Canteli o Fernández Lopez. <br />
<br />Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-40531526608822990542012-01-13T13:15:00.000-08:002012-01-25T09:13:27.822-08:00LAS CHICAS MODERNAS ENSEÑAN LAS PIERNAS, LAS CHICAS DE BARRIO LEVANTAN LAS MANOS<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/JCBm5VbwJvY?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Me parece que la modernidad en poesía (si es que significa algo esa
palabra, ser moderno) no es una urgencia. Pero a veces tiendo a pensar
que esta brilla por su ausencia. Que no se me malentienda, no estoy
reclamando modernidad por modernidad, il ne faut pas être moderne para
serlo, pero a veces tengo la sensación que la poesía no está a la altura
sentimental, atmosférica, de su momento. Voy a poner dos ejemplos:
escucho el disco que The XX sacaron en 2009 o el nuevo de Neon Indian,
<i>Era extraña</i>, y pienso qué hijos de puta, estos veinteañeros tienen mi
edad y están logrando expresar la música de mi época. Escucho
Crystalised y pienso que de alguna forma la canción capta un momento que
solamente es nuestro, y lo mismo cuando escucho un grupo de chillwave.<br />
<br />
<br />
<br />
Ahora pensemos en <i>Tenían veinte años y estaban locos</i>, la antología de La Bella Varsovia de este verano, ¿hay alguno de nosotros que sea moderno en esa antología?, ¿qué nos hace modernos o qué hace moderna a la poesía?, ¿hay poetas modernos en España? Estoy seguro que todos somos modernos en cierto sentido, pero ¿cómo se detecta eso? ¿La procacidad como actitud en el caso de Constantino Molina, las menciones a la menstruación y el cuerpo impúdicamente mostrado en algunos casos femeninos, en la aparición de The Hulk? Ninguno de estos casos es nuevo, ni la impudicia, ni la palabra polla ni la aparición de un héroe de cómic. Quizá, lo que sí es relativamente nuevo, es su normalización, todas estas cosas están en nuestro kit generacional como si nada, no son una adquisición, sino una actitud que viene de serie y que simplemente termina por modular un poco los grandes temas, ampliar la semántica de lo universal, el pensador de Rodin con el codo apoyado en la otra rodilla. Marinetti y toda su época en general estaban, en mi opinión, un pelín demasiado emocionados con sus cosas. ¿A quién no le alucina la existencia de Internet? Y, sin embargo, internet o la ubicuidad espaciotemporal no formarían parte jamás de mi poética personal o de su concreción formal, precisamente porque su novedad, su valor de presente, es tan explícito, que me parecería ridículo. Y hablo de mis preferencias, por supuesto. Si fuera capaz de incluir, pongamos, un léxico tecnológico en mi poesía, sería siempre baja la absoluta tranquilidad, el menor aspaviento. Lo supuestamente moderno no puede serlo nunca. ¿Entonces, qué? ¿Cómo escribiremos ese poemario que sea la equivalencia poética al XX (o cualquier otro ejemplo) de nuestra época? Cómo transmitir que somos modernos, sin ínfulas, que somos bondadosamente modernos, que nuestra época es absolutamente única y que podemos sentirlo (no hablo de referirse a la época, hablo de transmitirla, nada de apelaciones a nuestra condición socioeconómica). ¿Estamos a tiempo de celebrarnos?Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-21968586081776166852011-12-13T16:55:00.000-08:002011-12-13T17:06:30.194-08:00ECUACIONES DE PÁJAROS<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Benjamin Péret, <i>El núcleo del cometa</i>,
Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2011</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZwMNw4tp-sZz_OW29U1WdmdJ-T3Uvv9gOxCEAkTh6o2TIF1y6UZUQqCYdNrCsbPrV89Q35qGGwKvfJoItlW6LL-_1peK_8MNBrevjBjDPleP4KuXceGsrIqYcLBWyDfiW5Sps8WsJHJc/s1600/Nucleo+cometa.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZwMNw4tp-sZz_OW29U1WdmdJ-T3Uvv9gOxCEAkTh6o2TIF1y6UZUQqCYdNrCsbPrV89Q35qGGwKvfJoItlW6LL-_1peK_8MNBrevjBjDPleP4KuXceGsrIqYcLBWyDfiW5Sps8WsJHJc/s1600/Nucleo+cometa.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En 1924, en el último párrafo del <i>Primer
manifiesto surrealista</i>,<i> </i>André
Breton decía a propósito de Robert Desnos que este era quien más cerca estaba
de la verdad surrealista: “Desnos habla en surrealista cuando le da la gana”,
que en su voz fluía a la perfección su pensamiento y que si no lo fijaba en
palabras era porque “prefiere hacer otras cosas más importantes”. Por aquél
entonces, mientras Desnos era el poeta interesado en la hipnosis, donde había
acampado al raso, Péret, a pesar de ser un miembro decisivo en la creación del
movimiento surrealista, era simplemente el poeta enigmático que hacía
“ecuaciones de pájaros”. Con el tiempo Desnos y Breton se alejarían por
divergencias poéticas y en 1966, en su <i>Antología
del humor negro</i>, Breton diría de Péretl:“Nadie más realizó plenamente sobre el
verbo la operación correspondiente a la ‘sublimación’ alquímica que consiste en
provocar la ‘ascensión de lo sutil’ mediante su ‘separación de lo espeso’.”Lo
espeso, aquí, será “esa corteza de significado exclusivo con la que el uso ha
recubierto todas las palabras y que no deja prácticamente espacio para sus
asociaciones”. Y con esto llego a donde me interesa. Es cierto que hoy en día,
aleccionados por lecturas y lecturas de Aleixandre, Lorca, Pizarnik o incluso
el Walt Disney de <i>La bella y la bestia</i>,
a nadie sorprende la estrategia de los surrealistas y la creación asociativa es
un recurso habitual en el zurrón poético. Pero no está de más poner las cosas
en su sitio y abrillantar ciertos nombres. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTR98a2woYqmhYgDJSyfkgGNRiXfD-VNlAP4UUv7hITA3QptBLFAbF06qTC4qtIbq7lNejEb5PKRHxq5RaLRMbfuzNdVfqmAUoUKhv7msNbLQtbJBDjzMZoazEcZV-VUfAJo4Ynii4oSA/s1600/La+tortuga+ecuestre.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTR98a2woYqmhYgDJSyfkgGNRiXfD-VNlAP4UUv7hITA3QptBLFAbF06qTC4qtIbq7lNejEb5PKRHxq5RaLRMbfuzNdVfqmAUoUKhv7msNbLQtbJBDjzMZoazEcZV-VUfAJo4Ynii4oSA/s320/La+tortuga+ecuestre.jpg" width="203" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<i>El núcleo
del cometa</i> que acaba de publicar
la Editorial Argonauta no es ningún cimiento, pero es un espléndido poliestireno expandido para
rellenar fisuras groseras, uno de esos trabajos editoriales que permiten, con
calzado sigiloso, que no nos falte de nada en las librerías. Este volumen, de
apenas 150 páginas, traduce el ensayo <i>Le
noyau de la comète</i>, texto introductorio que escribiera Péret para su <i>Antología del amor sublime</i> de 1956. Le
sigue una breve recopilación de poemas de sus libros más significativos, con
especial énfasis en su obra de 1936, <i>Je
sublime</i>. En esa anfibología (“yo, sublime” o “yo sublimo”) está la conexión
con el ensayo estelar y una clave verbal que es la espina más gorda del
surrealismo. Además de un repaso muy recomendable por la historia del
pensamiento erótico, <i>El núcleo del cometa</i>
presenta una concepción amorosa (“sublime”) que aspira a una nueva plenitud,
donde carnalidad y espiritualidad son imprescindibles para lograr una unión
absoluta. Según Péret, el amor sublime alcanza sus cimas porque antes ha
atravesado los repechos y ha mojado sus tobillos en los regatos que crecen al
pie. No hay que ser muy listo para ver en esta idea el celofán erótico de una
poesía automática que no teme a la combinación más sorprendente. El pack del
amor no es que incluya el folleteo, es que lo exige como materia medular. La
creación poética no puede, tampoco, caminar por el barro levantándose las
faldas. Hay que mezclar, alambicar, probar una y otra vez hasta encresparse el
pelo y llenarse la cara de azufre. En este sentido, las raíces combinatorias
son muy distinguibles en Péret, y por eso su lectura resulta, además de
fascinante, toda una lección de cómo mezclar la esfera natural, el mundo
industrial y la sección de objetos domésticos. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyBwJAhHXebDUY5godn42gac6CZnlNHAUEiouimjfC0ukiotva6EaONkrnlIj9dyUqECyuKvwIzlE06AnbHhONCiuSt2OCZXTwGIRefXUypTPhDQcuo-gDXLkWkKce3GkQ0D18PM_KS6U/s1600/Qu%25C3%25A9+hay+de+nuevo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyBwJAhHXebDUY5godn42gac6CZnlNHAUEiouimjfC0ukiotva6EaONkrnlIj9dyUqECyuKvwIzlE06AnbHhONCiuSt2OCZXTwGIRefXUypTPhDQcuo-gDXLkWkKce3GkQ0D18PM_KS6U/s320/Qu%25C3%25A9+hay+de+nuevo.jpg" width="220" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Por último, este libro es también una muestra de
las conexiones entre Francia y Sudamérica. Como ya sucediera en la french
connection de Darío y Amado Nervo, enlazados con Verlaine o Catulle Mendés; los
poemas del libro de Péret (traducidos en su mayoría por los poetas Aldo
Pellegrini y César Moro, argentino uno y peruano el otro) son la prueba de las
conexiones entre el primer surrealismo francés y la deriva transoceánica, a
partir de la traducción y difusión de los textos franceses en revistas
sudamericanas. Así, este libro permite seguir trazando trayectorias radiales en
torno al surrealismo nuclear, como es el caso de la recuperación del libro del
propio César Moro, <i>La tortuga ecuestre y
otros poemas en español</i> (Biblioteca Nueva, 2004) o los textos de la
ramificación estadounidense del Grupo surrealista de Chicago en <i>¿Qué hay de nuevo, viejo?</i> (Pepitas de
calabaza ed., 2008). </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-41297237133081548832011-12-13T10:05:00.000-08:002011-12-13T10:40:29.199-08:00ANTOLOGÍA DE ANSIOSOS<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
VV. AA., <i>La escuela de Wallace Stevens</i>, Vaso Roto ediciones, 2011, con textos introductorios de Harold Bloom. Traducción de Jeannette L. Clariond<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoiBB7ddPvBV_tc0xdWNK-8J3PHmiFYHheqqrrK9iRBaZcq1fdTBB0omI2dEF8-zVZLLowdYmjZ2tMmC_xmqLr-73wyFikmPzdxcrczu8VN4KE0c5LERCQu41gXUHYWRKysRUd5p4wuVQ/s1600/IMG.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoiBB7ddPvBV_tc0xdWNK-8J3PHmiFYHheqqrrK9iRBaZcq1fdTBB0omI2dEF8-zVZLLowdYmjZ2tMmC_xmqLr-73wyFikmPzdxcrczu8VN4KE0c5LERCQu41gXUHYWRKysRUd5p4wuVQ/s320/IMG.jpg" width="204" /></a></div>
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span id="goog_1087490915"></span><span id="goog_1087490916"></span>Tengo un problema con Harold Bloom (Nueva York,
1930), lo confieso. Por lo general, sus tesis principales son comprensibles: el
don puro del genio; la agonística que
implican las relaciones interpoéticas y que resume bajo el concepto de <i>misreading</i> o dialéctica entre la presión
de la influencia y la libertad creativa que esa misma influencia permite; la
expresión de ese combate en un ejercicio de imaginación que nos conmueve y
encumbra nuestra percepción; el abordaje crítico amparado fundamentalmente en
la estética; etcétera. Pero esta comprensión básica no es suficiente y Harold
Bloom me frustra. Su análisis crítico siempre me ha parecido estar más próximo
a la verdad poética, que carece de argumentación, y echo de menos una logopedia
mínima que tenga en cuenta que hay un lector al otro lado que no es experto en
cabalística ni en gnosticismo. No hay problema, hablemos de cábala, hablemos de
gnosis, apelemos al <i>clinamen </i>y a la
etimología de las cartas paulinas, pero Bloom a menudo no cumple con el rigor
argumentativo, la cohesión y la luminosidad que debería tener un texto
supuestamente divulgativo, por compleja que sea </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">la
materia. El</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">
mismo <i>Canon occidental</i> es un tesoro
de ilusiones perdidas, de conatos ilustrativos que terminan en mera
aseveración. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">La escuela de Wallace Stevens </span></i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">presenta una antología de poesía norteamericana (17
poetas, de Stevens a Li-Young Lee) pespunteada por textos introductorios a
cargo de Bloom (introductorios en el sentido meramente ordinal), concertada y
orquestada por Jeannette L. Clariond, a quien debemos un prólogo brillante. Si tenemos en cuenta que los poemas seleccionados
vienen dados por las introducciones de Bloom (son los ejemplos que él cita,
mayormente), he aquí un modo perfecto para aproximarnos a esa poesía que Bloom
llama <i>emersoniana</i>, orfismo
estadounidense o sublime americano (una lectura paralela de su <i>La religión americana</i> dará sus frutos),
donde sobresale la exaltación del yo como un cosmos en perpetua transición, un
yo <i>daimonizado</i> que dialoga cara a
cara con </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">la naturaleza. La</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;"> propuesta de </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">la
editorial Vaso Roto</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;"> es una lectura jerarquizada de todo un siglo de
poesía a raíz de las obras de Hart Crane (<i>El
puente</i>) y Wallace Stevens (<i>Las
auroras de otoño</i>), a partir de las cuales se desprenderían luego Bishop,
Ashbery o Mark Strand. A pesar del título, luego se desmiente esta organización
y se instaura a Stevens como verdadero gran padre. Un Stevens que, en realidad,
es Emerson. Dice Clariond en su texto: “La escuela de Wallace Stevens se nutre
de Longino en el sentido sublime y de Ralph Waldo Emerson en su mirada a la
naturaleza”. Longino no me parece tan decisivo,
pues Bloom habla de <i>sublime americano</i>,
esto es, <i>emersonismo</i> –que ya lo
subsume–, al que se refiere como verdadera <i>veta
nativa</i> de la poesía norteamericana. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Si hay un lugar donde Bloom se expresa claramente a
propósito de Emerson es en su libro <i>¿Dónde
se encuentra la sabiduría?</i> Ahí encontramos las dos vertientes que, en mi
opinión, recorren esta antología. Por un lado, el anverso poderoso, en palabras de Emerson: que
“reside en el momento de transición de un pasado a un nuevo estado, en cruzar
velozmente un abismo, en lanzarse a por un objetivo”, eso que Bloom llama la
desencarnación/encarnación del poeta órfico, y que tan bien representa el poema
de A. R. Ammons, ‘Ensenada Carsons’. El reverso es esa necesidad de comunidad
que exalta el yo en lo uno: “compartir la naturaleza del mundo”, ese vérselas
cara a cara con la divinidad que trasluce una soledad dolorosa y que ejemplifica un verso de Anne Carson: “Una
forma de postergar la soledad es interponer a Dios”, donde Dios funcionaría como
lugar de integración donde el yo se
exalta. Si bien el criterio de Clariond/Bloom es sólido y funciona la
selección, no así los textos introductorios de Bloom: las fuentes de estos son
dispares (son publicaciones de 1976, 1998 o 2003) y por ello se echa de menos cierta
continuidad en el discurso. Salvando esa consideración y por encima de mis problemas
con Bloom, este es un recibidor de lujo para descubrir una tradición poética
arrolladora. </span><br />
<br />
<br />
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;">Texto publicado originalmente en <i>Quimera</i>, número 337. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; line-height: 150%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt;">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6844644811448783199.post-52651285655755970192011-11-24T07:14:00.001-08:002011-12-13T10:49:39.649-08:00A SHADOW COUNTRY, A WHITE CASTLEPeter Matthiessen. <i>País de sombras</i>. Seix Barral. 2010. Traducción de Javier Calvo.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjbwPfxZs-TkdGW-B-h9fdQSRSEiBFV47ZeJR7Af8KpZNSU8nL3pqDUNwakjSyYd1njbR8PyP75uM4VkjhJIYDZZEw8HsZb1kMCxiB4yT9NhyphenhyphenfofHM9enPdSjujWAlk-x_14p37X8ryUo/s1600/pais+de+sombrasportada.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjbwPfxZs-TkdGW-B-h9fdQSRSEiBFV47ZeJR7Af8KpZNSU8nL3pqDUNwakjSyYd1njbR8PyP75uM4VkjhJIYDZZEw8HsZb1kMCxiB4yT9NhyphenhyphenfofHM9enPdSjujWAlk-x_14p37X8ryUo/s320/pais+de+sombrasportada.jpg" width="186" /></a>A finales del XIX, el novelista estadounidense
John William DeForest plantea en su ensayo <i>The
Nation</i> la posibilidad de una <i>Great
American Novel</i>, una narración que daría cuenta de las “formas y emociones
cotidianas de la existencia Americana”. En invierno del 2000, <i>The Paris Review</i> publica una entrevista
larga con el novelista Peter Matthiessen (Nueva York, 1927): “Quizá todos
estemos escribiendo la Gran Novela Americana, cada uno a su manera”. Esta aseveración
de Matthiessen probablemente sea una gran respuesta: con rigor, el proyecto
americano es absurdo si tenemos en cuenta que las formas de existencia
americana son cambiantes, como todo. Por eso, quizá lo más parecido a la
captura del alma americana sea su literatura al completo y en marcha. También
podemos pensar que la Gran Novela Americana es sólo una promesa para mantener
vivo el deseo comercial, la hamburguesa de la cadena White Castle que Harold y
Kumar ven anunciada en el televisor de su casa una tarde de colocón en <i>Dos colgaos muy fumaos</i> (2004). Para DeForest,
este proyecto narrativo sería posible pronto, y pertenecería a los “Newcomes”,
a los “Miserables”, a los (re)fundadores. En su película, Harold y Kumar, un
hindú y un coreano, emprenden un viaje repleto de peripecias hasta Brunswick,
Nueva Jersey, para comer una hamburguesa en el restaurante de comida rápida más
antiguo de América. Quizá esa promesa −acometible o no, se cumpla o no− es
parte del imaginario colectivo americano; la persecución de una idea, de un
deseo o de una imposibilidad. <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlvnkD6T60w-69p6UJp1f5KrLZ2feRm5nG51h0_2ZQN0JOYwRa6Z__DAuwxomyI2cFn85lbfhgWrjLyU-z8hPcyzjrN-pJXGL0avxO3kkfNvwhcAzl8Ho5GdZVE8A5GmRp1HnthsbefB4/s1600/harold_and_kumar_go_to_white_castle.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlvnkD6T60w-69p6UJp1f5KrLZ2feRm5nG51h0_2ZQN0JOYwRa6Z__DAuwxomyI2cFn85lbfhgWrjLyU-z8hPcyzjrN-pJXGL0avxO3kkfNvwhcAzl8Ho5GdZVE8A5GmRp1HnthsbefB4/s320/harold_and_kumar_go_to_white_castle.jpg" width="203" /></a>Una buena
expresión de esta persecución sería la narrativa mítica, por su buena disposición
para lo sublime. Como en <i>Moby Dick</i>,
la hamburguesa del White Castle es una promesa que se manifiesta al final.
Porque lo que construye <i>Moby Dick</i> (la
obra y la figuración animal) es todo lo que se dice sobre la propia ballena, lo
que sucede durante su búsqueda, los sueños que concentra o los temores que
invoca. El mito, ya sea una ballena blanca o una hamburguesa barata, es la
construcción que suplanta al suceso mondo y lirondo. Si es que existe el
suceso. El mito somos nosotros contando el mundo. La cosa y sus ficciones. A
todo esto, se ha publicado en España este último año <i>País de sombras</i>. Como ya se ha dicho en otras reseñas, el último
libro de Peter Matthiessen es una relectura del mito del hombre americano
seminal, el pionero, el que descubre y
destruye en un mismo movimiento. Peter Matthiessen ha escrito, si es que
escribir es exactamente la palabra, la
historia de Edgar J. Watson (1855-19110), “pionero de Florida y forajido de la
frontera americana que cometió múltiples asesinatos y murió a manos de sus
vecinos en un crimen que obsesionó a su hijo”, una historia sobre cómo se
construyen las historias. <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlvnkD6T60w-69p6UJp1f5KrLZ2feRm5nG51h0_2ZQN0JOYwRa6Z__DAuwxomyI2cFn85lbfhgWrjLyU-z8hPcyzjrN-pJXGL0avxO3kkfNvwhcAzl8Ho5GdZVE8A5GmRp1HnthsbefB4/s1600/harold_and_kumar_go_to_white_castle.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a>Cómo se recitan. <i>País
de sombras</i> comienza con un estribillo endemoniado que cuenta los sucesos
del 24 de octubre de 1910, la fecha del asesinato de Watson. La narración
objetiva o desenfocada de los hechos nucleares se cuenta en seguida, en una
zona desértica o paratextual, el prólogo. Matthiessen entrega la intriga al lector a las primeras de cambio para
trasladarlo inmediatamente al terreno de lo puramente diegético. No es cuestión
de narrar nada en sí, sino la historia de una reelaboración, el proceso de
conversión de una vida real a palabras y más palabras, hasta la fantasmagoría.
¿Qué sucedió? ¿Cómo murió? ¿Quién contó bien su historia? Partícipes del
recital, sólo podemos remitirnos al texto de la contraportada y parafrasear ese
motivo primero: la hamburguesa, la ballena, que Edgar J. Watson fue un pionero
de Florida, forajido, asesino, muerto a manos de sus vecinos. Esta enunciación,
la única posible y supuestamente la más real (no cuestiona ni matiza nada) ya es
casi mítica, fosilizada, piedra sinóptica. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMfQkXT85iOS-Gl3dMaW010swsp3tRd3_BvIDHK4AYHZFSkpjqT2g03KCuO2WFkAqTmJ_2RqfwXKBNoosxmo5geQAENzxeroM4IHmbXtqFMYnar0X7cnp1WT4ws1GwdUP2Am_UZVds3rs/s1600/moby-dick.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="197" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMfQkXT85iOS-Gl3dMaW010swsp3tRd3_BvIDHK4AYHZFSkpjqT2g03KCuO2WFkAqTmJ_2RqfwXKBNoosxmo5geQAENzxeroM4IHmbXtqFMYnar0X7cnp1WT4ws1GwdUP2Am_UZVds3rs/s200/moby-dick.jpeg" width="200" /></a>No es el propio tema, qué sea, sino su
aventura quien lo definirá. Esto en <i>País
de sombras</i> supone ciertas formas de escritura y de lectura: una extensión (<i>País de sombras</i> supera las mil páginas,
sin contar el manuscrito…), una unidad indivisible y en tensión, y la paciencia
para esperar el texto y entrar en él.
“Mi interés no está puesto en el final del libro sino en el sentimiento
de ese final, en la destilación de todas las imaginaciones e intuiciones que lo
preceden”. Apelando a la obra de Melville, dirá también: “Todos hemos escuchado
quejas sobre <i>Moby Dick</i>, toda esa
información ‘aburrida e innecesaria’ sobre las ballenas. Pero sin embarcarnos
en todo ese duro viaje, con todos sus detalles −el alquitranado olor de las
cuerdas de cáñamo, la herrumbre de los arpones, el crujido de los mástiles y el
sacudir de las velas, el viento del océano; cada momento en el que la
tripulación recuerda los peligros del mar, en el que aprieta el temor acumulado
por la ballena−, sin conocer eso, ¿en qué disposición estaríamos para reunirnos
con los tripulantes en los pasajes finales del libro?” La relectura de Matthiessen
no solamente atañe a cuestiones de perspectiva narrativa o veracidad
argumental, sino que es una lección de las virtudes del realismo en la
construcción de lo atmosférico, o del
manejo del ritmo para propiciar un tiempo interno (el que ha de sentir el lector,
no el del reloj externo) que “prepare al lector, educándolo sin cesar para lo
que está por venir”.Por ello me parece un tanto absurda la polémica mediática
que se generó con la nominación (y posterior concesión) del National Book Award
de 2008 (The New York Times, 12-11-2008: <i>Are
3 Novels, Revised as One, a New Book?</i>), sobre si se trataba de una
recopilación de tres obras o de <i>otra</i>
cosa nueva. Si bien es cierto que <i>País de
sombras</i> ya se había publicado en tres volúmenes a lo largo de los 90, el
propio autor asegura que su historia siempre fue una historia unitaria, con
décadas de existencia en la mente de su creador, fragmentada finalmente en tres
libros por cuestiones editoriales. La repatriación de sus contenidos al monovolumen
permite la recuperación de los efectos genuinos de la obra, absolutamente
premiables. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_0hyTr3Y8dzeZQ4wAuG5iujDaRshx_BFX6phlvhQOz4__si_ag3R-XSlChseLnTnRQZWZbQzgAvZGnycbhTC-C4QKs-UL4M-2y7fCYutOgD8ubISW5mUHhtyao7OSZt1BUrmhsEWZNwc/s1600/peter-matthiessen-with-leopard-for-web1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_0hyTr3Y8dzeZQ4wAuG5iujDaRshx_BFX6phlvhQOz4__si_ag3R-XSlChseLnTnRQZWZbQzgAvZGnycbhTC-C4QKs-UL4M-2y7fCYutOgD8ubISW5mUHhtyao7OSZt1BUrmhsEWZNwc/s200/peter-matthiessen-with-leopard-for-web1.jpg" width="130" /></a>Porque<i> País de sombras</i>, salvo por la ramificación de algunos pasajes en
la segunda parte, es mayúsculo en todos los sentidos: por su capacidad de
convocar un mundo poderosamente “real” (ese sentido de lo real que tienen las
buenas novelas, que logra que todo suene inevitable) cosido a mano con una
prosa súper precisa, rayana en lo poético, sin que por ello nos moleste
ampulosidad alguna; porque sin someterse a exigencias simbólicas que menoscaben
el relato, por lo bajini, construye toda una alegoría nacional; y porque es
toda un reflexión sobre la conversión de la realidad en lenguaje mítico. Los
modelos narrativos de la entrevista collage (parte uno: País de sombras) se
mezclan con la investigación detectivesca y filosófica (parte dos: Río Lost
Man), la confesión autobiográfica (parte tres: Hueso a hueso) o el mismo
ejercicio de la omnisciencia que supone la novelización de las tres partes; y propician,
todas a la vez, la destrucción y la supervivencia de la historia.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEide7o33vOxWZ49i-SrvSiPFq8AAjsUWWVSKSacI0tvlbJJ6R9Ul3YqRMhConHw_8aLNowlSLeu-MuDaMrYaWa-Nb7ubU6JOKaghJ8aWB1yioUkdpOQiDObSQmPWrYPmZKqPAwZPXyIeLE/s1600/BadlandsCover.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEide7o33vOxWZ49i-SrvSiPFq8AAjsUWWVSKSacI0tvlbJJ6R9Ul3YqRMhConHw_8aLNowlSLeu-MuDaMrYaWa-Nb7ubU6JOKaghJ8aWB1yioUkdpOQiDObSQmPWrYPmZKqPAwZPXyIeLE/s200/BadlandsCover.jpg" width="141" /></a>El individualismo rabioso del hombre
americano, de quien se hace a sí mismo, expresado en la figura de Edgar J.
Watson, es el de la expulsión del paraíso, el de la libertad peligrosa y bella,
que no tiene límites. La vida norteamericana como un salir afuera (de lo
social) y encontrarse bajo la inmensidad del horizonte, libre y desamparado. La
vida de Edgar J. Watson como desajuste de escala entre el hombre y sus deseos
expansivos. Ahí Matthiessen sigue la tradición neosublime de las figuras y
paisajes fílmicos de Terrence Malick (con quien comparte estética ecológica) o
del elogio de lo catastrófico de Walter de Maria. El movimiento del mito: la
salida del lenguaje al afuera, a la narración, que pone en peligro la verdad
narrativa para introducirla en el círculo vicioso/virtuoso de la recreación.
Cuando Edgar J. Watson ponga el primer pie fuera de Carolina del Sur estará
dando lugar a su historia, pero la narración de esa misma historia la destruirá
por completo en el momento en el que los hechos se pongan en comunicación,
arrasados por la extensión desproporcionada del paisaje, aniquilados por el
sinfín de voces que contarán su vida para forjar la leyenda. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikbr4kjgBrv48b1fueFlsncRR2QBqLk_8eDFdpVYEkFZrue6p40qRk_EfUAX5cjirWAK2Jb27X-5TPrHYDJMfo57QT7EwD2RptS7FteKTPY8Fa4b4Nei_TkGHZ4QdyobzCpWmN5VPIpcs/s1600/Walterdemaria1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="129" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikbr4kjgBrv48b1fueFlsncRR2QBqLk_8eDFdpVYEkFZrue6p40qRk_EfUAX5cjirWAK2Jb27X-5TPrHYDJMfo57QT7EwD2RptS7FteKTPY8Fa4b4Nei_TkGHZ4QdyobzCpWmN5VPIpcs/s200/Walterdemaria1.jpg" width="200" /></a></div>
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La escena liminar del libro, la muerte
de Edgar J. Watson, principio y final del mito, parece recomponer la estampa
romántica típica: precipitándose hacia su propio final en la bahía de
Chokoloskee, contemplamos una diminuta figura erguida sobre una lancha,
envuelta por las asíntotas del mar del cielo y de las malas lenguas, que se han
unido apenas unas horas antes en el terrible huracán que arrasará toda la costa
de los Everglades.<i> </i>Pasada la
tormenta, sólo quedará canción.<br />
<br />
<br />
Artículo publicado originalmente en Revista de Letras: http://www.revistadeletras.net/pais-de-sombras-de-peter-matthiessen/</div>
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>Unai Velascohttp://www.blogger.com/profile/12414446608326839424noreply@blogger.com0