“Y ahora, un poco de malditismo impostado”. Con estas palabras, Riot Über Alles (seudónimo de Óscar Valero: Barcelona,
1979) precedía la lectura de uno de sus poemas durante la presentación de su
cuarto poemario. Esa frase, pura broma tal vez, es en realidad clave para una
valoración poética de Riot. Hay dos o tres cosas urgentes por decir con
respecto a un autor que comparte los versos con la ilustración y el diseño como
resident evil de la galería Eat Meat,
en el barrio barcelonés de Gràcia. Primero y muy rápidamente: me parece que
Óscar Valero es un poeta por reivindicar, injustamente desatendido, de repente
un valor al alza si tenemos en cuenta el tipo de avenencia que su poesía establece
con nuestro time crisis. Riot, junto
a Rai Escalé, Eva Alonso y otros más, formaría parte de ese conjunto de
artistas visuales ligados a Eat Meat que tiene entre sus valores estéticos una
reinterpretación del cuerpo como lugar de corrupción creativa, enfermedad
palimpséstica, una familia de matones que le haría bullying al bueno de Apolo y
que compartiría sótano con la casa de los 1000 cadáveres de Rob Zombie o paleta
de acuarelas con Marilyn Manson (busquen en google los waterpaintings de Brian Warner y vean).
Segundo. En apenas media década Riot ha
creado unas señas de identidad propias: ese
humor de palabra alzada mediante la cursiva, con una noción muy particular
(irónica) del ritmo que combina la supuesta grandilocuencia del tecnicismo o la
abstracción con sintagmas muy cortos, una estructura bipartita (poesía y prosa
a pachas) y, sobre todo, reivindicando y reescribiendo una temática de muy
difícil manejo: la parte oscura del ser humano, su parte “maldita”, haciendo
que la palabra ande (¿todavía era posible?) por territorio ominoso, vendados los ojos, la motosierra de leatherface
repasando la maleza. Explica Germán Labrador Méndez en Letras arrebatadas: poesía y química en la transición española que
la marginalidad poética, el desencanto, el dark side que manifiestan algunos
poetas entre 1970 y 1986 sería una forma de réplica sociopolítica. Y yo me
pregunto: ¿es posible todavía expresar el horror que es vivir? ¿Qué tendrá que
ver eso con nuestro momento histórico? Pues sí, amigos, se trata de un problema
de recepción, de momento estético.
¿Cabe el dolor tras décadas de bienestar
económico, de Fondos de Cohesión y subvenciones al sector de los frutos secos? Pues
sí, nos dirá Riot (citando hoy a
Schopenhauer tan pichi, o escribiendo que “A veces, el monumental gesto de
vivir / me recuerda a un bocadillo de sopa”). Su aseveración resulta creíble hoy, cuando lo que se lleva es el gesto
desafectado de Los Punsetes o la burla del tortuoso a lo Triángulo de Amor
Bizarro (“si insistes si insistes mejor te cortas / las venas después yo lo
limpio”). Riot resiste ahí con un par de volantazos, adelantando por la cuneta.
Lo que antes era Pesadilla en Elm Street,
él lo vuelve episodio de segundo grado, Casa árbol del terror de Los Simpson. Donde otros cargaban
las tintas, porque era el momento, Riot apuesta por el aspaviento, el personaje
histriónico, el delirio o el esteticismo (un Alexandre Aja de la poesía de terror), optando por la sobreinterpretación
antes que por el desgarrón sincero. Riot se ha instalado en la granja de Ed
Gein y versiona motivos como el de la carroña de Baudelaire (véase ‘00:14
Preludio’ en el fantástico Hierro lamido),
resituándola en un contexto postindustrial dominado por el metal y el consumo
de carne envasada.

Pero Mussolina no es un paso más en su trayectoria: introduce cambios.
La facción poética del libro está trabajada de un modo distinto, más límpido
quizá, menos grave (son admirables poemas como ‘Aquí es donde lo dejé’,
‘Obsequios’ o ‘Intra’), y la sección en prosa ha substituido el relato por el
uso de cierto collage narrativo y (muy
cercano a la pintura Eat Meat y sus juegos con el lenguaje publicitario) y
desarrollando un humor cada vez más absurdo, que lo emparenta vagamente con
colegas como Manuel Vilas y Mercedes Cebrián y, sobre todo, nos hace pensar en
los horóscopos que escribiera Vázquez Montalbán en su Manifiesto subnormal.
Yeah!
ResponderEliminarAbrazo grandote.